Los Jefes de Jefes pusieron a rugir a más de 15 mil asistentes la noche de este viernes en el primero de dos shows que ofrecieron en la Arena Ciudad de México, una noche llena de recuerdos y nostalgia, con un recorrido musical que llevó a los presentes a disfrutar de cada uno de los éxitos de Los Tigres del Norte.
Muy al estilo mexicano, con bailarines folclóricos y un recinto que parecía un cielo abierto, debido a que el público tenía encendida las luces de sus celulares, los integrantes de la agrupación se adueñaron del escenario desde el primer minuto en el que comenzaron a sonar los instrumentos. Al ritmo de “Ni parientes somos” los integrantes comenzaron a poner la fiesta, la cual sin saberlo, se alargaría completamente, “gracias por estar esta noche con nosotros, nos encanta verlos”, señaló Hernán.
Un concierto que en el que no pueden faltar clásicos como “La puerta negra”, “Golpes en el corazón”, “Jefe de jefes”, “La reina del sur” y “La mesa del rincón”; “La banda del carro rojo”, “Pedro y Pablo”, “Pacas de a kilo”, “Señor locutor”, “Que tal si eres tú” y más, fueron parte de las canciones que cimbraron en el recinto, siempre acompañadas de luces hechas por el público.
“Esta noche es para todos ustedes, así que ayúdenos a cantar y a pasarla bien, ya saben que nosotros cantamos lo que ustedes quieran y no nos vamos a ir hasta que el cuerpo aguante”, expresó Jorge. La noche apenas comenzaba y sonaban ya “Directo al corazón”, “El ejemplo”, “La reunión”, “En que fallé”, y más; sin duda, un viaje musical por cada una de sus discografías, mismas que han dado la vuelta al mundo.
Como es tradicional en un concierto de Los Tigres, la noche se queda corta para cantar y bailar con canciones que han formado parte de más de tres décadas, donde los homenajes también son parte de su repertorio, y con el sentimiento de “Por tu maldito amor” y muchas canciones más. Hernán y Jorge, líderes de la agrupación, se han caracterizado por mantener su carrera de manera ininterrumpida, conquistando el mercado latinoamericano y sin duda, aprovechando su voz para levantarla por todos aquellos migrantes y contra el propio gobierno.
El reloj marcó la medianoche y Los Tigres del Norte no paraban de hacerlos corear cada canción, el público verdaderamente eufórico, no se movía de sus lugares, y tomando en cuenta que el público no paraba de ovacionarlos, cumplieron su promesa de seguir cantando, sin importar si ya habían repetido la canción, otra característica de ellos, es que el tiempo no es suficiente cuando están arriba de un escenario, y con esa misma energía, se alargaron hasta las 2:30 de la madrugada.
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