Partidos políticos digitales
En este sentido, nuestro país se encuentra en el centro de una profunda mutación genética y cultural. En México hay cerca de 100 millones de usuarios de internet que representan a poco más del 79 por ciento de la población, lo que nos convierte en el segundo país latinoamericano con la mayor cantidad de internautas. Aunque todavía se observan disparidades en el acceso y en las dinámicas de uso de internet, resulta evidente el proceso sostenido de crecimiento de la conectividad entre la población. De acuerdo con el INEGI, los mexicanos pasan en promedio 4.5 horas al día navegando en internet, cifra que aumenta a 5.9 horas si se considera a los jóvenes entre los jóvenes entre 18 y 24 años.
Los estudios sobre la democracia digital están en pleno desarrollo y en continua redefinición. Asumen las diversas tradiciones teóricas sobre la democracia participativa que actualmente asignan a las redes sociales valores diversos en función del rol que desempeñan, de las potencialidades de conexión que inauguran y de las movilizaciones que producen. Esta reflexión politológica parte de la crisis de la democracia liberal, de la constante caída de la participación electoral que se expresa en el abstencionismo y del descenso pronunciado de las militancias partidistas. Todo esto en un marco de creciente insatisfacción social en relación con el funcionamiento de las instituciones democráticas.
Un triangulo virtuoso que restituye el sentido a la ciudadanía democrática en nuestros tiempos se expresa a través de la conjunción entre la democracia participativa caracterizada por un incremento de las oportunidades de intervención de los ciudadanos en los procesos de toma de decisiones; la democracia deliberativa que postula que todos los ciudadanos deben considerarse moral y epistémicamente capacitados para intervenir en el debate público; y finalmente, la democracia digital que representa la nueva expresión de los movimientos globales que utilizan las redes sociales de manera política, no solo como medios de comunicación alternativa sino para transmitir informaciones, agregarse, coordinarse y contrastar la política institucional a nivel nacional y cada vez más en el plano transnacional.
Los partidos digitales pueden representar comunidades virtuales de grupos y personas que comparten intereses y perspectivas, así como patrones de indignación política. Gracias a las tecnologías de la red los ciudadanos pueden compartir recursos e informaciones, organizarse y movilizarse para alcanzar sus objetivos comunes. A través de las prestaciones que ofrece internet las personas pueden constituir nuevas agregaciones sociales, no necesariamente vinculadas con los partidos, pero que actúan políticamente. Gracias a las tecnologías se han desarrollado nuevas formas de activismo capaces de involucrar a multitudes de individuos en cortos lapsos de tiempo.
Los partidos digitales se desarrollarán con la esperanza de lograr, finalmente, poner en movimiento el circuito de la participación ciudadana restableciendo el vínculo entre movilización y poder. Ellos representan lo opuesto de las aplastantes burocracias de los partidos tradicionales. La inminente incorporación de las urnas electrónicas a los procesos electorales hará más ágil la participación. De la misma manera, los partidos digitales facilitarán la agregación y organización de los ciudadanos. Estos partidos digitales serán una respuesta eficaz a la personalización del poder.