Opinión

El obsceno club de los 15 mil dólares por segundo

Si, en un arrebato de compasión (o de vergüenza), los diez hombres más ricos del mundo se juntaran y decidieran donar tan sólo el 1% de lo que ganaron en dos años de pandemia a la Organización Mundial de la Salud (OMS), habría ya suficientes vacunas como para inmunizar a toda la humanidad y acelerar el fin de la crisis pandémica y el desastre económico que arrastra. Y aun así, les sobraría otros ocho mil millones de dólares.

Los cálculos los hizo Oxfam, la ONG especializada en la pobreza y la desigualdad global, y la lista de los integrantes de este dorado G-10 la confeccionó la revista Forbes. En noviembre de 2019, antes de que se detectaron los primeros enfermos de COVID, Elon Musk (Tesla, EU), Jeff Bezos (Amazon, EU), Bernard Arnault (Louis Vuitton, Francia), Bill Gates (Microsoft, EU), Larry Elison (Oracle, EU), Serguei Brin (Google, EU), Mark Zuckerberg (Facebook, EU), Steve Ballmer (inversor, EU) y Warren Buffett (inversor, EU), sumaban una fortuna de 700 mil millones de dólares; en diciembre de 2021, esa suma se dobló y acumulan ya unos 1.5 billones de dólares, superior al PIB de Rusia.

Usando los cálculos que facilitó la directora de Oxfam, la colombiana Gabriela Bucher, si yo ganara lo que ellos en el tiempo en que hago esta columna —dos horas—, me habría embolsado 108 millones de dólares, a razón de 15 mil dólares el segundo.

Pero, no nos hagamos ilusiones. Esa reunión de magnates caritativos no ha tenido ni tendrá lugar. Suficientes contratiempos han tenido ya como para preocuparse encima de ese 99% de la humanidad que se ha empobrecido en estos dos años, muchos con sueldos rebajados, fueron despedidos o fueron obligados a cerrar sus negocios por el confinamiento. ¿Cómo podemos pensar que Musk o Bezos vayan a reflexionar sobre los 160 millones de personas (muchos más que los habitantes de México) que cayeron en la pobreza, si fue más divertido invertir tiempo y dinero en ver quién de los dos se convertía en el primer magnate que se convierte en astronauta por unas horas?

Lo trágico de estos números —10 hombres (ninguna mujer) que doblan su riqueza y 160 millones de nuevos pobres— no es ni siquiera que Bezos se haya gastado millones de dólares en su caprichoso viaje espacial, mientras los conductores de sus camiones de reparto se veían obligados a orinar en botellas de plástico, para cumplir con los tiempos de entrega; lo realmente preocupante es que esta manera obscena de amasar tanto dinero por un puñado de hombres sea legal, gracias a que las leyes fiscales y del comercio mundial están hechas para que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.

La causa de que estos diez hombres hayan doblado su fortuna es circunstancial —sus negocios se beneficiaron en la Bolsa como valores refugio—; el pecado original es mucho más grave y es crónico. Es el que permite, por ejemplo, que Facebook recaude, tan sólo en España, más de 600 millones de euros de publicidad digital, pero sólo pagó al fisco español 850 mil euros, porque los 9 millones restantes se los quedó la Hacienda irlandesa, ya que la legislación europea permite esta competencia fiscal desleal.

Por eso es urgente que salga adelante la iniciativa global del presidente Joe Biden de que se aplique un 15% de impuestos a las multinacionales y que las pague en el país donde obtiene los beneficios, no en los inmorales paraísos fiscales que no debería de existir.

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