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Adiós a Manuel Ojeda amante del cine mexicano y villano memorable de la TV: “Si volviera a nacer, volvería a ser actor”

La Asociación Nacional de Actores dio a conocer la muerte del reconocido actor de televisión y uno de los grandes talentos del cine mexicano con 291 créditos, entre las que destacan ‘El apando’, ‘Las Poquianchis’ y ‘Canoa’

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El actor Manuel Ojeda posa con su premio Ariel.

El actor Manuel Ojeda posa con su premio Ariel.

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Esta mañana la Asociación Nacional de Actores confirmó el deceso del primer actor Manuel Ojeda a los 81 años de edad; aunque se desconoce la causa de su fallecimiento se sabe que en febrero de este año Las Estrellas revelaron que tenía un problema en la rodilla: “La Asociación Nacional de Actores lamenta profundamente el fallecimiento de nuestro Compañero Manuel Salvador Ojeda ‘Manuel Ojeda’, miembro de nuestro sindicato. Nuestras condolencias a sus familiares, amigos y compañeros. Descanse en Paz”, se publicó la noticia.

LOS INICIOS DE SU VIDA

El actor nació en La Paz, Baja California, bajo el nombre de Manuel Salvador Ojeda: “Nací en un barrio que ahora ni sé cómo se llama, en la calle Madero. Mi vida ahí fue muy feliz, ahí hice toda mi primaria, mi secundaria, vivían mis padres en ese tiempo, todo fue muy tranquilo; desde muy joven tuve que trabajar porque no podía sostener mis estudios de secundaria y eso”, dijo en una añeja entrevista en la que habló de su ciudad natal.

“La recuerdo muy diferente, yo he ido algunas ocasiones últimamente, es muy diferente. Todo mundo se conocía, todo mundo sabía quién era quién, hablaban de un apellido y todo mundo sabía de qué lugar o hasta qué edad vivió esa familia. Ahora, yo veo que ya hay muchísima gente, como en todas partes de la república, muchísima gente de fuera, y ya no es aquella ciudad en donde todos se saludaban y se conocían”, contó.

Creció en la hacienda de sus abuelos con su hermano mayor, también ya fallecido: “En realidad tengo muchísimos hermanos. Mi padre –que se separó de su madre cuando él era adolescente– era muy mujeriego y, hace tan solo unos años, descubrí que tengo veintitrés. Y seguramente haya más por ahí”, dijo el actor en una entrevista con la revista española Diez Minutos publicada en junio del 2016 en la que también asegura haber tenido una infancia feliz “pese a las circunstancias”.

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En 1980 ganó un Premio Ariel a Mejor Actor por El infierno de todos tan temido, si bien fue nominado en seis ocasiones más.

Su inquietud artística fue una de sus vías de escape: “Cuando era niño me apasionaba el cine, pero no pensé que podría ser actor, era muy tímido. Con 15 años me apunté al teatro en el colegio y ahí empezó todo”.

“Había un grupo de teatro en mi tierra, no hallaba cómo entrar, hasta que me animé a pedir una oportunidad y me la dieron; fue entonces que me paré en un escenario y entonces supe y reafirmé que a esto me quería dedicar”, añadió en otra entrevista dada a El Siglo de Torreón.

EL GRAN SALTO DE SU VIDA

En 1969 se marchó al Distrito Federal (hoy Ciudad de México), donde se matriculó en Actuación en el Instituto de Bellas Artes: “Me fui a Ciudad de México a estudiar preparatoria. Al mismo tiempo que estaba en Bellas Artes estudié Contabilidad y un año de Derecho, pero fue un fracaso. Para mantenerme trabajaba de auxiliar administrativo y fui jefe de personal (...) Hasta que vine a México a estudiar me di cuenta de que ser actor era una profesión en la que hay que estar preparado y hay que tener una disciplina, es una carrera muy absorbente pero, en verdad les digo que si volviera a nacer, volvería a ser actor”, dijo.

Por suerte, pronto llegó su primer papel. Fue en 1974 y de manera fortuita: “Alfonso Arnau me llamó para trabajar en la película Calzonzín Inspector, donde hacía de doble del protagonista. Fue una experiencia fabulosa”, dijo. Después llegaron otras películas como Canoa, El apando y La leyenda de Rodrigo, entre otras.

De esos tiempos el actor dijo que tiene un gran agradecimiento hacia el cineasta Felipe Cazals, que fue quien le ayudó a ingresar de manera formal en el cine mexicano: “Mi debut no fue precisamente con Felipe, ya había hecho algunas películas, sin embargo, él me contrató para Canoa, luego para El apando y enseguida para Las poquianchis; tres películas que marcaron su carrera y me impulsaron. Sin duda, puedo decir que Cazals ha sido como mi papá cinematográfico”, enfatizó en otra entrevista.

