Escenario

Hamaguchi susurra el orden invisible de la Naturaleza con ‘Evil does not exist’

COBERTURA. El cineasta japonés llegó a la Mostra de Venecia para competir por el León de Oro con un viaje musical

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El cineasta Ryusuke Hamaguchi en Venecia.

El cineasta Ryusuke Hamaguchi en Venecia.

EFE/EPA/CLAUDIO ONORATI

El cineasta japonés Ryusuke Hamaguchi, autor de la aclamada Drive my car (2021), presentó este lunes en el Festival de Venecia Evil does not exist, un viaje musical al orden invisible de la Naturaleza con el que aspira al León de Oro.

Para ser honestos yo no tenía una gran relación con la Naturaleza porque siempre he vivido en zonas urbanizadas desde pequeño (...) pero he visto que, de alguna manera, nos puede curar y vincularnos con ella nos favorece”, defendió en la rueda de prensa de la Mostra.

La cinta es fruto de un “rodaje extremadamente libre” porque su intención no era otra que grabar imágenes para un vídeo de la música Eiko Ishibashi, con quien ya trabajó en Drive my car. De hecho fue ella quien le encargó una filmación que ha derivado en película.

“Cuando empezamos este proyecto y comencé a meditar sobre su parte visual, sobre qué imagen iría bien con la música de Eiko, me di cuenta de que el movimiento natural de los árboles, del agua y de la Naturaleza se parecían a su música”, relató.

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Pero aclaró que grabar árboles, musgos, riscos o rocas no le parecía lo suficientemente interesante: “Por eso decidí añadir personajes”, confesó.

Evil does not exist, que lucha en la carrera por el León de Oro, que se fallará el próximo sábado, se adentra en un boscoso valle nipón donde la naturaleza sigue inalterada gracias a la veneración y respeto de sus moradores.

Los habitantes de la aldea de Mizubiki viven modesta y pacíficamente hasta que un día reciben la visita de dos promotores turísticos que quieren construir un campamento con todo tipo de actividades de asueto para la gente de la gran ciudad.

El problema es que estos planes inmobiliarios amenazan no solo con alterar el equilibrio natural del paraje sino de arruinarlo, por lo que enseguida suscitan el malestar entre la población local.

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Fotograma de la película

Sin embargo, los “invasores” pronto se sentirán tocados por la magia del lugar, aunque para entonces la “herida” ya ha empezado a sangrar.

La cinta se basa en una historia real: “Mientras investigaba me encontré con este evento real que veis en la película, con un proyecto que no era nada bueno para la población local. Pude escuchar las conversaciones reales y, ante ellas, dentro de mi se movieron muchas cosas e ideas”, rememoró.

La trama, desovillada lentamente al más puro estilo de Hamaguchi, exhibe las interacciones entre los habitantes y los dos invasores, al tiempo que plantea una defensa en modo alegórico de temas tan actuales como el respeto del medio ambiente.

“No me parecía interesante rodar únicamente el paisaje, sino que quería también mostrar las interacciones del ser humano”, explicó.

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El resultado final es un grupo de personajes movidos por un orden invisible entre un mundo agreste y musical. Y esta combinación entre naturaleza y sinfonía se ha llevado el aplauso de la Mostra.

Hamaguchi ha desembarcado por primera vez en el Lido veneciano con la intención de seguir conquistando Europa, después de llevarse el Oso de Plata de la Berlinale por La ruleta de la fortuna y la fantasía y la Palma de Oro en Cannes por su mayor éxito, Drive my car, que le valió el Oscar a la mejor película internacional.