Escenario

Saralisa Volm sobre el cine alemán: “Falta una parte por narrar, aquella de la gente que guardó silencio”

ENTREVISTA. La cineasta y actriz presentó en México su filme El bosque permanece en silencio, en el marco de la edición 21 de la Semana del Cine Alemán

séptimo arte

Saralisa Volm fue invitada de honor de la Semana del Cine Alemán.

Saralisa Volm fue invitada de honor de la Semana del Cine Alemán.

ESPECIAL

La 21 Semana de Cine Alemán continúa con sus exhibiciones especiales y en Crónica Escenario hablamos con la directora de la cinta El bosque permanece en silencio, Saralisa Volm, un intenso thriller que además marca su debut como realizadora aunque la labor detrás de cámaras no le era desconocida a la talentosa actriz. “Mucho antes de convertirme en directora ya estuve detrás de cámaras, como productora”, mencionó.

Volm ahondó un poco en las diferencias y ventajas de tener esta facilidad de múltiples roles en una cinta, como actriz y como directora o productora. “El primer realizador con el que trabajé como actriz, Klaus Lemke, hacía cintas completamente locas y fue él quien me abrió las puertas tanto a la actuación como a poder envolverme en el trabajo de producción. Luego, me dediqué de lleno a ser actriz y tuve el gusto de reencontrarme con la labor detrás de cámaras. Me di cuenta que extrañaba esa parte y lo bello que es estar involucrada en diferentes niveles dentro de un filme”.

Saralisa complementó el comentario con lo mucho que aprendió de sus compañeros de oficio para que su dirección encontrara buen camino. “Me emociona mucho ver lo mucho que aprendí en ese proceso de lo que se necesita para ser una buena actriz ahora que soy directora. Trabajando con mi protagonista me asombró ver algunos métodos que me hacían decirme ‘así que así se hace esto’ de manera sorpresiva. Ha sido algo muy enriquecedor, poder conectar y desarrollarme en todos los niveles que involucra hacer una cinta”

La historia de este bosque lleno de secretos está basada en la novela de Wolfram Fleischhauer, que además escribió el guion para el largometraje, algo que agradece la joven realizadora que haya sucedido. “Tenerlo involucrado fue de lo mejor que pudo haber pasado. Siempre se mostró abierto a sugerencias, buscaba hacer que todo mejorara y estaba muy interesado en hacer la cinta. Tuvo que eliminar a algunos protagonistas de su obra porque no se podían desarrollar en los 90 minutos que dura el filme pero siempre buscamos soluciones juntos para que fluyera de la mejor forma. Es muy creativo y rápido para tomar decisiones así que me parece que fui afortunada de trabajar con él”, afirmó.

El relato sucede en el año de 1999, lo que ofrece una mirada al bosque de una nación que sigue luchando con los fantasmas de un pasado inclemente. “Fue bueno para nosotros que, al retratar estos tiempos de finales de los 90s, la región no haya cambiado mucho visualmente. Por otra parte, nuestra protagonista tiene una extraña conexión con la audiencia, como si fuera una alumna estudiando en nuestro presente. Pero era necesario que el relato sucediera en esa época pues necesitábamos que la gente que de alguna manera vivió esa experiencia estuviera presente ahora”, explicó. 

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“Resuena que el problema, en este instante, se magnifica cuando aquellos que vivieron un hecho ya no están presentes pues es como si la memoria del pasado se olvidara. Es una forma de evitar enfrentar lo que hicieron generaciones pasadas porque no hay forma de hablar con ellos, con los abuelos o bisabuelos por ejemplo. El tiempo resulta una metáfora entonces, pues los problemas ante el olvido de la historia se hacen más grandes que en el pasado”, expresó Volm acerca de la trascendencia de mirar atrás y recordar lo sucedido.

“La importancia de este filme, que costó siete años para concretarlo, es que plantea la cuestión de cómo podemos hablar acerca de estos fantasmas sin hacer la clásica película acerca de los campos de concentración. Ya tenemos mucho de ello, hay que encontrar nuevas formas para hablar del tema. Es mérito en mucho sentido del escritor que creó el relato. Otro aspecto curioso es la predominancia de filmes que muestran la cara buena de los alemanes, haciendo énfasis en que no todos eran malos y ese tema también está un tanto sobre explotado. Pareciera que falta una parte por narrar, aquella de la gente que guardó silencio y los hace cómplices, así como de historias que no sabemos y que tomaron parte de esta situación, que de alguna forma los hicieron inclinarse por el lado malo”, complementó la actriz y directora acerca del distinto enfoque que su ópera prima ofrece.

