La ópera prima de Jorge Cuchí, 50 (o dos ballenas se encuentran en la playa) debutó en la Semana Internacional de la Crítica de Venecia de hace dos años, además se presentó en el marco del pasado Festival Internacional de Cine de Morelia, donde obtuvo el Ojo a Mejor Largometraje de Ficción, junto con otros reconocimientos a sus protagonistas José Antonio Toledano y Karla Coronado que ganaron los galardones por Mejor Actor y Mejor Actriz, respectivamente.

Después de su paso exitoso en diversos certámenes y de ser aplaudida por la crítica nacional e internacional, la película llegó por fin a salas comerciales mexicanas este 8 de septiembre, logrando además cuatro nominaciones a los Premios Ariel incluyendo Mejor Guion Original y Mejor Ópera Prima. En Crónica Escenario tuvimos el gusto de charlar con el realizador y los protagonistas acerca de la realización de este destacado proyecto.

Cuchí, que se estrena así en la dirección, recuerda que decidió escribir el guion cuando hace tres años se topó en la prensa con La ballena azul, un juego de rol por internet de origen incierto que induce supuestamente a los jóvenes al suicidio. Su historia es la de Félix (José Antonio Toledano), un muchacho de 17 años lleno de traumas que se adentra en este siniestro ritual y decide cumplir los cincuenta desafíos que un desconocido le propone por internet hasta llegar al último, el suicidio. 

Y en este tenebroso contexto conoce a Elisa (Karla Coronado), con quien irá cumpliendo las pruebas decididos ambos a llegar al final. Son jóvenes rotos, marcados por las decepciones de sus cortas vidas y que se encuentran en este juego de muerte para conocer el amor, lo que les planteará cierto conflicto.

Toda historia tiene un principio y en el caso de este largometraje, Jorge Cuchí nos explicó cómo llegó a concebir este relato tan bello como doloroso. “Tuve mucho tiempo de ser publicista, pero decidí que ya no tenía mayor interés para mí, y me aventuré a la idea de que podía hacer más escribiendo un guion, una historia más grande”, comenzó.

“Viendo un día las noticias, hablaban sobre un reportaje acerca de un juego suicida de la ballena azul que son cincuenta retos, 50 días, siendo el último el llegar a suicidarse y que esto se llevaba a cabo de una manera muy particular pues se lanzaban invitaciones a adolescentes a ver si entraban al mismo para comenzar a participar en esos retos. Es ahí que me llamó la atención esta dinámica tan particular, pero sobre todo la alarma que se arma con los padres para tener cuidado con el internet acerca de lo que ven sus hijos. Ahí me parecía que había algo muy interesante que contar”, dijo.

Una de esas vertientes justamente es la que nos da base a este relato, la de un encuentro entre dos desconocidos que se enfrentan a esta riesgosa dinámica. “Era muy interesante pensar en cómo era tener una cita con otra ballena azul, por eso a partir de ahí surge una hipótesis en mí de que es una excelente oportunidad de que un administrador conozca a un jugador. Es desde esa concepción que decidí construir este relato de dos personajes que conectan y se dan cuenta de que quieren seguir juntos haciendo todos los retos y llegar al final”, comentó.

“Al escribir el guion me encantó toda la idea y decidí dar el siguiente paso sobre dirigirlo ya que consideraba que si lo hacía alguien más podría no ser lo que en mi mente estaba viendo. De ahí, convenimos a la casa productora, que afortunadamente me dio todos los recursos para acompañarme en este camino y después, en el camino, me topé con Karla y José Antonio”, afirmó el realizador.

Ahondando más en el tema de los retos (o challenges) en la historia y cómo éstos poco a poco van adquiriendo una mayor importancia con las redes sociales de por medio, pareciera que son un asunto que a veces puede ser inofensivo, pero puede escalar a lo peligroso. Al respecto, Karla Coronado opinó: “Es un tema bastante contemporáneo, justo podemos pasar del ‘tortilla challenge’ a otro que es caminar por el borde de la azotea que pasó hace muchos años y que hubo muchas personas que se cayeron y perdieron la vida por realizar este reto y tener una selfie”, destacó.

“Es todo un dilema, pero creo que claramente estamos en un momento histórico donde el internet ha permeado mucho la vida y las aspiraciones de crecer como micro influencer o influencer, que buscan vivir de este tipo de cosas y van generando una necesidad de crear nuestra identidad a través de los likes y la aceptación externa. Es curioso porque dentro de este mundo de redes sociales se mueve la cinta, ya que su tema principal y la importancia del mismo justo se basó en algo que se propagase por Internet, que es un lugar híper polarizado, donde todos estamos de un lado o de otro y que nos rodea de algoritmos con esta interacción en el ciberespacio”, continuó.

