Escenario

Les Luthiers dice adiós a los escenarios con música, humor y crítica social

COBERTURA. La histórica agrupación humorístico-musical argentina, concluyó su longeva trayectoria en un espectáculo en el Auditorio Nacional, como parte de su gira de despedida ‘Más tropiezos de Mastropiero’

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“Traemos este espectáculo el cual es el último en dos sentidos: es el último que haremos y es el más reciente que hemos creado”, mencionó Carlos López Puccio

“Traemos este espectáculo el cual es el último en dos sentidos: es el último que haremos y es el más reciente que hemos creado”, mencionó Carlos López Puccio

Alejandra Miriel

Había una vez un grupo de amigos que dando rienda suelta a su ingenio y a su talento decidieron formar, en 1967 un grupo vocal, como se acostumbraba en aquella época, y que poco a poco se transformaran en un grupo musical fuera de lo común, donde el humor y la sátira fuese lo más relevante de su acto, un humor blanco e inteligente, apto para toda la familia y que una de sus figuras fuera Johann Sebastian Mastropiero, el maestro artífice de la magia, y se hicieron llamar Les Luthiers.

Él y ellos se presentaron en el magnánimo escenario del Auditorio Nacional en marco de la gira del adiós, Más tropiezos de Mastropiero, pues Les Luthiers se retiran del escenario luego de cincuenta y seis años de giras, conciertos, humor inocente e inteligente, además de piezas musicales que se clavaron profundamente en la corazón del público internacional y que ahora dan por concluida tan longeva trayectoria.

No es que la época los haya rebasado o que ya no estén en el gusto del público, sino que han decidido jubilarse de los escenarios, “Traemos este espectáculo el cual es el último en dos sentidos: es el último que haremos y es el más reciente que hemos creado”, mencionó Carlos López Puccio en conferencia de prensa.

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La despedida significa un homenaje a su personaje Johann Sebastian Mastropiero.

Dos de sus integrantes históricos, Jorge Maronna y Carlos López Puccio, Maronna fue uno de los fundadores del grupo en 1967, junto a los ya fallecidos Gerardo Masana, Marcos Mundstock y Daniel Rabinovich; y López se sumó dos años más tarde, ambos subrayaron, a otro medio,  la importancia de decir adiós “con éxito” y “sin el desaire” a una trayectoria tan larga como exitosa.

La puesta, el concierto o el show, primero original en 15 años, constó de una entrevista inverosímil a Johann Sebastian Mastropiero, la creación estelar de Les Luthiers, alternada con diversos números de varios géneros musicales, como vals, cha cha cha y música clásica, donde se presentó Maronna y López Puccio junto a el denominado “elenco 2019” conformado por Roberto Antier, Tomás Mayer-Wolf, Martín O'Connor y Horacio Tato Turano.

Los momentos hilarantes comenzaron con una introducción con pompa y circunstancias en Diálogos con la Cultura, como lo son los programas culturales televisivos, la cual se desarrolla lo más caótica e irreverente posible, donde el entrevistador buscaba incisivamente develar la clave de la insólita fama que posee Mastropiero, basada en errores y tropiezos trepidantes.

“Inventamos una especie de género nuevo, una mezcla de humor con música, donde la música no es acompañamiento, sino que es intrínseca a la acción dramática”, señaló López Puccio

“Inventamos una especie de género nuevo, una mezcla de humor con música, donde la música no es acompañamiento, sino que es intrínseca a la acción dramática”, señaló López Puccio

Alejandra Miriel

Hecho como lo demostró el maestro con su primera pieza musical “Villancicos Opus 25-12” seguida de “Days of Doris” (andante con fuoco de metralla), “Ella me engañó” (bolero protesta), “Don Ciccio” (capriccio italiano), “Aria agraria” (tarareo conceptual), “Partitura invaluable” (marcha semifúnebre), “¡Arriba los carteles!” (de protesta), “Vote a Ortega” (música proselitista), “La clase de música” (música de primera clase), “Coda a la alegría” (oda) y “Cha cha chá para órgano a pistones” (andante con moto).

Esta última pieza donde de forma cómica dieron rienda suelta a su extravagante talento, con sus icónicos y caprichosos instrumentos como el Latín, el Nomeolbídet, la Manguelódica pneumática, la bocineta y desde luego el órgano de pistones, entre otros.

Fueron cerca de dos horas de música y risas, que si bien no se abarrotó el graderío del Coloso de Reforma se podía percibir la cercanía con los músicos argentinos, cada acto tenía su particularidad, desde la cuestión religiosa, la rebeldía adolescente, la literalidad militar, la banalidad del proselitismo, el romántico desamor, la imparable vejez y talento desbordante, por mencionar algunos.

“¿Usted qué piensa? ¿Que por serio, no se puede ser divertido?, ¿sabe lo qué es usted? un maniqueo”, dijo Mastropiero al finalizar la hilarante entrevista

“¿Usted qué piensa? ¿Que por serio, no se puede ser divertido?, ¿sabe lo qué es usted? un maniqueo”, dijo Mastropiero al finalizar la hilarante entrevista

Alejandra Miriel

Finalmente se despidieron ante el aplauso del público, que estaba en su totalidad de pie, y cabe mencionar un público multigeneracional, aplauso que fue prolongado por unos minutos antes de mencionar que el Maestro Johann Sebastian Mastropiero había accedido a interpretar una pieza extra fuera del programa, se trató de “El blues del Fortín” (Opus XIV) con Mayer-Wolf en el piano y Maronna en otro de los instrumentos extravagantes y surrealistas, el reconocido bolarmonio con el que concluyeron tan onírica noche.

Inventamos una especie de género nuevo, una mezcla de humor con música, donde la música no es acompañamiento, sino que es intrínseca a la acción dramática y reúne muchas cosas”, señaló López Puccio para un medio mexicano.

Nuevamente el público mexicano despidió de pie y en una irremediable avalancha de aplausos y vitoreos a los artistas argentinos, que confirmaban su éxito, y se despedían con la clara moraleja de que el humor es una forma de acercarnos al debate, a la confrontación y desde luego a la reflexión, fórmula confirmada por más de cincuenta años.

¿Usted qué piensa? ¿Que por serio, no se puede ser divertido?, ¿sabe lo qué es usted? un maniqueo”, terminaba la descabellada entrevista a Johann Sebastian Mastropiero, pero él no era inculto o distraído, no, él solo quería hacer reír a la gente, lo hizo y vivió feliz para siempre.