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La animación ucraniana busca socios en Europa: “El arte nos mantiene cuerdos”

ENTREVISTA. Anastasiya Verlinska, directora del festival de animación Linoleum de Kiev, comparte su preocupación por la forma en que la situación bélica condiciona a los creadores

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Anastasiya Verlinska, directora del festival de animación Linoleum de Kiev.

Anastasiya Verlinska, directora del festival de animación Linoleum de Kiev.

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Es imposible pensar solo en la guerra, te volverías loco. La cultura juega ese papel”, defiende en Burdeos, Anastasiya Verlinska, directora del festival de animación Linoleum de Kiev. Como ella, una veintena de profesionales de Ucrania buscan en Francia socios europeos para mantener vivo su cine.

El país invadido por Rusia es el invitado de honor de la 25ª edición del Cartoon Movie, que se desarrolla entre el 7 y el 9 de marzo en Burdeos y es la principal plataforma de coproducción de la industria europea de animación.

En total, la delegación ucraniana ha acudido con un catálogo de un centenar de películas de animación que muestran los méritos de su industria -con un buen currículum de trabajo sobre todo en 3D- y una decena de proyectos a presentar, en diferentes estadios de desarrollo.

Y esto a pesar de que, si para el cine ucraniano ya es difícil sobrevivir al margen de la órbita del conflicto, para la animación es casi misión imposible, de no ser por el apoyo extranjero.

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“Ya no podemos planear nada y también hemos perdido muchos fondos del Gobierno ucraniano, que están redirigidos a las necesidades del Ejército. Aun así tenemos mucho apoyo de los socios extranjeros y estamos muy agradecidos por ello, porque de alguna manera la cultura ucraniana está también en sus manos”, afirma Verlinska en una entrevista con EFE en Burdeos.

El panorama bélico favorece sobre todo la producción de documentales, admite la propia directora de Linoleum, que espera que dominen el cine que salga de Ucrania durante un tiempo, convertidos incluso en prueba de los crímenes de Moscú. Pero no por ello el resto de creadores se resignan a bajar las cámaras.

Al final, por lo que estamos luchando es por nuestra cultura”, apunta a EFE Michael Margulis, de Studio KAPI, que ha viajado a Burdeos como coproductor de un filme de animación de sello argentino, Dalia y el libro rojo.

Este proyecto ha tenido que surcar una pandemia primero y luego la invasión rusa de Ucrania, pero no ha frenado a Studio KAPI.

Para Margulis, todo aquel que está viviendo la guerra en su país es ya un “héroe”. “No hay recetas” para afrontar algo así, dice.

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La cultura y el arte, sin embargo, son pueden ser un alivio para los males de una población bajo las balas.

Es muy importante porque la cultura te ayuda a distraerte de lo que está pasando y de alguna manera, por un momento, hacerte sentir que tienes una vida normal”, refiere Verlinska.

Entre los proyectos presentados por Ucrania destaca también Roxelana, un título en desarrollo presentado por el estudio Animagrad que busca apoyos de la Europa occidental para ver la luz.

El Cartoon Movie celebra también la llegada a los cines franceses de Mavka. The Forest Song (Mavka. La canción del bosque), que comenzó su recorrido internacional precisamente presentándose como proyecto en este mismo foro en el 2017.

La cultura, básicamente, nos salva de todo lo que está ocurriendo, el arte nos mantiene cuerdos”, resume Verlinska.