Escenario

Adiós a Anabel Gutiérrez, el rostro dulce, coqueto y travieso de la Época de Oro

ESPECIAL. La actriz murió rodeada de sus seres queridos en la ciudad de Puebla dónde pasó sus últimos años y recibía tratamiento médico pero, debido a su avanzada edad, no pudo reponerse

Luto 

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La actriz particpo en un total de 40 proyectos entre telenovelas y películas.

@amairaniromerogu

“De todas las películas que yo hice esta es la única de la que la gente se acuerda”, dijo en una icónica entrevista la actriz Anabel Gutiérrez luego de ver un fragmento de Escuela de vagabundos (1955), el filme que consagró su carrera. La icónica actriz perdió la vida el pasado domingo a los 89 años.

Fue a través de las redes sociales que el periodista bLuis Arévalo (sobrino de la actriz) dio a conocer la noticia del deceso: “6 horas después de despedirnos y de haber recibido su bendición, falleció la noche de este domingo mi adorada tía Anabel Gutiérrez. QEPD… ¡siempre te recordaré!”, compartió en Twitter.

Murió rodeada de sus seres queridos en la ciudad de Puebla dónde pasó sus últimos años y recibía tratamiento médico pero, debido a su avanzada edad, no pudo reponerse de los achaques del tiempo que fueron mermando su salud.

La primera actriz nació el 5 de septiembre de 1931 en la Ciudad de México, bajo el nombre de Anabelle Rafaela Gutiérrez, aunque algunos documentos oficiales mencionan que nació el 17 de septiembre. Desde muy pequeña deseaba convertirse en actriz al vivir y criarse en un ambiente artístico, esto debido a que su familia se dedicaba al teatro. En ese ámbito su padre era actor, su madre bailarina, su abuelo materno era actor cómico, su abuela materna cupletista, su abuelo paterno Miguel Gutiérrez, era empresario y su abuela paterna Soledad Goizueta, era cantante de ópera.

Con apenas 16 años comenzó su vida artística siendo extra en la película El diablo no es tan diablo (1949), dirigida por Julián Soler, que se convirtió en la puerta de entrada a una industria en la que compartió elenco con Sarita García, Pedro Infante, Tin Tan y Cantinflas, solo por mencionar algunos: “Me tocó una etapa del cine maravillosa, la Época de Oro del cine nacional”, dijo.

Era una de las pocas sobrevivientes de la Época de Oro.

Era una de las pocas sobrevivientes de la Época de Oro.

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Para 1950, Anabel ya había obtenido su primer protagónico en Deseada, junto a Dolores del Río y Jorge Mistral. Ese mismo año también apareció en Azahares para tu boda (1950) junto a Fernando Soler, Marga López, Sara García y Joaquín Pardavé. También participó en Caballero a la medida (1954) y Las aventuras de Pito Pérez (1957).

Aunque ya había trabajado en varias películas, su carrera se consolidó hasta 1955 con Escuela de vagabundos, acompañada de Miroslava y Pedro Infante. Dicha producción la hizo ganadora de un Ariel como Mejor Actriz Juvenil en 1956. Este trabajo es considerado una de las mejores películas de todos los tiempos y por ende, una de las producciones más importantes de la actriz.

Anabel recordó en una entrevista para TV Unam que muchas de las escenas de la película fueron hechas en el momento, sin un guión que las respaldara, por lo que también muchas reacciones de los actores fueron reales, como es el caso del momento final de la cinta. “En esa escena, Miroslava no se caía dentro de la fuente de agua. Cuando ella está haciéndose la desmayada, la carga y la lleva para afuera, lo único que era ‘ah, te estás haciendo la desmayada’ y era el beso, nada más (...) ¡Plas! y ahí está la pobre de Miros, dentro del agua, cosa que no estaba en el guion”, relató la actriz.

El mismo año de su nominación, realizó las cintas El ruiseñor del barrio y Rostros olvidados, filme por el que fue nuevamente nominada a un Ariel a Mejor actuación juvenil en 1953. Otras de sus actuaciones destacadas fueron en Angelitos del trapecio (1959), Su primer amor (1960), Los Resbalosos (1960), La visita que no tocó el timbre (1965), Discoteca es amor (1979) y El coyote emplumado (1983).

Se quedó con ganas de trabajar con Pedro Armendáriz, pero sí interactuó histriónicamente con Manolo Fábregas, Rafael Banquells y Armando Calvo. Sin embargo, Anabel reconoció que ella no fue una diva como María Félix y Dolores del Río. Pero lo cierto es que su presencia engalanó la pantalla con su interminable talento. Incluso también destacó que en aquella época no le prestó mucha atención a esos galanes porque estaba más pendiente de viajar, estudiar “y además ya tenía muchos novios”, rememoró Anabel.

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Ya consolidada en el cine mexicano, tuvo trabajó en telenovelas en la década de los 60, como México 1900 (1964), Cárcel de mujeres (1968) y luego en Alguna vez tendremos alas (1997), Carita de ángel (2000); asimismo, en a varios episodios de serie de antología como Mujer, casos de la vida real, de 2002 a 2005.

Durante sus últimos años de carrera también participó en novelas y series televisivas. La recordamos principalmente por su interpretación de Doña María Espotaverderona Torquemada y viuda de Lascuarin, mamá de La Chimoltrufia, en la serie Chespirito. Así como su participación en Lola, érase una vez (2007).

En entrevistas, la actriz que actualmente está por cumplir 89 años, contó que conoció a Roberto Gómez Bolaños cuando trabajó en cine, afirmando que el cómico “fue un hombre maravilloso” al que le tuvo un gran cariño. También dio a conocer que aunque se llevaba muy bien con la mayor parte del elenco, el mal carácter de Florinda Meza provocó que hubiera roces entre las dos. “Yo hacía muchos corajes con una persona”, reveló Gutiérrez.

En total su filmografía cuenta con 35 producciones aunque estuvo ausente por 17 años lo que le provocó algunas disputas con la Asociación Nacional De Actores. Se retiró del cine en 1999 con La paloma de Marsella; sin embargo, siguió en las pantallas hasta hace poco más de una década, en 2007, en la novela juvenil Lola, érase una vez, al lado de Eiza González.

“Mis años de trabajo son recuerdos muy bonitos porque cuando uno hace una carrera como la mía se convierte en algo inolvidable”, dijo en una de sus últimas entrevistas. Gutiérrez deja a sus hijas Amairani, María de Lourdes y a su nieta Macarena García.