Todos los cerebros son diferentes, no hay uno exactamente igual a otro. Sin embargo, existen algunas personas con variaciones particularmente significativas, las cuales causan interés debido a que su funcionamiento se lleva a cabo de maneras distintas y fascinantes.
Tal es el caso de los individuos con neurodivergencias, término acuñado en los años 90 por la comunidad anglosajona para describir toda neurología o funcionamiento cognitivo discordante con lo considerado “normal” o “típico”.
Dentro de este grupo se incluyen las personas con autismo, Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), dislexia, trastorno con límite de personalidad, entre otros.
Debido al estigma social que muchas veces enfrentan este tipo de poblaciones, constantemente se asume que poseen habilidades poco desarrolladas o insuficientes. Sin embargo, esto no es del todo cierto, pues estudios realizados con personas neurodivergentes sugieren que pueden llegar a poseer habilidades particularmente sólidas en algunas áreas, como la creatividad.
La creatividad puede entenderse como la capacidad de las personas para encontrar soluciones válidas y originales a los problemas, lo que les permite obtener, a través de un proceso, productos nuevos, originales y válidos que son reconocidos en determinados contextos.

A pesar de poseer diferencias en su neurología, la forma única en la que las personas con neurodivergencias procesan y perciben su entorno los hace capaces de conceptualizar situaciones y retos de maneras innovadoras, a la par de encontrar soluciones poco comunes a diversos problemas. Lo cual, en última instancia, los hace sumamente creativos.
Las personas con TDAH, por ejemplo, se caracterizan por un funcionamiento atípico de su corteza prefrontal, área dedicada a funciones cognitivas complejas como la atención sostenida o la toma de decisiones. No obstante, demuestran un mayor pensamiento divergente y enfoques novedosos para la resolución de problemas, lo que indica un gran potencial creativo a comparación de la población neurotípica. Asimismo, se ha observado que los individuos con dislexia exhiben mayor capacidad de fluidez, originalidad, abstracción, elaboración y flexibilidad, lo cual contribuye a que su creatividad sea más evidente que en otras poblaciones.
Las personas con síndrome de Down, a pesar de mostrar bajos puntajes en la creatividad verbal, han destacado en el ámbito de creatividad gráfica, lo cual indica que tienen habilidades para generar productos o encontrar soluciones novedosas a través de medios gráficos. Finalmente, en lo que respecta al autismo, se ha observado que estos individuos pueden llegar a poseer un desarrollo superior a la media en su creatividad verbal. Es decir, tienen una mayor comprensión original e innovadora del lenguaje y las metáforas.
Para que la creatividad suceda es necesario que el cerebro sea capaz de generar una red de asociaciones flexible. Esto básicamente quiere decir que, para que una persona pueda ser creativa, su mente debe tener la habilidad de tomar dos estímulos o ideas aparentemente distintas entre sí, y producir un vínculo entre ellas que resulte inusual pero congruente. Debido a la particularidad de redes neuronales que las personas con determinadas neurodivergencias poseen, la creatividad se vuelve una habilidad fácil de adquirir.
Lo anterior desafía el mito de que los neurodivergentes poseen necesariamente una desventaja cognitiva respecto a su contraparte neurotípica. Ya que demuestra que si bien, pueden experimentar dificultades en ciertas áreas, también tienen perfiles de habilidades únicas que pueden manifestarse como fortalezas en otros ámbitos.
Es importante entender que neurodivergencia no es sinónimo de déficit. Es, en esencia, el reconocimiento de una diferencia la cual, a pesar de conllevar retos y dificultades, también es capaz de potenciar talentos y habilidades como la creatividad.
Por lo tanto, adoptar una visión inclusiva al respecto se vuelve fundamental, pues es lo que permitirá que más personas puedan desarrollar su potencial sin verse limitados por enfoques o métodos tradicionalistas, los cuales no toman en consideración las fortalezas y singularidades de sus extraordinarios cerebros.