Actualmente el conocido Parque del Lago en la alcaldía Iztacalco, padece, como muchísimos parques en la CDMX, la falta del mantenimiento, se encuentra suspendido en lo que pareciera un interminable ir y venir de cúmulos de basura, delincuencia y abandono.

Lo que en su momento fue diseñado como una zona habitacional del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT), con un enorme lago en el centro, paseos en lancha y zona de pesca, además de contar con todos los servicios como salud, educación, plazas y el estar cerca de la avenida Rio Churubusco, una zona privilegiada y única dentro de la urbe capitalina, se esfumó, literalmente, como agua entre las manos.

Fue alrededor de 1979 cuando el idílico lago se disipó debido a un sismo que sacudió la ciudad, cosa que causó una grieta en su fondo y provocó que, poco a poco, el lago se fuera secando y con ello también los sueños de aquella vida quimérica prometida para los ciudadanos.

La voz de los vecinos

“Lo único que han hecho en los últimos años es colocar una fuente que ni agua tiene y que sólo llenaron el día de la inauguración, colocar juegos que a la semana se empezaron a romper y prometer terminar el domo de eventos, nada está bien, todo sigue igual”

Nada está bien

En 2022 lo único que queda en el Parque del Lago es el sol quemante y lo que, a duras penas, parece una de zona de esparcimiento. “Llevo tres años trabajando aquí, pasa bastante gente por la zona porque está cerca de la avenida y de la Bodega Aurrera, pero desde la pandemia de Covid-19 ya todo es diferente. La venta es baja y uno que es ya de edad avanzada y que no tiene otras fuentes de ingresos se ve en la necesidad de, a como de lugar, sacar el taco del día” comentó Raymundo, vendedor de verduras en el medio del parque. “Lo único que han hecho en los últimos años es colocar una fuente que ni agua tiene y que sólo llenaron el día de la inauguración, colocar juegos que a la semana se empezaron a romper y prometer terminar el domo de eventos, nada está bien, todo sigue igual”, añadió.

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Donde antes había agua ahora hay escasos arboles y pocas zonas para descansar. “La casa del abuelo”, un recinto cultural para todo público, intenta salvar el panorama cultural de la zona, pero, en realidad, parece que sucede todo lo contrario, la zona lo absorbe y la población ya ha hecho con el lo que ha querido, al menos en su fachada.

La alcaldía Iztacalco, administrada por el alcalde Raúl Armando Quintero, es acusada por parte de los ciudadanos de desviar recursos, quienes comentan que, en la zona, a pesar de contar con un módulo de seguridad ciudadana, no es suficiente. 

“Muy pocas veces se ven que pasen policías a vigilar la zona, y si pasan se van directo contra los jóvenes que están fumando mariguana y les quitan sus cosas, es algo que se sabe desde siempre. Por las noches como no hay buena iluminación llegan a asaltar a las personas y los rateros se van fácil por las unidades, y nadie hace nada”. Comentó Christina, habitante de la unidad habitacional quien paseaba a su perro. “La mayoría de las personas que trae a pasear a su perro es responsable y levanta sus eses, pero lo malo es que, como no hay botes de basura, tiran la bolsa en algún rincón, hay buenas intenciones por parte de la gente solo falta que el gobierno nos quiera ayudar y mínimo, dar mantenimiento una vez al mes en toda la zona” agregó.

Crear espacios

A pesar de los múltiples contrastes que posee el parque y la zona habitacional en general, hay personas que, a pesar de las circunstancias no favorables de la demarcación, se empeñan en crear sus espacios y adueñarse de ellos con buenas intenciones. Por ejemplo, existe una pequeña zona para que, tanto visitantes como vecinos, arrojen sus tapitas de plástico para que sirvan de apoyo para darles una quimioterapia gratis a niños con cáncer, otros optan por tomar la zona como su campo de entrenamiento y ejercicio y otros como simples lugares recreativos.

Contra toda adversidad la vida encuentra la manera de fluir, los vecinos de Iztacalco y el mismo parque del lago no son la excepción. 

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