Benjamín Walker se muestra ‘Libre’ y orgulloso de Chile: “Tiene una tradición musical poderosa”
COBERTURA. El cantautor chileno compartió detalles de su nuevo disco, el más personal de su carrera y que presenta en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris
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El cantautor Benjamín Walker.
“Mi disco se llama Libre, porque más que la libertad física de salir afuera de mi casa me dio una libertad mental que con el tiempo se ha convertido en autoaceptación”, explicó Benjamín Walker sobre su quinta producción de la que presentará un adelanto la noche del 9 de noviembre en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris como parte su gira internacional.
A través de terapia, journaling y la composición de canciones, el cantautor chileno durante la pandemia, comenzó un diálogo consigo mismo como un ejercicio de autodescubrimiento. En este proceso dio fin a relaciones interpersonales y se mudó a una ciudad desconocida con el objetivo de convertirse en la persona que quiere ser. Todas estas experiencias las plasmó en su disco que describe como “el más directo y personal que ha hecho hasta la fecha”.
Walker, declaró que el estilo sonoro de esta producción está influenciado por compositoras folk como Madison Cunningham y Bedouine: “Es una nueva generación de creadoras folk, que con una guitarra de palo y el tipo de relatos que manejan, le añade frescura a la escena de los cantautores y han graficado la canción folk como un lindo vehículo de expresión”, dijo.
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Para este concierto, también añadirá a su repertorio temas de sus discos anteriores, como Brotes (2017), que le valió una nominación al Grammy Latino en la categoría Mejor Nuevo Artista. “Estaba con mi mamá”, la cantautora Cecilia Echenique, “fue la primera persona a la que le dije y nos pusimos a llorar. Fue muy bonito porque hay una tradición, un edificio heredado. Ya en los premios me sentí muy feliz alrededor de mis colegas”, compartió.
Su historia con la música comenzó desde muy pequeño influenciado por el trabajo de su mamá y el gusto musical de su papá por el folk anglo clásico como Joan Báez. A los seis años le regalaron un requinto para que aprendiera a tocar y desde entonces su guitarra se ha vuelto su más cercana compañera.
“La música siempre ha estado presente y a los catorce años empecé a escribir mis primeras canciones, un poco tomando de la tradición de autores sudamericanos como Jorge Drexler y Javier Barría. Después tomé la decisión de grabar esas canciones y hacer mi primer disco, Felicidad”, expresó.
Dentro de su referencias lleva artistas chilenos como Violeta Parra y Victor Jara, que no solo se han convertido parte de la historia por sus composiciones de expresión política. “Históricamente, los artistas chilenos han plasmado en sus obras y prácticas la imposibilidad de separar el arte de la política. La primera canción que resonó en las cuerdas de mi guitarra fue una recopilación de Violeta Parra, quien recorría el campo chileno recolectando el folklore de nuestro país”, señaló Benjamín.
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A lo largo de su carrera, ha contado con colaboradores que le han apoyado como Juan Pablo Vega, Carlos Rivera, Vanessa Zamora, Silvana Estrada y Perotá Chingó, pero uno de los más especiales, es el grupo Inti Illimani.
“Crecí escuchándolos en mi hogar, en los viajes familiares, absorbiendo las historias y anécdotas de nuestro país. Mi primer disco fue producido por un miembro de Inti Illimani, y tuve el honor de abrir sus shows en 2013-2014 cuando comenzaba a mostrar mi música. A pesar de ser un país pequeño con una industria limitada, Chile tiene una tradición musical poderosa que ha sabido enfrentar y reflejar la historia a lo largo del tiempo. Me enorgullece formar parte de esta tradición que resuena desde el rincón del mundo al que pertenezco”, destacó.
Este 9 de noviembre en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, Benjamín Walker abre su corazón para compartir el resultado de un periodo de introspección a través de un estilo músical, resultado de una herencia nacional y familiar que navega entre el folk, el pop y el indie.
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