Cultura

La libertad son roles que nos han entregado y condicionado la existencia: Isabel Ibáñez

La periodista habla de su primera novela “Los ojos de mi padre”, una exploración a la fragilidad del hombre. El libro se presenta este 9 de agosto a las 20:00 horas en Tonalá 171, colonia Roma Norte

entrevista

Isabel Ibáñez ganó el Premio de Novela de la Universidad de Arizona.

Isabel Ibáñez ganó el Premio de Novela de la Universidad de Arizona.

La novela “Los ojos de mi padre” es una exploración a esa supuesta libertad que los constructos sociales nos ofrece mediante la historia de un hombre de 59 años, cuyo fin en la vida era trabajar, casarse, subir de nivel social y dejar un patrimonio para su familia, pero la muerte de su hijo lo lleva a replantearse la vida y entiende que nada de esa libertad es veraz, sino roles que nos han entregado y condicionado la existencia, dice la escritora Isabel Ibáñez De La Calle.

Es la primera novela de la periodista mexicana que estudia el doctorado en Literatura y Cultura en español en la Universidad de Texas y ganadora del Premio de Novela de la Universidad de Arizona. Y es también un inicio literario poderoso que muestra cómo el ser humano está atrapado en un aparente sistema de bienestar.

En entrevista vía telefónica desde Austin, Isabel Ibáñez cuenta que con esta primera novela fueron muchas cosas que quiso explorar, llegar a las hendiduras de su personaje central, Hugo, porque es el reflejo de todo lo que pasa en la vida de su familia tras la muerte de su hijo Gerardo en un accidente de tránsito.

Tu novela muestra como la fragilidad humana cambia de repente la existencia y ya nada es igual.

Creo, en un primer momento, la novela parece que trata sobre el duelo, sobre la muerte, pero al avanzar en la lectura, se revela lo que quería explorar, y es esa fragilidad que hace vulnerable al humano y luego tiene que replantear su existencia, algo que va más allá de sólo la tristeza por la muerte de un familiar.

Y esto le pasa a Hugo. No es sólo que él esté destrozado por la muerte de su hijo, es así, no hay duda, pero en ese dolor empieza a darse cuenta, un poco, del castillo de cartas sobre la que construye su vida y eso deprime aún más.

Se siente quebrado desde diferentes ángulos y en su interior vislumbra lo puedo ser y conocer mejor a su hijo, tener otra vida y empleo… y eso atormenta a Hugo.

Es que Hugo vive en un mundo de quimeras, y sólo se da cuenta que la muerte importa hasta que la vive.

Es que para él la muerte es algo que parece que no va a llegar. Se trata de una visión humana, porque a quien le gusta morir. Porque es muy difícil estar pensando en la muerte constantemente, y por otro lado está ese riesgo cultural de vivir como si la muerte no existiera la muerte.

Lo importante es que no debemos caminar cada paso siendo conscientes de que existe la mortalidad, pero tampoco podemos caminar como si las cosas fueran para siempre. Por eso, Hugo recibe un golpe muy fuerte con la muerte de su hijo, que se trasmina a toda la familia. Y en esta situación, a Hugo le surge una obsesión por descubrir las cosas que no sabe de su hijo fallecido.

Lo grave es que pasó mucho tiempo en esa libertad que le dictó el constructo social y se generó el desconocimiento sobre su hijo, que sólo un hecho tan duro como la muerte te revela lo poco que sabías del otro.

Estos constructos en realidad son limitantes que coartan el valor supremo: la libertad.

La falta de libertad en este mundo predeterminado viene de los lugares en que nacemos, o los roles que nos imponen, los mandatos de nuestra supuesta clase social, por lo que actuamos conforme estos constructos externos que son en realidad las limitantes de la libertad. Porque hay un hecho: el sistema genera roles para todos.

En este sentido, quería explorar esta supuesta libertad que tiene un hombre como Hugo, exitoso profesional en la abogacía y con un buen estatus económico, pero con la muerte de su hijo se da cuenta que está atorado en las convenciones sociales y entonces su salida es una búsqueda de libertad.

La novela.

La novela.