Una investigación norteamericana mostró que el descenso de peso en hombres está ligado a la prevención de tumores prostáticos. Los expertos dicen que el 30 por ciento de estos cánceres está relacionado con la obesidad.
Por lo general, la mayoría de las afecciones, cualquiera sea el punto particular del organismo al que van dirigidas, son multicausales. Esto quiere decir que hay diversos agentes que influyen en su aparición y desarrollo.
El cáncer no escapa a esta categorización pues, más allá de la información genética, la suma de factores de riesgo, entre los que se encuentran la el sobrepeso y el estrés, cumple un rol fundamental a la hora de evaluar el avance de esta condición.
De acuerdo con un equipo de investigadores de la Sociedad Americana del Cáncer (ACS según sus siglas en inglés) y el Centro de Próstata de la Universidad Duke, el descenso de peso y la realización de una dieta controlada podrían ayudar a evitar la aparición del cáncer de próstata.
Luego de analizar la situación de 70 mil hombres en el lapso comprendido entre 1982 y 1992, los científicos determinaron que los hombres cuyo peso se redujo cinco kilos o más presentaron menos posibilidades de padecer cáncer de próstata en comparación con sus pares que mantuvieron su peso o engordaron.
Mario Bruno, médico oncólogo, jefe del Servicio de Oncología del Hospital Álvarez de Buenos Aires indicó que “aún no está totalmente claro el papel del aumento o descenso de peso en la incidencia del cáncer de próstata, pues hasta el momento, el factor fundamental es la acción de la hormona masculina – testosterona – sobre el tejido prostático. No obstante, dado que ésta tiene compuestos grasos, uno podría pensar que un obeso tiene más carga hormonal y por lo tanto mayor riesgo. Esta hipótesis está sostenida por la Sociedad Americana del Cáncer que afirma que el 30 por ciento de los tumores de próstata están relacionados con la obesidad aunque continúan investigando en qué medida”.
“Lo destacable es que dado que el cáncer de próstata no se desarrolla de un día para el otro y desde el momento del primer indicio (tumor intraepitelial), hasta la aparición de cuadro en sí, pueden pasar hasta 30 años es fundamental cuidar la dieta para retrasar el inicio de la enfermedad o atenuar su avance”, detalló.
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