¿Qué pasaría si juntamos las películas de Tres Hombres y un Bebé, los primeros trabajos de Almodóvar, unas gotas de comedia romántica ochentera y una trama actual? Obtenemos Beso de Tres, una comedia romántica contemporánea sobre Connor (Jonah Hauer-King), quien tiene un trío con su mejor amiga Olivia (Zoey Deutch) y una desconocida, Jenny (Ruby Cruz); la situación se complica cuando ambas mujeres quedan embarazadas, forzando a los tres a madurar y enfrentar las inesperadas consecuencias de sus decisiones, explorando temas de amor moderno, paternidad y aborto con humor y sinceridad. Con sus tropiezos, el trío tratará de encontrar la responsabilidad y madurez que no han practicado en su vida para llevar lo mejor posible su enredo.

Al igual que otras comedias románticas, esta película comienza con una boda, aunque los protagonistas no son quienes se casan, sino que coinciden en esta fiesta y su participación es más bien secundaria. Sin embargo, tras una sucesión de juegos de seducción, celos y provocaciones cruzadas, Connor Blake, Olivia Capitano y Jenny Brooks terminarán compartiendo una noche de intimidad en el departamento de él. Y lo que ocurre es algo completamente inesperado que no estaba planeado, ya que al poco tiempo ambas descubrirán que están embarazadas.
Lo que sigue, según el guion escrito por Ethan Ogilby, es un impecable engranaje propio de la comedia de enredos con buenas dosis de humor físico y verbal en el que se luce el trío protagónico. La fluidez y gracia con que Chad Hartigan construye el relato tiene, sin embargo, algunos traspiés cuando debe ahondar en las contradicciones íntimas de Jenny y, sobre todo, de Olivia, quien ya había mantenido algo parecido a una relación sentimental con Connor en el pasado.

La cuestión se vuelve más compleja cuando Olivia debe afrontar la posibilidad de practicarse un aborto. En ese sentido, la película se torna por momentos profunda, pero sin llegar al drama, dando una resolución que logra llevar al cinéfilo por un sendero seguro, aun abordando las relaciones contemporáneas desde una perspectiva que se autopercibe como moderna y desprejuiciada.
Más allá de esas concesiones, la trama resulta en buena parte de sus casi dos horas una película simpática y encantadora, digna heredera de las comedias sexuales ochenteras y de las mejores comedias de situación de los noventa, en la que Deutch surge como la intérprete más dúctil dentro de un impecable elenco que incluye algunos divertidos y entrañables personajes secundarios. De hecho, su tráiler no le hace justicia a la historia, que nos la presenta con una trama más fuerte de lo que realmente es: una comedia romántica contemporánea.

Al comenzar la historia, vemos al ingeniero de sonido Connor Blake (Jonah Hauer-King) en la boda de su mejor amigo, Greg (Jaboukie Young-White), con Matthew (Tommy Do). En dicho evento, el chico termina dando un excelente discurso sobre el amor, el cual, lamentablemente, no llega a ver su mejor amiga, la camarera Olivia Capitano.
Resulta, pues, que Connor tiene un historial con Olivia, razón por la que decide ir a buscarla al trabajo. Pero cuando esta se distrae con la llegada de su amante (¡casado!), Kevin (Josh Segarra), Connor decide conversar con la atractiva Jenny Brooks. Es por eso que una celosa Olivia se les acerca, los tres terminan saliendo a bailar a una discoteca y, eventualmente, van a la casa de Connor, donde todo ocurre, es decir, la aventura de hacer un trío (y no precisamente musical). Y días después, Connor se entera de que ha dejado embarazadas a las dos chicas.

Lo cual al principio no es ningún problema, considerando que está perdidamente enamorado de la insegura y complicada Olivia y que, aunque le cae bien Jenny, no siente nada por ella. No obstante, nuestro protagonista quiere hacer las cosas bien, por lo que decide acompañar a ambas en su embarazo. Esto, claramente, no es tarea fácil: por un lado, Olivia solo tiene a su ocupada hermana (Kristin Slaysman) y no está segura de si quiere volver a comenzar un romance con Connor; y, por el otro lado, Jenny les ha dicho a sus padres (Robert Longstreet y Arden Myrin) que el papá de su bebé es su enamorado, y no se atreve a confesarles la verdad.
Puede que la premisa de Beso de Tres suene algo absurda, pero el director Chad Hartigan y su guionista, Ethan Ogilby, hacen un excelente trabajo desarrollando el conflicto central y todo el drama que trae consigo. De hecho, es impresionante lo verosímil y honesta que se siente la película, lidiando con todos los problemas que se originan debido a la situación en la que se encuentra el trío de protagonistas. Tenemos a madres hormonales, malentendidos con padres, showerssorpresa, compras de accesorios para el bebé, inseguridades y mucho más. Es todo muy divertido por momentos y muy dramático en otros, y resulta creíble para efectos de lo que el filme quiere hacer con sus personajes.

La película usa el “beso de tres” como metáfora de los dilemas afectivos actuales, explorando cómo el amor moderno desafía las estructuras tradicionales, resultando en una historia divertida pero profunda sobre la aceptación y las complejidades de las relaciones. Recomendable para los cinéfilos que gustan de comedias románticas ligeras y divertidas. ¡Nos vemos en el cine!
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