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‘Desastre: 500 metros bajo tierra’: No es ironía pero… carece de profundidad

CORTE Y QUEDA. Llegada con la tendencia de mercado audiovisual coreano llegó a las salas nacionales el nuevo filme de Kim Ji-hoon como una opción de entretenimiento que carece de creatividad

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Imagen de la película.

Imagen de la película.

Cortesía

Dirigida por Kim Ji-hoon, Desastre: 500 metros bajo tierra sigue la nueva tendencia de películas coreanas que se posicionan en un mercado nuevo para relatar sus historias, a pesar de haber sido estrenada en 2021, es de esas películas que prometen pasar un buen rato sin más de por medio.

Un ciudadano corriente, Dong-won, y su familia se trasladan a una casa adquirida tras años de trabajo intenso. Él decide invitar alegremente a sus compañeros para una fiesta de inauguración, pero las fuertes lluvias de la noche anterior crean un socavón gigante y, en tan solo un minuto, toda la casa se ve totalmente envuelta. Cientos de metros por debajo del agujero, Dong.won, su vecino Man-su y los desafortunados invitados deben buscar la salida.

No obstante, tras la promesa de un espectáculo visual y secuencias de acción intensas, la película se encuentra en su propia ambición y abandona elementos fundamentales, tales como la narrativa sólida y el desarrollo más adecuado a los personajes tomando en cuenta que incluso se pierden en bache dentro de la historia, intenta abordar tantas historias que cuando aterriza bien en ellas, solito los desmorona para meter elementos que antes no te presentaron.

El director surcoreano Kim Ji-hoon ha dejado una marca en la industria cinematográfica dirigiendo también La casa de papel: Corea en 2022 o La torre en 2012, pero su filmografía no está exenta de críticas. Aunque ha producido películas que han sido bien recibidas por el público, también ha enfrentado acusaciones de falta de originalidad y una tendencia hacia el espectáculo en lugar de profundizar en la narrativa y el desarrollo de personajes.

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Una de las críticas más recurrentes hacia las películas de Kim Ji-hoon es su inclinación por el espectáculo visual en detrimento de la originalidad narrativa. Sus películas a menudo se caracterizan por efectos especiales impresionantes y escenas de acción intensas, pero estas secuencias a menudo eclipsan la construcción de personajes y una trama sólida. Esto puede llevar a una desconexión emocional entre el público y los personajes, lo que resulta en una experiencia cinematográfica menos satisfactoria.

Con una premisa tan angustiante, las expectativas estaban altas para una historia que explorara el suspenso, el miedo y las relaciones humanas bajo circunstancias extremas. Sin embargo, la película se enfoca más en los efectos visuales impactantes y las secuencias de acción que en construir una trama sólida.

Además, algunas de sus películas parecen recurrir a fórmulas predecibles y clichés. Esto ha llevado a acusaciones de falta de originalidad y creatividad en su enfoque. En lugar de ofrecer nuevas perspectivas o enfoques únicos en sus historias, algunas de sus películas parecen seguir una estructura narrativa convencional que no sorprende ni desafía al público.

Los personajes, desafortunadamente, caen en clichés predecibles. Tenemos al héroe valiente, al trabajador cascarrabias, al novato asustado, a la familia en la superficie esperando noticias prometedoras. A pesar de los esfuerzos del elenco, la falta de desarrollo de personajes dificulta la empatía del espectador hacia sus luchas y dilemas. En lugar de profundizar en sus historias y experiencias, la película se contenta con la superficie, dejándonos con personajes bidimensionales que son difíciles de conectar.

Cha Seung-won es el protagonista de esta historia a sus poco más de 50 años y que complementa bien hasta qué punto se toma en serio la película y los miedos reales de su personaje para volver a tener a toda su familia unida, también participa Kim Sung-kyun como la contraparte a todo el buen humor y optimismo del protagonista, siendo más gruñón al inicio, pero demostrando que tiene un corazón noble, estará estrenando proyectos con Netflix en este año.

Si bien Desastre: 500 metros bajo tierra puede brindar momentos de entretenimiento superficial, carece de la profundidad necesaria para convertirse en una película memorable dentro de este nuevo apogeo de películas asiáticas En última instancia, la película demuestra que una acumulación de acción que no puede reemplazar una historia bien escrita y personajes convincentes.

En resumen, aunque ha producido películas exitosas en términos de taquilla en su país, la falta de originalidad y la orientación hacia una narrativa más convencional y que funcione para todos los públicos han dejado a algunos críticos y cinéfilos deseando más en términos de calidad artística y creatividad.