Uno de los deportes más interesantes para el público mexicano y extranjero que nos visita es el de la lucha libre, donde vemos cómo los participantes se enfrascan en coreografiadas contiendas donde la violencia puede estallar en forma brutal en cualquier momento, cuando las protagonistas de estos combates son mujeres, las multitudes enloquecen ante el choque de la feminidad con la rudeza del deporte. Ahora, en el documental de Patrick Jasim y Paola Calvo, Luchadoras nos adentramos no sólo a los rituales del cuadrilátero sino a la forma en que enfrentan a la vida.
Baby Star, Lady Candy y Mini Sirenita son tres luchadoras mexicanas que nos demuestran que la lucha debajo del ring es más compleja de la que se vive arriba, por lo menos dentro de éste las reglas ya están establecidas y aunque sean rudas el concepto del honor del deporte se impone, cosa que la realidad no tiene, es más perversa en sus formas de actuar y menos amable y respetuosa de los esfuerzos.
Lady Candy debe enfrentar una terrible pelea debajo del ring, su expareja se ha llevado a sus hijas fuera del país y lleva meses sin verles, sin poder contactarlos. Para su ex pareja que ella se dedique a este deporte es una afronta a su masculinidad, a su postura de macho mexicano, por lo que la única manera que encontró de darle una lección fue esa, el progreso de su caso durante el trabajo va de la mano de su avance en el ring, llegando el final de su historia a una brutal batalla por salvar su cabellera, donde la rival parece superarlo en todo, pero que le hace enfrentar sin dar un paso atrás, ni siquiera cuando su rostro ya se encuentra bañado en sangre.
Mini Sirenita tiene enanismo y en su momento de mayor gloria se presentaba en las arenas del centro del país, ahora, ya en sus últimos años en el ring, debe luchar en rincones olvidados donde aún es contratada, la forma en que goza su actividad, la manera en que se divierte con sus compañeras y sus familias, contrasta con su sueño de poder retirarse luchando en los escenarios alguna vez piso.
Baby Star es la única luchadora enmascarada del documental, miembro de una dinastía de luchadores emuló los pasos de su padre tras vencer la resistencia del mismo, ahora su lucha es también la de ser una buena madre, mientras su hija desea también ser luchadora en un futuro lejano.
Las realizadoras logran hacer una metáfora muy interesante entre las historias personales y el ambiente de la lucha en la frontera con la pelea contra los feminicidios en Ciudad Juárez, una lucha que si bien es colectiva en el sentido social de la palabra, en los hechos todas libran la batalla solas contra enemigos que les pueden superar en cada aspecto y donde deben hacer uso de su ingenio, fuerza, aprendizaje para sobrevivir.
El documental cuenta con imágenes que se graban en la mente del espectador, resaltando quizá la secuencia final del mismo, aquella donde en el desierto todos se encuentran dispuestos a afrontar lo que venga. En lo personal me quedo con la imagen final del campeonato de Lady Candy, donde su cara ensangrentada tras la lucha por su cabellera, le hace esbozar una sonrisa llena de orgullo y determinación, la misma que le lleva a reencontrar a sus hijas en Estados Unidos., señalando que las victorias van más allá de un escenario o un deporte.
La cinta formó parte del Festival Internacional de Cine de los Cabos 2021.

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