Cultura

Fallece Pedro Sánchez Nava, uno de los arqueólogos más destacados de los últimos 50 años

El INAH pierde a un gran investigador y hombre sabio con gran sentido del humor: SCF

luto

El doctor Pedro Sánchez Nava era coordinador Nacional de Arqueología.

El doctor Pedro Sánchez Nava era coordinador Nacional de Arqueología.

INAH

Uno de los arqueólogos más destacados de los últimos 50 años, Pedro Francisco Sánchez Nava falleció el pasado martes a los 71 años de edad. Un apasionado de su labor, la cual definía así: “Para muchos arqueólogos la tarea cotidiana es buscar de qué manera se pueden armonizar dos situaciones: la investigación y conservación del patrimonio arqueológico, y la necesaria marcha y desarrollo del país”.

La ENAH fue su casa desde estudiante: obtuvo la licenciatura, maestría y se doctoró en arqueología, fue docente e investigador hasta lograr una trayectoria de más de 40 años. Desde hace una década se desempeñaba como coordinador Nacional de Arqueología.

Diego Prieto, director general del INAH escribió en su cuenta de Twitter: “Con enorme tristeza recibo la noticia de que acaba de fallecer Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador Nacional de Arqueología”.

Por su parte, José de la Rosa, director del INAH- Tlaxcala escribió: “Con profunda tristeza comparto la noticia del sensible fallecimiento del doctor Pedro Francisco Sánchez Nava. Entrañable amigo, excelente servidor público y gran investigador. Nos hará falta. Descanse en paz”.

Mientras que la Secretaría de Cultura expresó sus condolencias: “Se ha ido a quien todos conocíamos como Pedro Francisco. La familia INAH pierde al arqueólogo Sánchez Nava, gran investigador y comprometido colega. Recordaremos su sentido del humor y sabiduría”.

Su trabajo de décadas en campo y en las aulas buscó dirigir su profesión con la más alta calidad y con el fin de contribuir al estudio del pasado de México y su desarrollo.

En ese sentido, expresaba que la vinculación del arqueólogo con la sociedad es indispensable, “pues de lo contrario nuestra tarea pierde su sentido y se convierte en un quehacer anodino de autosatisfacción individual o gremial […] Para muchos, desarrollamos una actividad exótica en la cual encontramos tesoros, huesos (principalmente de dinosaurios) y exploramos tumbas y pirámides vestidos con pantaloncillos cortos; parte de nuestra tarea debe ser explicar, de forma puntual y clara, nuestro trabajo y sus objetivos”.

VIDA. Su colega y amigo, Luis Alberto López Wario, recordó que el profesor Pedro Francisco Sánchez Nava “pasó su etapa infantil en la afamada colonia Santa Julia y después de ‘coquetear’ durante varios años con los colegios salesianos, se decidió por cursar los estudios profesionales en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, entre 1974 y 1978”.

Obtuvo el título de licenciado en Arqueología con la tesis Atlixco: una unidad de producción en el límite oriental de México-Tenochtitlan; más tarde, en esta misma institución, cursó la maestría en Historia y Etnohistoria, y el doctorado en Antropología Simbólica. Sus temas de interés fueron la arqueología de salvamento, las transformaciones urbanas prehispánicas, el registro arqueológico, los lugares de culto y, de manera señalada, todo aquello que se refiere a la protección y uso social del patrimonio cultural en general, y el arqueológico, en particular.

En sus más de 40 años de labor arqueológica, el también miembro del Sistema Nacional Investigadores, produjo una importante cantidad de textos entre artículos y libros, de los que cabe destacar Molino del Rey. Historia de un monumento, Memoria del Registro Arqueológico en México. Treinta años y, entre los últimos elaborados, en mancuerna con el doctor Ivan Ṡprajc, Orientaciones astronómicas en la arquitectura maya de las Tierras Bajas y Orientaciones astronómicas en la arquitectura de Mesoamérica: occidente y norte.

Sánchez Nava fue miembro del Sistema Nacional Investigadores y cuya producción de artículos y libros es fundamental para la arqueología. Entre sus libros destacan “Molino del Rey. Historia de un monumento”, “Memoria del Registro Arqueológico en México. Treinta años”.