El día en el que María Callas habría cumplido 100 años llegará a los cines un filme que recupera su debut en la Ópera de París, a todo color y con sonido mejorado, para sentirse como el público de 1958 y entender por qué 46 años después de su muerte aún es “la soprano assoluta”.
“Probablemente nadie supiera siquiera de la existencia de esas bobinas”, celebró en una charla con EFE el artífice de su restauración, el francés Tom Volf, responsable a su vez de otros trabajos sobre la cantante, como el documental Maria By Callas (2017) y, más recientemente, el libro Cartas y memorias.
Presidente asimismo de la Fundación María Callas, esta fue clave en el hallazgo del material.
“Todo su legado estaba muy esparcido cuando murió de forma repentina a causa de un ataque al corazón a los 53 años, porque solo unas pocas personas cercanas pudieron acceder a su apartamento antes de que lo vaciasen para salvar el máximo número posible de sus cosas, muchas grabaciones entre ellas”, explicó Volf.
Pasaron décadas sin que una institución se preocupara de reunir de nuevo esos objetos, de catalogarlos para su preservación y que “no acabaran en casas de subastas, como sucedió en el pasado”, lamentó.
Cuando en 2017 nació la fundación que lleva su nombre, entre todo el material dejado en depósito aparecieron los rollos originales de la película que contenían esa actuación, que fue retransmitida en su momento y que hoy está colgada incluso en Youtube, pero “en una calidad muy dañada en blanco y negro”.
Al ver las cintas, señaló, se dio cuenta de cuánto se había perdido en la imagen y en el sonido, “cuántos detalles y contrastes, especialmente en la voz, que está tan presente...”, subrayó un Volf “muy perfeccionista”, que dedicó años a la mejora del sonido con la tecnología Dolby Atmos y a su coloreado lo más fiel posible a partir del estudio de las referencias que tenían de la época.
“No se trataba simplemente de digitalizarlo y colgarlo en la red; merecía la pena llevarlo aún más lejos,(...), usar toda esa tecnología para traer 1958 a 2023 y proyectarlo en cines, para que la gente sintiera que asiste a una actuación en directo de la Callas, como si la devolviéramos a la vida y cantara frente a ti”, subrayó.
“Mostrar que aún estaba en la cima”
De un vivo rojo, Callas aparece ataviada ante el espectador con sus mejores galas (se ha comentado que portaba un millón de dólares en joyas), “en un momento crucial” de su vida personal y profesional, tras haber vivido ese mismo año uno de los mayores escándalos de su carrera.
Relatado por ella misma en el documental Maria By Callas, el 2 de enero inauguraba la temporada de la Ópera de Roma y asistía todo el mundo, incluido el presidente italiano. Se suponía que debía cantar Norma, pero se resfrió y tuvo que retirarse después del primer acto.
“La prensa de Italia la expulsó literalmente del país como si fuera su mayor enemigo, porque no creían que estuviese realmente enferma, más bien que había sido producto de un berrinche”, rememoró Volf sobre un año en el que hubo “de luchar por su reputación” sosteniendo a la vez una intensísima agenda.
Tras el escándalo de Roma, de vuelta a EU., hubo de hacer una pequeña escala en París. “A finales de aquel 1958 recordó cómo la habían tratado en Francia, sentía que allí el público sí la respetaba y no la acosaba, y prometió que volvería para hacer algo especial”, relató Volf.
“París era la única capital del mundo donde aún no había cantado, pues lo reservaba para una ocasión especial, y a finales de aquel año sintió que había llegado el momento. Quería además mostrarle al mundo que todavía estaba en lo más alto y por eso aceptó una retransmisión en vivo, con todo lo que eso suponía en 1958”, destacó.
Ante invitados como el presidente francés René Coty, Charles Chaplin o una jovencísima Brigitte Bardot, preparó una velada de formato inédito, con una primera mitad de recital donde interpretó piezas como “Casta Diva” de Norma, el “Miserere” de El trovador o “Una voce poco fa” de El barbero de Sevilla, y una segunda parte escenificada con el segundo acto de Tosca.
“Aunque cada persona lo experimentará de una manera, es imposible abstraerse de la emoción en el ambiente, así como de su canto, la belleza de la música y de sus expresiones al interpretar a todos esos personajes. Ella fue la artista definitiva y por eso se la llamó la soprano assoluta, alguien capaz de materializar la perfección”, apostilló Volf.
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