Una perspectiva histórica, sobre los orígenes y la evolución de la Romería de Zapopan, fue abordada por el sacerdote e historiador Armando González Escoto dentro de la conferencia La Romería de Zapopan: Fe, identidad y patrimonio vivo, ofrecida dentro del ciclo Jueves de Historia y Patrimonio en el Museo de las Artes Populares de Jalisco.

El ciclo es una iniciativa de la Secretaría de Cultura de Jalisco (SCJ) para difundir y reflexionar sobre las expresiones culturales que forman parte del patrimonio inmaterial del estado.
Durante su exposición, el también cronista de Guadalajara reconstruyó más de tres siglos de historia de una tradición que, desde el siglo XVIII, ha acompañado el devenir social y espiritual de la región.
Recordó que la primera procesión data de 1734, cuando la imagen de la Virgen de Zapopan fue trasladada a Guadalajara para pedir su intercesión ante los temblores y epidemias que afectaron a la población.
Destacó la continuidad de una práctica que ni la Guerra Cristera ni los periodos de persecución religiosa lograron interrumpir.

A lo largo de su ponencia, el investigador combinó análisis documental con referencias iconográficas, mostrando grabados y fotografías históricas que ilustran cómo ha cambiado la ruta, el contexto urbano y el carácter social de la peregrinación.
Subrayó que la fuerza de la romería radica en su origen popular, no institucional.
El historiador apuntó que la tradición ha resistido diversas etapas de tensión entre lo religioso y lo civil, especialmente durante el siglo XIX, cuando las leyes de Reforma y posteriores disposiciones buscaron limitar las expresiones públicas de fe.
Sin embargo, la devoción popular mantuvo viva la costumbre, adaptándola a las circunstancias de cada época.
Comentó que incluso cuando se prohibió que la imagen saliera, los fieles hicieron el recorrido simbólicamente. La procesión continuó porque ya era parte del tejido social.
En su repaso histórico, González Escoto recordó que la ruta original atravesaba las poblaciones de Mezquitán y Atemajac, hasta consolidarse en la actual Avenida Ávila Camacho en 1952.
El ponente también se detuvo en los símbolos que acompañan la celebración, como las danzas, las bandas de guerra y los carros alegóricos, elementos que, dijo, reflejan el sincretismo y la capacidad de adaptación cultural de Jalisco.
Entre anécdotas históricas, el sacerdote relató cómo la imagen fue transportada en secreto durante los años de persecución religiosa, o cómo los soldados franceses que ocuparon Guadalajara en el siglo XIX terminaron participando en la procesión.

En 2018, la Romería de Zapopan fue inscrita por la UNESCO en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reconocimiento que —subrayó— no solo valida su antigüedad, sino su condición de patrimonio vivo.
El ciclo Jueves de Patrimonio busca acercar al público a manifestaciones que forman parte de la memoria colectiva del estado.
Con la exposición del presbítero González Escoto, el público no sólo revisó los antecedentes de una costumbre centenaria, sino también las razones históricas y culturales que explican por qué, cada 12 de octubre, miles de personas siguen caminando junto a la Generala en uno de los recorridos devocionales más emblemáticos de México.