“Pienso en todos los momentos que disfrutamos y que no se quedaron guardados en ninguna fotografía, en ningún video, en todos los que ahora sólo viven en mis recuerdos. Los convierto en palabras y los sacó de ese lugar borroso y desteñido, los traigo al presente y les doy un lugar junto a esta realidad en la que soy otra, una versión de mí que él nunca conoció…”.

Maestra en Cultura Escrita por el Centro de Estudios y Posgrados Sor Juana, Zeth Arellano es narradora mexicalense dedicada al relato breve, radicada en Jalisco. Obtuvo el primer lugar en narrativa del VIII Certamen Literario Ricardo León, en España y ha participado en diversas antologías como la edición “Lados B” 2018 (Nitro/Press), en la de relato corto “Vacunas contra la poesía” (Editorial La Rumorosa) y en “Ni una sola palabra” (UANL). Cuenta con participaciones en revistas digitales como “ERRR Magazine”, “Penumbria”, “El Septentrion”, “Mood Magazine”, “Erizo Media”, “Pez Banana”, “Cinosargo” y “Lado Berlín Magazine” entre otras. Actualmente, escribe sobre libros para Maremotom.com: periódico digital, propiedad de Mónica Maristain, con noticias de espectáculos, cultura, comida, bebida, turismo, televisión, música y periodismo.
En “Ruinas líquidas” (Universidad Autónoma de Nueva León / Editorial Universitaria UANL), su primer libro de cuentos en solitario y de reciente presentación en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Arellano “explora los intersticios entre mundos y hace de lo fantástico una extensión natural de la realidad. Sus atmósferas son un organismo vivo que respira ansiedad, belleza y compasión para transformar lo cotidiano en un paisaje psíquico donde el lenguaje roza lo místico”.

En estas páginas, “lo onírico no funciona como refugio sino como espejo de las emociones humanas más hondas: el miedo a no ser suficiente, la pérdida que se arrastra como sombra fiel, el abandono que reverbera en habitaciones vacías, la soledad que se dilata y la muerte, no como final, sino como pregunta abierta que sostiene el pulso de la existencia… El sueño y la vigilia no se oponen, pero sí se contaminan: convocan la ambigüedad inherente a la condición humana y llevan al lector al terreno de lo íntimo y lo espectral.
El desasosiego no proviene de monstruos externos, sino de la propia conciencia. Arellano escribe desde ese umbral ambiguo para invitarnos a habitar ese territorio holístico donde todo puede ser verdad y metáfora al mismo tiempo; donde la palabra, al igual que el agua, erosiona, transforma y revela…”.