‘La favorita del rey’: La simple tragedia de la realeza
CORTE Y QUEDA. La actriz y realizadora francesa Maïwenn narra la historia de amor entre el Rey Luis XV y la doncella Jeanne du Barry de una forma convencional, pero embellecida
cine
La actriz y realizadora francesa Maïwenn (Amor mío, 2015; Polisse, 2011) vuelve para narrar la historia de amor entre el Rey Luis XV y la doncella Jeanne du Barry, creando un guion que favorece al espectáculo visual pero no cumple con el desarrollo adecuado para este mero vehículo de lucimiento de la artista, que encarna justamente a esta dama rebelde que sufrió un duro destino final, fallando en crear un biopic más interesante. Sobre todo, teniendo a Johnny Depp de su lado, quien da vida a un rey francés bastante parco.
La favorita del rey comienza planteando bien el origen de Jeanne, una cortesana que tiene el infortunio de la belleza de su lado pero que nació en condiciones bastante desafortunadas económica y socialmente hablando.
Sin embargo, es con ese encanto y su lindura que la joven aprende a conocer más del mundo de la aristocracia francesa pero su actitud voluntariosa que no siempre respeta las formas sociales la convierte en objeto de deseo para todos, incluyendo el amargado Luis XV (Depp).
Ambientada en la decadencia de la Corte Francesa, justo unos años antes de que la Revolución estallara, Jeanne encuentra las puertas abiertas del Palacio de Versalles ante un rey que desarrolla una profunda fijación por ella, permitiéndole todo tipo de actitudes, vestimentas y formas que escandalizan a los más cercanos a la Corona.
Pero hay un ligero problema que enfrenta el relato, pues parece que Maïwenn se inclina más por capturar las atmósferas que darle una verdadera importancia o profundidad al drama detrás de esta relación entre el monarca y la plebeya convertida en condesa.
No cabe duda que la mayor virtud de La favorita del rey recae en el diseño de producción, que corre a cargo de Angelo Zamparutti, Maïwenn aprovecha al máximo tener como set los rincones de Versalles, mismo que lucen lucros y espectaculares en la pantalla y que , a su vez, son aderezados con la visión de este diseñador.
Aunado a ello, está el diseño de vestuario, que captura muy bien la vestimenta de la época e incluso hace alusión a la barrera rota por Jeanne du Barry en cuanto a usar ropa que usualmente era confeccionada o usada por los hombres. Esa mirada pulcra de los últimos días de lujo de la corona francesa resulta destacada.
Ni qué decir de la fotografía de Laurent Dailland, que a través de su lente captura el brillo y la gloria de la realeza, así como, por breves momentos, aquellos puntos en que Jeanne trabajaba como cortesana. Utilizando mayormente una luz natural, logra un buen balance al capturar el ascenso de du Barry hasta la gloria de Versalles, creando postales visuales que son tan elegantes como la monarquía misma.
Pero existe un ligero inconveniente con los protagonistas, comenzando con la presencia de Johnny Deep. Si bien el histrión fue elegido por la directora en medio del polémico juicio que sostuvo con su pareja, Amber Heard, e incluso hace el esfuerzo de hablar sus pocas líneas en un elegante francés que no desentona, es la forma en cómo se comporta la que no convence.
Lamentablemente, Depp no logra imprimir la suficiente personalidad y carácter al monarca apodado como el Bien Amado. Su gesticulación parca y la falta de gracia en su interpretación lo hacen sentir constantemente plano, tanto que ni siquiera se justifica esa debilidad de sus últimos años en su persona.
En contraparte, Maïwenn añade un poco más en ese aspecto, pues ofrece momentos de chispazo y carisma a su personaje, que, aunque tiene un arco mucho más interesante que derivó en su eventual ruptura con el Rey Luis XV y su familia o la misma joven Reina María Antonieta, no es del todo ahondado por la historia misma.
Ni siquiera el drama que ella vive con su hijo y su matrimonio por conveniencia es del todo abordado, por lo que la cinta queda en meramente fotografías lindas de los últimos días de una opulencia que caería con decapitaciones y traiciones poco tiempo después.
Pero el guion de Teddy Lussi-Modeste, Nicolas Livecchi y la propia directora decide no mostrar ese lado feo de la Francia de ese entonces, optando solamente por captar la belleza de Jeanne y la vida de la monarquía sin ahondar en los verdaderos problemas que enfrentó ante una sociedad nada conforme con los excesos monárquicos, creando un halo más apegado a la belleza y ensoñación de una Cenicienta francesa con una historia de amor que no resulta del todo convincente por parte de sus protagonistas.
Así, La favorita del rey es una pieza que retrata un periodo histórico a todas luces turbulento, pero que opta por mostrar el empoderamiento de Jeanne du Barry, quien fue capaz de escalar sus humildes raíces hasta lograr conquistar a un monarca venido a menos, de una forma bastante vanidosa que puede resultar entretenida pero también espectacularmente llana en sus emociones, creando así un relato mucho más tradicional en su hechura.
Parece que a Maïwenn se le olvidó arriesgarse un poco en sacudirse las estructuras de la biopic tradicional para contar de mejor forma un relato más atrevido y encantador detrás de los recovecos del glamour de Versalles, dejando la irreverencia inherente de su personaje para optar por una clásica tragedia de la realeza.