Escenario

‘Exterminio’: El apocalipsis zombie como pretexto para profundizar en la rabia humana

TICKET AL PASADO. A propósito de que el filme cumple dos décadas de su estreno hablamos de este filme de Danny Boyle que ha dejado huella entre nuestros especialistas

¡Corre, Forrest, corre!
Fotograma de 'Exterminio'. Fotograma de 'Exterminio'. (ESPECIAL)

Si existe un género que flechó el corazón de quien escribe, ese fue el terror. Gracias a esas funciones de viernes por la noche en Canal 5 descubrí cintas maravillosas a principios de los 90 hasta que pude tener edad suficiente para que me permitieran entrar a verlas en una sala de cine y experimentar así ese miedo colectivo en la oscuridad de un lugar lleno de desconocidos que compartieran ese momento al lado de diferentes relatos.

Brujas salidas de un pueblo llamado Blair o en plena adolescencia, todo tipo de posesiones, relatos de fantasmas y niños que veían gente muerta, vampiros galantes o sanguinolientos, asesinos seriales con sus clásicos slashers, locuras de ciencia ficción con extraterrestres y lugares poco comunes eran lo que el género traía. Pero ¿dónde estaban los muertos vivientes o infectados en medio de todas esas propuestas? Ni siquiera Romero aparecía en una década atribulada de todo menos de estos seres que provenían del folclor haitiano. El panorama cambiaría drásticamente a favor de ellos gracias a un filme inglés de un director bien conocido por una generación de amantes del cine.

Danny Boyle, que la chaviza de ese entonces le había dado un lugar de honor gracias a esa cinta de culto sacada de la cabeza del escritor Irvine Welsh, Trainspotting: La vida en el abismo (1996) que tuvo luego el duro revés del fracaso con La Playa (2000) con todo y el carita Leonardo DiCaprio así como un guión adaptado de la novela de Alex Garland (si, el director de Ex Machina, Aniquilación y Men: Terror en las sombras), sorprendería a propios y extraños con una cinta que provocaría el renacer de los muertos vivientes o, en este caso, infectados con ayuda del mismo Garland, creando una cinta post 9/11 donde Londres era vulnerado por un virus que provocaba una rabia desmedida.

Exterminio o 28 Days Later, fue una verdadera experiencia que atrapó al público, incluyéndome, cambiando el panorama de los infectados a través de romper con las reglas que usualmente se usaban con este tipo de género. Era agosto de 2003 en México cuando llegó el filme y sorpresivamente se convirtió en un éxito al mostrar la historia de un tipo llamado Jim (un muy joven Cillian Murphy) que, al despertar de un coma en el hospital, descubre que el mundo se fue al carajo. Abandonado a su suerte, en la búsqueda constante por saber qué sucedió y cómo mantenerse vivo por las desoladas calles de un Londres vulnerado pero amenazante, encontrará a su paso a sobrevivientes que le contarán la devastación sucedida por un virus que vuelve loca a la gente.

De entrada, esa mirada medio sucia, antigua, como de una cámara barata antes de la era digital cortesía de la fotografía de Anthony Dod Mantle, le daba una ambientación a esta cinta de un peligro real. Ni que decir de ver una Inglaterra vacía, con restos de basura y letreros de se busca en el mero corazón de Picadilly Circus. Pero existía algo más atemorizante que le dio nuevos bríos a estos ‘muertos vivientes’ infectados una sensación brutal de amenaza. Boyle y Garland decidieron hacerlos rápidos, guiados por el mero instinto de la rabia, algo que no había pasado con ellos y que alimentaría después a varias cintas como el remate de El Amanecer de los Muertos (Snyder, 2004) o Guerra Mundial Z (Forster, 2013).

Otro aspecto atemorizante es que ellos no buscaban comer sesos ni necesitaban morder a la gente para infectarnos. Bastaba una simple gota de sangre en nuestro sistema de alguno de esos infectados para volvernos tremendos animales rabiosos capaces de volvernos en contra de nuestros seres más queridos. Ver eso en la pantalla en un relato hacía que el miedo colectivo fuera tangente, volviéndose la vulnerabilidad de una ciudad o del mismo ser humano algo terrible. Ni que decir de la música, donde Boyle hizo mancuerna con John Murphy por primera vez, misma que transmitía todo el drama y angustia de los sobrevivientes en una eterna búsqueda por un santuario que parecería inexistente.

Aunque era impresionante ver todo eso, nada hubiera sido igual de no ser por dos actores protagonistas totalmente desconocidos en el mundo que llevaron a buen puerto esta historia. El primero de ellos era Cillian Murphy, cuyo Jim tendría que pasar varias caras del horror. Ver al joven en esa secuencia inicial del filme, por esas calles abandonadas, en bata, buscando escapar de una amenaza desconocida pero existente, es de lo más brillante que existe en los últimos años dentro del género. Ahora, el histrión irlandés se encuentra en los cuernos de la luna, pero definitivamente su carrera tuvo un punto de inflexión gracias a este cuento de horror de Danny Boyle.

Al lado de él, estaba otra chica que se abrió paso después de ese papel como la acompañante en esta tragedia: Naomie Harris, ahora una flamante nominada al Oscar. Su fortaleza y fragilidad bien balanceada se complementaba con la ingenuidad absoluta de Murphy dentro de una guerra por seguir vivos y encontrar un lugar sin infectados donde vivir en paz. Además, estarían escoltados por un viejo conocido de Boyle, Chrisopher Eccleston (que después reviviría al legendario Doctor Who en su primera temporada del revival de este siglo), así como por Brendan Gleeson, gran actor que seguía abriéndose paso en las grandes ligas de la industria y ahora ha sido nominado a varios premios además de ser el rostro de Ojo Loco Moody en la franquicia de Harry Potter

Aunque actualmente todos tienen hecho un nombre en la industria, Boyle tuvo el gran acierto de confiar en ellos para que la gente viera el lado humano (o inhumano) de los personajes, provocando que la gente se enfocara por completo en su historia, misma que al más puro estilo de Garland y del mismo género, lanzaba interrogantes interesantes acerca de nuestra naturaleza como humanidad, además de criticar la visión autoritaria militarista entre otros aspectos sociales dentro de las conversaciones entre los protagonistas que son dignas de reflexión sin perder vigencia.

Y eso es justamente parte de lo que más recuerdo. Increíblemente, Exterminio resuena tiempo después no sólo por revivir al subgénero de zombies e infectados, dándole una ola que sigue vigente dos décadas después de su estreno internacional, sino por los temas que el relato plantea y la visión de una vida de encierro, de la rabia inhumana destaca por un virus, pero sobre todo la intolerancia humana que es la que nos lleva a lugares horrendos donde sólo existen los extremos de una moneda que implica matar o morir.

Sin saberlo, Boyle y Garland dejaron huella en los espectadores ante la desolación de una ciudad vacía, algo impactante después del ataque a las Torres Gemelas pero que, ante el azote de COVID 19, renovó el terror de la fatalidad inevitable en el que el miedo individual se convierte en el terror de las masas. Veinte años después, sigue siendo impactante y, peor aún, más realista que nunca.

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