“¿Dónde queda la inclusión?”, se cuestiona molesto Don Heriberto cuando intenta subir a la banqueta en su silla de ruedas, pero se encuentra con la rampa para discapacitados hecha pedazos.

Circular por la colonia del Carmen, en la Gustavo A. Madero, es un desafió para cualquier peatón; se tiene que estar siempre alerta, fijarse donde se pisa para evitar un accidente provocado por la mala pavimentación; para la gente con discapacidad se vuelve casi un imposible.

Cuautepec Barrio Alto representa un reto de movilidad para los colonos discapacitados debido a la inclinación del cerro; pero aunado a ello, tienen que lidiar con las nulas medidas de apoyo; Heriberto perdió la pierna hace 23 años en un accidente de trabajo, vive en colonia del Carmen donde: “Las calles son un peligro, de nada me sirve que la rampa tenga señalamiento de discapacitados si hasta una persona que pueda caminar corre el riesgo de caerse”, asegura.

La Ley para la integración al desarrollo de las personas con discapacidad, en su artículo 4 señala que se debe garantizar el acceso a instalaciones y en traslados a las personas con discapacidad y personas con movilidad limitada, además, debe haber igualdad en condiciones con los demás al entorno físico, el transporte, la información y comunicaciones.

“Nos hemos quejado con la alcaldía cuando viene a hacer sus campañas y ni por quedar bien nos escuchan; autoridades nos visitan y llegan en helicóptero a la ceremonia de seguridad aquí en Cuautepec, se van a ir en su helicóptero, pero la delincuencia y las rampas se van a quedar como están”, asevera indignado Heriberto.

“No les echo la culpa de la inclinación del cerro, solo estoy pidiendo que hagan su trabajo, que reconstruyan, pues las rampas y banquetas en general, están hechas pedazos”, resalta Heriberto.

El Artículo 8 de la Ley para la integración al desarrollo de las personas con discapacidad explica que las autoridades del gobierno están obligadas a vigilar que se cumplan con las indicaciones específicas para personas con discapacidad:

“Constituye el derecho de transitar y circular por todos los lugares públicos, sin que obstruyan los accesos específicos para su circulación como rampas, puertas, elevadores. Dichos lugares deberán estar señalizados con el logotipo de discapacidad, con base en lo dispuesto a esta ley. La violación a estos derechos será sancionada severa e inmediatamente por las autoridades competentes”.

La mayoría de las rampas tienen el símbolo de discapacitados, pero no cumplen su función. Unas están destrozadas, otras están obstruidas por cables o postes.

Don Heriberto se ha sentido discriminado a lo largo de su vida, un aspecto que resalta es la justamente la falta de infraestructura que le limita para hacer sus cosas por sí mismo: “Llevó viviendo aquí 12 años, en mi vivienda anterior las calles eran planas y aunque tampoco era fácil, al menos podía moverme solo; aquí necesito una mano sí o sí, esto es una montaña rusa. No es justo que por vivir en la periferia no contemos con rampas dignas ni pavimentación que garantice una movilidad segura para personas como yo…”