Una parte bastante llamativa es el lugar donde todo sucede, pues los bosques en Alemania tienen una connotación simbólica muy interesante que aquí muestra una faceta diferente de los mismos. “Son muy populares, se ven desde una cara un tanto romántica en la literatura y pintura, es algo que solemos idealizar como bonito. Pero aquí, este lugar quiere contarnos algo, es una especie de protagonista que busca revelar un secreto y que trata de luchar contra esa ilusión que montan los pobladores de una cuento de hadas alrededor del mismo. Tratamos de convertirlo en una distracción o divertimento en lugar de tomarlo en serio, eso es una analogía a algo que hacemos diariamente en la sociedad presente. Es, definitivamente, una extraña relación la que se tiene entre este paisaje natural y la oscuridad que esconde”, enfatizó Volm.

Ese aspecto de fábula oscura es notorio desde el apellido de la protagonista, Anja, una que nos remite a un par de legendarios hermanos. “Me encanta esa alusión a los Grimm porque habla no solo de la clara relación con las fábulas sino de la lectura que les damos a las mismas. Muchos creemos la idea de los relatos tipo Disney con muchas chispas encima que ocultan la poca crueldad que hay detrás de ellos. Pero si llegas a leer a los hermanos Grimm o cualquier otro tipo de fábula de ese estilo, puedes notar que conllevan más ese lado oscuro y malvado de la humanidad, algo más crudo y realista de lo que llegamos a percibir en nuestro día a día en una vida real que parece tan edulcorada como las versiones de Disney”, señaló Saralisa.

Como actriz, la multifacética realizadora germana aplaudió el trabajo que tuvo al lado de su actriz principal, Henriette Confurius. “Fue un regalo. Es curioso porque en su historial como actriz tiene muchos roles distintos donde tiene que mostrar muchas cosas a través de su rostro o expresiones. Este papel de Anja no sólo es diferente a esos sino que le queda perfecto, todo se le dio de manera sencilla a pesar de lo físicamente complicado que resultaba ser. Hubo mucho entrenamiento para ella, lecciones para aprender más acerca del suelo. Se adaptó a ello de gran forma, pues es una actriz muy precisa y aprendí mucho de ella, creo que hubiera sido imposible hacer este filme en esos 25 días que tuvimos si no hubiera contado con su invaluable apoyo”. 

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No todo fue fácil en esta filmación, por lo que Volm destacó algunas de las ventajas y desventajas de grabar fuera de un set y optar por la naturaleza misma. “Grabamos en primavera, teníamos unos días hermosos donde había mucho sol, aunque no era muy beneficioso eso para darle vida a la atmósfera de la cinta, pero aceptamos el reto. Pero luego hubo lluvia y tormentas más fuertes por lo que teníamos que decidir si comenzábamos de nuevo todo o seguíamos y nos adaptábamos a ello. Otro gran problema fue trasladar todo el equipo a la locación real. Fue todo un reto grabar ahí debido a la intimidad de las tomas y las locaciones pero también fue muy bonito porque, para la grabación, era algo diferente que ayudó a la atmósfera angustiante del filme”.

Aunque la realizadora confesó que sabía parcialmente de los hechos a los que se refiere su cinta, reconoció que fue interesante abordar esa parte de la historia, una que a la fecha sigue mostrando las duras consecuencias de una guerra. “Siempre he tenido un interés por esta era de la historia y los campos de concentración, incluso he visitado algunos. Pero esto pasó después de la guerra, cuando sólo había una parte de la nación que seguía luchando aún con la batalla perdida”, dijo.

“Esto también interesó al autor de la novela, que se dio cuenta que no sabíamos mucho al respecto de esta temática, de ahí que decidió abordarlo. Lo terrorífico de este asunto es que aún hay mucho por descubrir, hay muchos cadáveres en fosas comunes en estos bosques germanos. Tenemos que enfrentar el hecho de que, del lado alemán, perseguimos a estos sobrevivientes que fueron cazados como animales. Esto resuena mucho todavía ya que se siguen encontrando cuerpos aún ahora en estos lugares, por lo que esto no ha terminado a pesar de todo el tiempo que ha pasado y no podemos ignorarlo”, aseveró con nostalgia.

La memoria y el pasado son temas fundamentales para la identidad, tópico central de esta Semana de Cine Alemán, por lo que Saralisa no dudó en expresar su punto de vista acerca de ello. “Me parece que las políticas de identidad son algo que está presente en la agenda mundial, especialmente en Alemania. Creo que si somos capaces de mirar al pasado, veremos que solamente somos una cosa, personas producto de muchas mezclas culturales, de razas, ideologías, de todo”, enfatizó.

“Sería de mucha ayuda saber más de nuestras respectivas historias para saber la importancia de adaptarse y evolucionar con el paso del tiempo. La identidad no es algo que esté escrito, que genere etiquetas, pues está en constante cambio. Incluso la idea patriótica de un nacionalismo extremo es algo muy extraño y peculiar. Hay que estar abiertos a las diferencias y a esa evolución constante, tenemos que abrirnos a unirnos, a pesar de todo ello, y llevarnos mejor en lugar de abogar por una separación como sociedad. Hay que hacernos responsables de los demás y lo que necesitan en lugar de una división. Mientras más conoces tu historia y la de los demás, más empatía generas con todos ellos”, concluyó Volm.