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“Unas caricias, un masaje a una secretaria no es un pecado grave”: Francisco.

El papa relativiza la pederastia: “Los abusos cometidos hace 70 años y el encubrimiento no se pueden juzgar con la óptica actual”

El Papa en el avión de regreso a Roma (EFE)

El Papa en el avión de regreso a Roma (EFE)

Francisco defendió este lunes al obispo de París, Michel Aupetit, del que aceptó su renuncia por haber mantenido una relación impropia con una mujer, pero dijo que no era "un pecado grave" y que tomó esa decisión "no por la verdad", sino porque "fue puesto en el altar de la hipocresía".

Tras el escándalo, el papa sí admitió que esa relación "fue un error" y que hubo "masajes y caricias" a su secretaria, pero relativizó la lacra de los abusos sexuales al asegurar que "esto no es un pecado grave" porque es "un pecado de la carne".

A bordo del avión que lo traía de regreso a Roma, tras una gira por Chipre y Grecia, el pontífice argentino dijo que los pecados más graves "son otros como la soberbia, el odio" y que el obispo es pecador "como lo somos todos".

Eran otros tiempos

El papa aprovechó para pedir que los abusos y encubrimientos de la Iglesia en tiempos pasados se juzguen con la óptica de aquella época.

“Una situación histórica debe interpretarse con la hermenéutica (interpretación) de la época, no con la nuestra. La esclavitud, por ejemplo, los abusos de hace 100 años, nos parecen una brutalidad. El mundo era otro, había otra hermenéutica. En el caso de la Iglesia se encubría... Era una cosa que pasaba en las familias y en los barrios. Hoy decimos que no funciona. Pero hay que interpretar con la hermenéutica de cada época”, reiteró.