“Me han tocado varias generaciones de directores en el cine, pero a mediados de los 70 llegó un cine más crítico como el de Cazals, de quien aprendí la rigidez, la disciplina, la pasión por lo que haces; él tiene una educación militar y te obliga a comprometerte con los proyectos, estar con él es como convertirte en una pieza de ajedrez, si yo fallo no se puede realizar el juego; es muy cuidadoso, hace ensayos antes de filmar la película”, añadió en otro momento de su vida.

Su incursión al cine se dio en los años 70, en una época crucial.

Su incursión al cine se dio en los años 70, en una época crucial.

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Además de Cazals, recordaba con gran afecto a Jaime Humberto Hermosillo: “Con Jaime fue algo muy agradable también, porque estuve en varias de sus películas, recuerdo La pasión de Berenice, donde compartí pantalla con Pedro Armendáriz Jr., a quien le tengo un entrañable cariño; también Matinée, al lado de Héctor Bonilla; Naufragio, Amor libre, Las apariencias engañan, El corazón de la noche y muchas otras”, añadió sobre el realizador de La tarea.

Dentro del cine filmó alrededor de 291 películas: “Para mí el cine es mi pasión, aunque me gustan las otras ramas, en el cine me siento como pez en el agua. Mis inicios son en el teatro, pero realmente el cine me llevó a conquistar al público de manera impresionante. Me tocó una época en la que se producía un montón de películas que nos daban oportunidad para crecer”, expresó.

EL OTRO SALTO PERO A HOLLYWOOD

Uno de los momentos más importantes de su carrera fue cuando dio el salto a Hollywood, donde trabajó junto a estrellas como Ryan O’Neal y Omar Sharif, en El robo de las esmeraldas (1981), y Michael Douglas y Danny DeVito, en Dos bribones tras la esmeralda perdida, en 1984: “Douglas me dijo que era un gran actor e, incluso, me invitó a pasar dos años en Estados Unidos. Me ayudó mucho a crecer profesionalmente”.

“Yo había hecho una antes, se hizo toda en México, una película que se llamó El robo de las esmeraldas (Green Ice), con Omar Sharif y Ryan O’Neal, era cuando yo todavía estaba en la escuela de teatro, y, me escogieron para un personaje; y, cuando se iba a hacer esta película de Dos bribones tras la esmeralda perdida, que en inglés se llama Romancing the Stone, la productora de Michael Douglas encontró en los archivos unas fotos mías de esa película que había hecho antes; entonces, ellos pensaron que yo era un actor puertorriqueño, y cuando vinieron a filmar a México, yo tenía una representante y fueron a pedir un actor que tuviera esa fisionomía, porque era un actor puertorriqueño que ellos no sabían cómo conseguir, y era mi foto; entonces, mi representante le dijo, ‘no, él es mexicano, es de acá y yo lo represento’”, recordó el actor.

Ojeda confesó que al enterarse que le habían ofrecido el papel prefirió esconderse porque no hablaba inglés “Me escondí de una manera que no tienes idea y me mandaban telegramas y telefonazos de Claudia: ‘Manuel, es que estás ante la oportunidad de tu vida, es un estelar en el cine norteamericano, dirigido con un gran director y ante un actor popular’, ‘Me vale, no sé inglés, yo no voy a hacer eso, no puedo’. Total, que me convencen y voy”.

Manuel Ojeda pudo hacer carrera en Hollywood pero prefirió México.

Manuel Ojeda pudo hacer carrera en Hollywood pero prefirió México.

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Manuel reveló que a pesar de que no estuvo en Hollywood, la gente comenzó a reconocerlo por su actuación y eso marcó su carrera. “Me cambió la vida porque al país que yo iba, me reconocían por esa película, a pesar de que hasta ese momento había hecho poco más de cien películas y más de 20 telenovelas y entonces dije: ‘Qué interesante es trabajar con estas industrias que tienen esa difusión tan grande’”.

El primer actor, por su físico, ha tenido la ventaja de ser considerado para interpretar diversos personajes de distintas nacionalidades, incluso, tuvo la oportunidad de hacer su carrera en Estados Unidos, pero por muchas razones, no pudo hacerlo; esto, no le impidió hacerla en México, dijo.

“Me pidieron que me fuera a Estados Unidos de fijo, porque me decían que mi tipo podía dar todas las nacionalidades, hindú, mexicano, italiano (…) pero, no pude, por muchas razones, sentimentales y de todo tipo. Vivía mi madre; entonces, no pude irme a vivir a otro país, y ni modo, me quedé acá, quizá pude haber hecho más carrera en Estados Unidos, pero no me arrepiento, yo he seguido vigente en México, sigo haciendo teatro, cine, televisión”, dijo entonces el histrión.

