Escenario

Jonathan Glazer advierte que el mundo se comporta aún como los nazis de ‘La zona de interés’

El cineasta inglés basó su filme en la obra de Martin Amis, sobre la vida de las familias alemanas a sólo centímetros de los hornos crematorios del campo de concentración de Auschwitz

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Fotograma del filme.

Fotograma del filme.

EFE/ Wanda Films

Jonathan Glazer ha confesado que la razón por la que rodó la película La zona de interés, donde muestra el día a día de una familia nazi que vive confortablemente a unos metros del campo de concentración de Auschwitz, era provocar la reflexión sobre un modo de actuar violento que sigue sin cambiar en el género humano.

La idea era hablar al espectador de la capacidad humana para la violencia, la que tenemos como especie, y también de la familiaridad de los perpetradores. Se trataba de que vieran a estas personas no como anomalías, sino como a sus vecinos, personas normales que, paso a paso, se convirtieron en asesinos en masa y estaban tan disociados de sus crímenes que no los veían como tales”, afirmó Glazer.

Había que poner negro sobre blanco que somos nosotros, con nuestras elecciones, quienes hacemos que el mundo cambie, o no”, apuntó sobre una película que se estrena en España el próximo 19 de enero y que llega avalada por el Gran Premio del Jurado de Cannes y por ser la candidata británica al Oscar a mejor cinta internacional. Optaba al Globo de Oro a mejor drama, pero se lo ha llevado Oppenheimer.

Qué y a quién elegimos amar, con quién empatizamos y con quién decidimos no hacerlo. Es un conjunto de circunstancias muy complejo, pero creo que fundamentalmente es un examen interior. Creo que eso es lo que la película intenta, conectarse inconscientemente con el espectador”, señaló Glazer en una rueda de prensa virtual junto al productor Jim Wilson con un reducido número de periodistas, entre ellos EFE.

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La zona de interés era el modo con el que los nazis se referían a un área de 40 kilómetros cuadrados que rodeaban al campo de Auschwitz (Polonia), un eufemismo con el que el británico Martin Amis tituló su novela sobre la vida de las familias alemanas a sólo centímetros de los hornos crematorios.

Glazer llevaba tiempo buscando una manera diferente de abordar el Holocausto cuando conoció el texto de Amis, que falleció el mismo día en el que la película se presentó en Cannes.

Lo leí tres o cuatro veces en nueve años, me pareció un intento valiente y en cierto modo me ayudó para saber qué era lo que yo quería contar. Nunca tuve la intención de hacer una adaptación -afirmó Glazer-, sino que fue más una chispa que me llevó a investigar sobre el personaje real que inspiró a Amis su comandante de ficción, Rudolph Hoss”.

Investigó y se apoyó en fotografías caseras del nazi para diseñar el escenario, que construyó al lado del campo de exterminio, hoy convertido en museo. E hizo una especie de casa del ‘Gran Hermano nazi’ para lograr su objetivo: escondió varias cámaras y rodó sin que los actores supieran ni dónde estaba el equipo.

La zona de interés comienza con unos largos minutos de pantalla en negro donde toda la atención se la llevan los sonidos: de la banda sonora brutal de Mica Levy (con la que trabajó en Under the Skin, 2019) al canto de los pájaros y el aire entre los árboles.

Desde la primera escena, la película recrea la idílica vida del comandante Hoss (soberbio el alemán Christian Friedel), y de su familia, su esposa Hedwig (Sandra Hüller) y sus cinco hijos, que viven en una casa con jardín y piscina muy cerca de un precioso lago, que se levanta a espaldas de los muros del campo de exterminio nazi.

Al lado, miles de judíos (a los que no se ve, pero se oye) son masacrados y calcinados sin que nadie de la familia parezca advertirlo.

“La pregunta es ¿cómo pudo esta gente corriente hacer cosas tan terribles?. La banalidad del mal, por supuesto, es actual, pero ¿cuánto nos parecemos a ellos? Creo que eso que vemos es entonces y se trata de ahora. Está en curso. Es un continuo”, apoyó el productor Jim Wilson.

Creo que tenemos que evolucionar, es fácil decirlo, pero creo que tenemos que ir más allá. Me niego a creer que no podamos hacerlo, cada uno de nosotros tiene que lidiar con ello. La película trata sobre la posibilidad de que cada uno de nosotros sea un perpetrador”, advirtió Glazer.

Y pensar en “nuestra indiferencia, nuestra complicidad, nuestra disociación de los horrores del mundo para proteger nuestro propio estado de ánimo, nuestra seguridad y nuestro lujo. Sí, el único objetivo al hacer esta película era que se relacionara con hoy”, aseveró su director y guionista.

Esas son las preguntas que esperábamos que la película provocara, que la gente se planteara nuestra relación con la violencia, la opresión y la injusticia que recae en otras personas. Porque, ¿quiénes son las víctimas de la empatía selectiva? (...) La empatía selectiva está en todas partes a nuestro alrededor, ahora y antes”, resumió Wilson.