Guadalajara

Panteón de Mezquitán: Una última morada de gran tradición

Mezquitán en la década de 1890 era en sus orígenes, un poblado perteneciente al reino de Tonalá. Al llegar los conquistadores, este poblado se componía por no más de medio centenar de habitantes. El crecimiento de la mancha urbana de la ciudad de Guadalajara pronto llegó a su cercanía, como había de llegar a Atemajac, a Mexicaltzingo y a Analco por el otro extremo. Mezquitán se constituye entonces en una de las garitas de entrada a la ciudad, construyendo el cementerio en terrenos antes dedicados a labranza y cría de ganado.El panteón de Mezquitán, ubicado en Avenida Federalismo Norte 977, en la Colonia Mezquitán de Guadalajara,  abrió sus puertas el 2 de Noviembre de 1896 ante la saturación del Panteón de Belén. Este panteón está asentado sobre una superficie aproximada a las 25 mil hectáreas en las proximidades de lo que hoy es el primer cuadro de la ciudad.Se sabe que el cementerio se construyó por mandato del entonces gobernador Mariano Escobedo y se inauguró precisamente el día de los Fieles Difuntos del año 1896.En el panteón se encuentran capillas y mausoleos de gran atracción para los visitantes, así como  notables monumentos del arte neoclásico.En el edificio de la administración del panteón se encuentra una antigua campana que indicaba al personal del servicio en qué parte del mismo se efectuaría la inhumación, según los redobles de la misma. Por fuera del panteón, a lo largo de la entrada principal, se pueden observar murales que representan las clases sociales de aquellos tiempos. El cancel de hierro forjado el panteón de Mezquitán es de barrotes con pequeñas figuras de calaveras con huesos en forma de cruz.Cuenta con una sección francesa y una sección alemana. Cerca del área francesa  se observa un obelisco a los soldados que estuvieron en la ciudad en fechas anteriores a la apertura del panteón.Y en uno de los cruceros principales que delimita los lotes de estas criptas, se erigió, un gran monumento en forma de capilla, cuyos nichos guardan los restos del Señor Jesús Flores quien fuera propietario de la  legendaria casa de los Perros, situada por la avenida Alcalde en el centro de la Ciudad, así como de personajes históricos de la ciudad como Esteban Loera o el mausoleo de Miguel Campos Kunhardt y más personajes célebres.Asimismo, destaca la tumba del primer morador del Panteón de Mezquitán, el alemán que llevó en vida el nombre de Hans Jaacks, en cuya inscripción se lee que nació el 29 de julio de 1861 y murió 31 de octubre de 1896. El renombrado boticario se había establecido en esta ciudad en el año de 1853.Hoy en día, el muro perimetral del panteón  de Mezquitan por ser una de las construcciones antiguas más representativas de la ciudad, cuenta con un nuevo mural con una propuesta plástica del Centro Universitario de Arte Arquitectura y Diseño de la Universidad de Guadalajara quien apoyó  en su realización, esto en el muro exterior por la calle José María Vigil, desde Gregorio Dávila hasta  Avenida Federalismo Norte.el panteón de Mezquitán hay 87 mil tumbas, de las cuales alrededor de dos mil 600 están acordonadas.Principales leyendasEl señor Jesús Flores quien fuera propietario de  casa de los Perros situada por la avenida Alcalde, no tenía  herederos, por lo que su última voluntad había sido a que quien le rezara un novenario en el patio central de casa  a las 12 de la noche, le heredaría la céntrica finca.Por otra parte, se cuenta que a ocurrencia de los constructores del panteón, con aparente humor negro, lanzaron  la oferta de sepultar gratis al primer difunto que llevaran a este panteón. La competencia derivó en un carrera entre el cortejo fúnebre del acomodado boticario, el alemán Hans Jaaks y algún nativo anónimo y humilde.Quien ganó la curiosa oferta de sepultura gratis e inauguración del panteón fue el señor Jaacks, el boticario que llegó en carroza, mientras que al cuerpo del pobre nativo lo trasladaban a hombros.

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