VILLANO MEMORABLE DE LA TELEVISIÓN

En 1978 afrontó su primer papel en televisión en donde quedaría en la historia como un villano memorable. Fue en la telenovela Santa. Después, Ernesto Alonso le propuso ser la pareja de Verónica Castro en El derecho de nacer. Se ganó el reconocimiento del público tras interpretar a Emiliano Zapata en Senda de Gloria y a Porfirio Díaz en El vuelo del águila.

“Haber representado a esos personajes, pues, antes que nada, fue un gran compromiso porque representar personajes históricos, la gente sabe a través de libros, de historias, de quién se trata; entonces, dos personajes emblemáticos en la historia de México, era un compromiso muy grande, pero fue y todavía me da una gran satisfacción”, dijo.

Su papel de Porfirio Díaz es uno de los más recordados.

Su papel de Porfirio Díaz es uno de los más recordados.

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“El Zapata que yo hice, estaba yo todavía en pañales en esta carrera, fue una intervención que me trajo muchas cosas; y, ya después, Porfirio Díaz para mí fue como lo más importante que yo he hecho en la televisión actoralmente hablando, a subir de peso, a una serie de cosas físicas para el personaje, y el resultado fue increíble; recibí cerca de 18 premios por esa novela, el Vuelo del águila. Para mí fue un orgullo haber hecho estos dos personajes. Porfirio me llevó tres años, uno de preparación y dos de grabación, imagínate si no va a ser para mí algo significativo”.

También son recordadas sus actuaciones en Alborada, Por ella soy Eva, Corazón salvaje, La tempestad, El manantial, Laberintos de pasión y Corazón Guerrero: “Mucha gente cree que mi carrera se ha hecho en la televisión, pero no es cierto del todo, tuve la oportunidad de participar en películas de grandes directores. He hecho de todo en el cine, desde Cristo en El elegido hasta el diablo en La leyenda de Rodrigo, pasando por personajes de comedia o marginados que casi siempre mueren o llevan las de perder”, comentó el actor.

LAS EMOCIONES MÁS GRANDES DE SU VIDA

Estuvo nominado a Ariel en más de una ocasión por sus actuaciones en El apando (1976), Fuego en el mar (1981), Que viva Tepito! (1981), Ora sí tenemos que ganar (1981), Muelle rojo (1987), Salón México (1996) y La 4ª compañía (2016). Ganó la estatuilla en la categoría de Mejor actuación masculina por El infierno de todos tan temido (1981).

Manuel Ojeda también puede presumir haber trabajado al lado de actores y actrices de la Época de Oro del Cine Mexicano: “Todavía me tocaron ya en edad avanzada ellos, pero me tocaron. Yo siempre fui muy admirador del cine desde niño, para mí fue emocionante no sólo conocerlos en persona, sino trabajar con gentes como Katty Jurado, Fernando Soler, Lilia Prado, Marga López, Silvia Pinal, infinidad de actores”, expresó.

A lo largo de su carrera como actor, Manuel Ojeda no sólo actuó en telenovelas históricas mexicanas, o en películas taquilleras, sino que interpretó a personajes basados en libros de grandes escritores como Juan Rulfo, Rosario Castellanos o José Revueltas. Para él, no importa con quién actuar o el papel que hará, sino que siga teniendo la posibilidad de estar vigente en el medio.

Popularmente es conocido por sus personajes de villano en las telenovelas.

Popularmente es conocido por sus personajes de villano en las telenovelas.

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“Yo he tenido oportunidades tanto en el cine como en televisión, de hacer personajes históricos, como Zapata, como Porfirio Díaz; y en el cine, he hecho muchas películas importantes, de Pedro Páramo, de Rulfo; sobre libros de Rosario Castellanos, sobre libros de José Revueltas. He tenido oportunidades que para mí han sido gloriosas, y la verdad, sigo teniéndolas”, dijo a BCS Noticias.

“Me gusta actuar con quien sea, siento que nunca se llega a una meta cuando se es actor; mientras yo tenga mi calidad, mi memoria y todo esto que con los años se te va quitando, opacando, yo quiero seguir en esto; pero, no crean, no es que tenga ganas de hacer un personaje, sino que quisiera que me siguieran llegando”, agregó.

Al final, el recuento de su vida tiene un peso importante como referente de la actuación en México: “Había empezado cuando salí de la escuela de teatro, pero unos años (…) y ya, sin contar eso, ya llevo un poco más de 40 años (…) novelas como 60, yo creo; lo que más he hecho es cine, pero contando todo, todo, todo lo que he hecho, unas 300 y pico, gracias al Internet me he enterado de cuántas, porque se olvida; y teatro, es lo que más me gusta, pero es lo que menos he hecho, unas 40 obras de teatro. Yo creo que ha sido una carrera muy sustanciosa para todo el tiempo que llevo en esto”.