Escenario

‘Napoleón’: Un relato insípido pero visualmente impactante

CORTE Y QUEDA. La nueva entrega de Ridley Scott que llegó a las salas de cine nacionales no alcanza a cumplir con las expectativas

cine

Fotograma de 'Napoleon'.

Fotograma de 'Napoleon'.

CORTESIA

Dentro de la historia de la humanidad existen grandes nombres de líderes, usualmente militares, que han tenido un gran éxito y una dura caída. Desde Alejandro Magno, Genghis Khan o Julio César, quienes han tenido diversas adaptaciones cinematográficas de la mano de cineastas como Oliver Stone con El Grande (2004), Sergei Bodrov (2007) y Henry Levin (1965) con el líder mongol, así como Tanio Boccia (1962) y Joseph L. Mankiewicz (1953) con el gran emperador romano. Ahora, Ridley Scott toma las riendas para hablar de la historia de otra de esas grandes figuras, Napoléon Bonaparte, el corso nacido en Ajaccio que se convirtió en leyenda por su habilidad militar, su megalomanía y esa difícil relación con su esposa Josefina que marcó su vida.

El realizador británico no es ajeno a la fórmula de las épicas cinematográficas. Basta mirar su filmografía donde encontramos títulos como la memorable Gladiador (2000), la mediana Cruzada (2005) o la fallida Éxodo: Dioses y reyes (2014), donde Scott hace lujo de sus habilidades en el montaje de la acción, las batallas y la recreación de una época en la que sus protagonistas rondaron nuestro mundo. Asimismo, en ellas se visualiza la gran libertad que se toma al desapegarse de los hechos históricos en favor de una narrativa con un dramatismo donde el arco de sus estelares suele cumplirse de mejor o menor manera.

Aquí, Ridley aboga por mostrar de inicio al “pequeño corso” en la milicia, directamente en la ejecución de Maria Antonieta, donde el humilde soldado es testigo de la caída del trono por las revueltas revolucionarias del momento lideradas por Roberspierre. En medio de esa inconformidad social entre clases es que el combatiente decide tomar las riendas de su destino al conquistar una meta infranqueable hasta el momento para el Ejército Francés. Napoléon, interpretado por Joaquín Phoenix, enfrenta entonces a los ingleses y comienza esa hambre por ascender en la política de su país bajo el amparo de un nacionalismo exacerbado realmente motivado por sus intereses egoístas.

Lee también

Ridley Scott estrenará ‘Napoleon’, con Joaquin Phoenix como protagonista

EFE/Magdalena Tsanis en Madrid
La película retrata las famosas batallas de Napoleón, su ambición implacable y su mente estratégica como líder militar.

Scott acierta en mostrar ese ascenso y confianza en medio de batallas y politiquería donde la violencia y el ambiente de la Francia del Siglo XVI rodean al militar. Pero la problemática de su relato comienza ante la aparición de Josefina, interpretada por Vanessa Kirby. Es aquí donde el relato, escrito por David Scarpa (Todo el dinero del mundo, 2017; el remake de El Día que la Tierra se detuvo, 2008) comienza a dar de tumbos ante una edición que pasó de cuatro horas de duración a dos horas y media de metraje pero que no consigue desarrollar bien el arco de este amorío que causó estragos en ambas partes.

Phoenix y Kirby hacer lo posible por tratar de captar la esencia de un par de personajes complicados en la historia pero no logran alcanzar su objetivo debido a las tremendas fallas del guión de Scarpa, mismo que cae en un melodrama excesivo que no tiene pies ni cabeza, ya que las interacciones entre ambos no llevan a nada, ni en su psique ni en sus personas. Si bien hay momentos en que ambos dan chispazos de ese amor insano que les dolía a ambos, la verdad es que se vuelve un peso intrascendente que más que interesar, termina por aburrir al espectador. Es triste el resultado pues Kirby ejecuta muy bien su papel pero el relato, sus actitudes y frases acaban por matar las buenas intenciones de una actriz que ha demostrado su valía en el drama.

Por otra parte, el actor ganador del Oscar aquí, en su afán de presentar un Napoleón “humano”, cae en un tremendo patetismo que aleja a la figura del líder megalómano de todo eso. Pareciera que Scott y Scarpa buscan utilizar las famosas cartas entre ellos como pretexto para mostrar las debilidades y los lados flacos de estos personajes pero acaba por cavar su propia tumba al mostrar un general convertido en rey sin actitud, parco, limitado emocionalmente y que, salvo en un par de escenas, demuestra esa megalomanía, orgullo y obsesión por el poder que lo llegó a caracterizar. 

Lee también

De Ford a The Weeknd, Johansson o Pascal, Cannes se llena de estrellas

EFE/Alicia García de Francisco en París
Uno de los títulos más llenos de estrellas es Asteroid City, el nuevo filme de Wes Anderson.

Pero no todo es malo en Napoléon. Afortunadamente, la fotografía de Dariusz Wolski aporta un tremendo impacto a un relato insípido, especialmente en las escenas de batalla. Es ahí donde el experimentado cinematógrafo plasma de manera adecuada los helados fríos, los peligrosos incendios y la violencia necesaria hasta de forma poética, especialmente en una secuencia de emboscada en la nieve. Esos momentos es donde Scott y Dariusz muestran las mejores cartas de la cinta, mismas que recaen enteramente en el aspecto visual del filme.

Acompañando esta estética se encuentra el diseño de vestuario y la musicalización, misma que, por momentos, utiliza uno que otro tema moderno muy al estilo de Maria Antonieta (Coppola, 2006) o más recientemente, Corsage: La Emperatriz Rebelde (Kreutzer, 2022) que no funciona del todo. Sin embargo, es la composición de Martin Phipps (The Aftermath, 2019) la que le da cierta vida e identidad a los momentos épicos, mismos que por momentos parecen hacerle guiño a esa banda sonora inolvidable de Hans Zimmer en Gladiador, a pesar de que a veces su tono fársico con los personajes no sea del todo aterrizado.

Si bien la fastuosidad es característica natural de las cintas épicas desde que Cecil B. DeMille, D.W. Griffith o William Wyler crearon filmes como las dos versiones de Los Diez Mandamientos (1923 y 1956), la infame El Nacimiento de una Nación (1915) o el clásico Ben Hur (1959), Scott aquí muestra la dualidad de su cine, ese que a veces oscila entre las obras maestras como Blade Runner o Los Duelistas, así como cae en fallidos relatos como La Casa Gucci o El Abogado del Crimen, tratando de sortear los agujeros argumentales detrás de su espectacularidad, creando un relato que visualmente puede impactar a algunos pero que no le hace justicia a la figura de Napoleón Bonaparte.

‘Napoleón’: Un relato insípido pero visualmente impactante Video