“Al final, lo que sucede es que conectas con personas que hablan tu mismo idioma, que piensan igual que tu y retroalimentan lo que ya de un principio traes contigo y si eres una persona que está pasando por una etapa depresiva o algún trastorno psicológico o muy complejo, lo único que puedes atraer a tu vida a través de estos métodos es más de lo mismo que tienes. Es por eso que hay que poner el ojo en lo que nuestros adolescentes están metidos en la red y fomentarles un criterio para darles las herramientas para que puedan ellos saber las diferencias entre realidad y virtualidad y no ponerse en riesgo”, complementó.

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Por su parte, José Antonio Toledano añadió su punto de vista donde destaca la doble cara que tienen las redes sociales y el Internet. “Justamente la red solo es una ventana para amplificar, potenciar y reafirmar lo que sea que pienses, pueden ser las cosas más conscientes, más fundamentadas o las más absurdas, dependiendo de cada uno. Si de repente eres una persona que piensa las cosas más ridículas, como que la Tierra es plana, lo que hace esta red es encontrar millones de personas que comparten la idea contigo y reafirma esta ideología”, expresó.

“Es curioso porque eso pasa con cualquier tendencia o sentimiento, si uno no se siente valorado, lo suficiente acompañado, no apoyado, vas a encontrar muchísima gente que siente y piensa como tú, pero no todos van a querer apoyarte. Incluso algunos pueden incitarte a cualquier cosa dañina porque a esa edad somos muy manipulables, y mucho de ello en el período adolescente depende en demasía de su sentido de pertenencia pues estás atravesando esa etapa en la que uno busca tener una identidad y de repente, si encuentras que tu voz tiene más valor y ahí es donde uno le entra y participa a este tipo de juegos como el de la película”, declaró.

Su primera presentación ante el público mexicano fue en el FICM del año pasado, teniendo una respuesta muy positiva por parte de crítica y audiencia por igual. Ahora, consigue este estreno comercial, lo que le da la oportunidad de poder el dedo en la llaga en un tema que ha cobrado tanta relevancia como lo es el suicidio, buscando crear conciencia ante ello en los jóvenes de ahora.

“Las nuevas generaciones están muy abiertas al diálogo y abren debates interesantes. Aunque de repente hay partes negativas como todo esto, también hay muchas muy relevantes que, si cambiamos la forma de pensar, se vería reflejado en muchas causas, muchos movimientos que han sido acelerados por las redes sociales o que la gente pudiera conocer problemas de otros lugares”, mencionó Jorge Cuchi.

“De esta manera y de pronto ya nos preocupa que una mujer en África la maltraten, y nos hace opinar de ello. Hace poco estuvimos con el Instituto Hispanoamericano de Suicidología, con el Dr. Alejandro Águila Tejeda y Asociados y ellos aplaudieron la película. Estaban muy contentos de que hayamos quitado el tabú al tema, también generaciones anteriores están aprendiendo de ello, les hace falta que le sabrán los ojos y que cuando les llegue esta información como de la ballena azul no satanicen el internet y las redes sociales”, agregó

“Definitivamente creo que es necesario que más personas volteen a ver cómo llega esa información a sus hijos, que uno se responsabilice de las cosas que hace. En este contexto del tema de la película, no fue que un juego llevara al suicidio directamente a todos esos chicos, sino fue un tema que ellos ya habían planeado y solo encontraron otra forma de realizarlo, uno más interesante que otro. Pero la decisión ya había sido tomada por otros factores, desde un abuso hasta por un rechazo de otra persona, mil factores externos que nos llevan hacia allá”, manifestó Jorge Cuchí.

Y es aquí donde entra el gran interés de esta ópera prima, la capacidad y el poder visibilizar este problema del suicidio y ofrecer una reflexión acerca de su visibilidad en las redes sociales, buscando hacer esa conciencia en el tópico de la salud mental y que así se evite caer en estas prácticas. “Solamente hay una herramienta que es la más potente para blindar a los adolescentes y personas que pueden tener esas inseguridades que los desbalanceen y obliguen a encontrar nuevas maneras de autolesión o ser personas que no son y justo reside en hacer una autocritica sobre quienes somos”, dijo el actor.

“Existen además varios valores que es importante inculcar desde niños, pero justo con las redes sociales estamos todo el tiempo a la defensiva sobre las críticas, especialmente las constructivas, le damos más peso a las destructivas. Desde pequeños tendríamos que inculcarles la seguridad en los hijos para que cuando tengan acceso al internet no haya necesidad de estar restringiendo todo, sino que lo manejen de una manera más productiva y exploten las herramientas de la red y detecten los peligros a los que se exponen y lo afronten con la mayor responsabilidad”, aseveró el actor protagonista.

Finalmente, Karla añadió: “Desde mi postura como artista es crear ficciones que se sientan realistas pero lo importante es fomentar la diferencia entre la realidad y la ficción y es que justo con las redes sociales lo que pasa es que no filtramos esta información. A veces pareciera que todo está revuelto y hace que entremos a un juego mental que nos haga sentir en un mundo alterno. Pero la verdad es que, como creadora, guionista y actriz, reconozco que estamos en esa delgada línea en que jugamos con el espectador para hacerlo entrar en la ficción creyendo que es una realidad”, concluyó.

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