Escenario

Roberto Perpignani: “Prefiero ser un buen editor, que un mediocre director”

ENTREVISTA. El icónico artista italiano visitó recientemente el país para ser homenajeado en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara

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El editor Roberto Perpignani.

El editor Roberto Perpignani.

CORTESIA FICG

Con una larga trayectoria como editor, Roberto Perpignani ha trabajado al lado de directores de la talla de Orson Welles, Bernardo Bertolucci, Michael Radford y los hermanos Paolo y Vittorio Taviani. Recientemente visitó nuestro país con motivo de la edición 38 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara donde, además de impartir una master class, recibió el Premio Mayahuel Internacional en reconocimiento a una trayectoria de 60 años en la industria.

“Me dió una emoción enorme, muy muy grande porque normalmente los colaboradores no son reconocidos”, dijo Perpignani en entrevista exclusiva para Crónica Escenario. “Se reconoce a los directores, a los productores, incluso a los guionistas porque inventan historias. Pero el editor es una persona importante, porque maneja la forma”, siguió.

“Desde hace un tiempo, unos diez o quince años, se reconocen a los colaboradores: los de fotografía, los editores, los de vestuario, los músicos… a las personas que dan un sentido. Y me dió mucho gusto ver que hayan pensado que un editor podía ser una persona para ser valorada o reconocida por la calidad de su trabajo”, afirmó entusiasmado. 

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Fotograma de 'Mujeres del alba'.

Su carrera inició en 1962, como asistente de edición para el filme El proceso (The Trial) de Orson Welles donde, como él mismo explica, se hizo consciente de las posibilidades de ese arte. “Con Welles yo era un joven asistente. Y aprendí no de mi propia forma expresiva, ya que tenía que realizar lo que él quería. Pero tras un año entero de trabajo con él, empecé a concebir la creatividad del cine”.

Dos años más tarde, trabajaría en Antes de la revolución (Prima della rivoluzione), siendo la primera de varias colaboraciones con el cineasta italiano Bernardo Bertolucci, con quien además de sostener una estrecha amistad, sería fundamental en su propio proceso creativo. “Cuando encontré a Bertolucci, tenía 22 años como yo, pero estaba lleno de curiosidad, de imaginación, y me impulsó a ser imaginativo, creativo, y todo. Y al lado de él, nos volvimos hermanos. Y como hermanos éramos muy cercanos el uno del otro”, recuerda afectuosamente.

Las experiencias que tuvo con Bertolucci, Perpignani las contrasta con las que tuvo con los hermanos Taviani. “Fue muy diferente, porque eran dos personajes muy realizados, con una idea muy específica de lo que tenían que hacer, que crear. Parecía que todo estaba ya determinado. Aunque no era verdad, porque en el montaje, empezamos a reconsiderar todo. Y no era un discurso entre un director y un editor, sino entre dos directores y un editor. Era una ronda imaginativa”, destacó.

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Durante la entrevista, mencionó que, paralelo a su labor, ha puesto un especial énfasis en transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones. “Me gusta mucho enseñar en la escuela, y desde hace quizás 47 años que estoy enseñándole a los jóvenes. Ellos tienen la necesidad de encontrar a alguien que les de la justificación de ver más allá. En la Escuela de San Antonio de Los Baños en Cuba, me pidieron escribir una frase sobre una pared, y yo escribí: Como no quiero añorar el pasado, prefiero provocar el futuro”, comentó.

Roberto ahondó más sobre su labor, destacando que si bien esta es vital en el proceso cinematográfico, a su vez forma parte de un intrincado proceso colectivo. “El editor no puede hacer nada sin el material, y el material representa una intención realizada hasta el punto que tiene que dar un salto, saltar hacia adelante, encontrando y tomando su propia forma definitiva”, comentó.

“Y las formas definitivas pueden ser muchas, porque la elaboración es siempre móvil, se mueve. Cuando me dijeron ‘¿por qué tú no te convertiste en director?’, yo digo que prefiero ser un buen editor, que un mediocre director, porque lo que me interesa mucho a mí es la colaboración con los directores llenos de ideas, que te dan el impulso para compartir, para trabajar juntos y evolucionar así la forma misma”, añadió.

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Fotograma del filme.

El editor aseveró que “la historia no está hecha para el cuento, está hecha para la forma, la historia es una intención. El cuento es su desarrollo y la forma es la medida que toma el trabajo expresivo, que llega normalmente de adentro de nosotros, no está determinado antes. Es algo que tienes que buscar, que tienes que trabajar para sacarlo de una confusión e imaginarlo. Y tienes que llevarlo a la evidencia que va a ser compartida con el espectador. Este último tiene que ser un personaje que se va a involucrar en la historia misma, por sí mismo”.

Y remata: “Me encanta haber estudiado pintura. Me doy cuenta que un cuadro se firma solo, pero en el cine se firma juntos. Son muchas las personas que van firmando el trabajo”, aseguró.

En relación con lo anterior, Perpignani finaliza la entrevista narrando una anécdota. “Yo fui invitado a escribir sobre directores de fotografía. Eso fue en Nueva York para el Museo Guggenheim. Ellos decidieron dar un reconocimiento a los directores de fotografía del cine italiano. El catálogo estaba lleno de consideraciones de críticos, historiadores, etcétera. Y el organizador me dijo ‘Roberto, escribe un texto para cada uno’”, expresó. 

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“Lo elaboré, describiendo en él cómo los directores de fotografía te dan un impulso estético y de concepción expresiva muy determinada, y que tú puedes poner tus pies sobre todo esto para subir de nuevo hasta un resultado que sea significativo, que no existía antes. Es cuando yo hablo de El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, cuando charla con el zorro, y el zorro le dijo ‘No se puede ver con los ojos, pero tenemos que ver con el corazón’ Eso es lo que da la emoción, el corazón que pones en lo que haces”, concluyó.