‘Familia Nacional’, la sátira mexicana en el cine no encuentra su punto
CORTE Y QUEDA. El más reciente filme de Marcelo Tobar llegó a las salas nacionales sin lograr alcanzar la reflexión y divertimento que anuncia
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Fotograma de Familia Nacional.
La sátira es uno de los pendientes dentro de la cinematografía mexicana, es innegable que la gran mayoría de los directores que intentan realizar fracasan en el intento, siendo muy contados los casos donde funciona de forma fehaciente y divertida, ahora toca el turno a Familia Nacional, el más reciente largometraje de Marcelo Tobar, cinta que nunca logra alcanzar la reflexión y divertimento que anuncia.
En Huamantla el partido que ha mantenido el poder por años ha perdido las elecciones, Don Poli, el candidato derrotado, deberá sobreponerse a la humillación y dolor. Cuando su hija menor es secuestrada, una serie de engaños, traiciones y lucha por el poder se revelarán.
Marcelo Tobar es un director que ha transitado por el drama y la comedia, con resultados notables en sus trabajos, pero en esta ocasión, Familia Nacional se siente totalmente desarticulada, el tono de los actores está disparado de uno a otro, la dirección se siente demasiado televisiva, como si fuera un intento de emular un videohome de los 80, todo sin nunca lograr integrarse.
La cinta es estelarizada por Gilberto Barraza, quien parece obstinado en la película en interpretar a su personaje de la forma más exasperante y anticarismática posible. A su alrededor gira Silvia Navarro, Jero Medina, Jesús Zavala, Lucía Madariaga, Claudia Ríos y Antonio de la Vega.
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El gran problema con el reparto es que todos están en tonos diferentes, eso sí, exagerados y acartonados. Es casi imposible poder afirmar que es un error de dirección o la idea era imitar las horribles actuaciones del videohome de narcos mexicano.
Familia Nacional pretende hacer una radiografía del poder en un pueblo de la república mexicana, retratar la caída de una clase política, mostrar los estragos que causa la ambición en las personas, en las traiciones dentro de la familia, política y sanguínea, y todo, en apariencia, está en pantalla, pero sin amalgamarse, sin ser funcional, sin importar.
Familia Nacional tiene un guión que merecía un mejor destino que lo que vemos, la crítica sobre la forma se están quedando huérfanos de poder aquellos lo ostentaron por años es clara y divertida, los personajes están definidos, pero, la farsa no funciona, y en gran medida es por las actuaciones, los intérpretes resultan detestables, logran que el espectador decida voltear a otro lado que verles. Tampoco ayuda una dirección que se siente televisiva y descuidada.
La película nos muestra que hasta un director que se ha destacado por su tino en sus películas puede equivocarse en ocasiones, sin que ello signifique que no pueda sacar adelante otros trabajos, solo es, como apunté al inicio, que la sátira en México es una de las tareas pendientes, aunque se agradecen los esfuerzos para seguir provocando.
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