Nacional

Fin de la construcción del AIFA: 16 mil 500 empleos a la deriva…

Trabajador de las obras del AIFA
Cuartoscuro

Al retornar a casa, algunos intentan trabajar en las obras municipales aún pendientes, como los Museos del Mamut y la Pirotecnia en Tultepec: a más de dos años del programa de Sedatu, sólo son un par de cascarones polvorientos

En esta región limítrofe al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, donde la derrama de la “mega obra” permanece entre nubarrones, parece haber más carteles promocionando la continuidad del presidente que oportunidades de trabajo…

Casi en cada esquina se han colocado mantas con la imagen caricaturizada del mandatario y la leyenda: “¡Sí, que siga!... Y casi en cada esquina, también, aparecen testimonios de adversidad.

En contrasentido a esa euforia propagandística de la revocación de mandato, el fin de las labores de construcción del AIFA ha desembocado en el retorno a casa de quienes habían sido ocupados en los últimos años -en especial jóvenes-, en labores de albañilería u otros oficios básicos.

De acuerdo con datos de la Secretaría de la Defensa Nacional, el levantamiento del puerto aéreo representó el empleo de más de 16 mil 500 trabajadores de forma directa. Y de otros 33 mil de forma indirecta -para un total cercano a 50 mil-, derivados del flujo comercial, proveeduría, apertura de caminos y vías de comunicación, así como implementación del plan de Sedatu para rescatar la zona.

Números de papel. En todo caso, hoy la mayoría de esas personas están a la deriva...

Ya desligados del AIFA, algunos intentan emplearse en las obras todavía pendientes en los municipios, en las cuales se invirtieron millonarios recursos federales -2 mil 400 millones de pesos-, sin resultados visibles y con un retraso descomunal.

Crónica cierra el recorrido por los siete municipios fronterizos al aeropuerto, donde se repiten las imágenes de miseria, farsa gubernamental y expectativa incierta.

En Tultepec, tierra de coheteros, se multiplican los anuncios publicitarios de un par de recintos: “El Museo del Mamut: una mirada al pasado”, y el “Museo de la Pirotecnia”.

Sin embargo, a más de dos años de la puesta en marcha del programa de Sedatu, sólo son un par de cascarones polvorientos, sin señal de utilidad… En el Museo del Mamut no hay asomo del ingeniero responsable y los peones prosiguen en su tarea de parchar muros y tapar desperfectos; en el de la Pirotecnia, el golpeteo desesperado del cincel es un eco del malogrado proyecto oficial.

“Se cambió la constructora, por eso se están teniendo que acelerar trabajos en varios frentes, pero llevará su tiempo”, reconoce la ingeniera Erika.

“Estaba re´bonito nuestro centro y nos lo tiraron -lamenta Cecilia Cortés, comerciante de la zona-. Nomás vinieron y empezaron a destruir. El edil Armando Portugués fue quien hizo toda la negociación con Sedatu, pero le dio COVID y se murió (en mayo del año pasado), y no hay quien responda”.

“Teníamos una Casa de Cultura que ofrecía talleres de danza, de música, y también la echaron para abajo. Había costado 40 millones y los tiraron a la basura, en ese mismo lugar están haciendo lo del Mamut. Si lo acaban, no sé qué irán a mostrar, porque todo lo encontrado fue llevado al museo del aeropuerto”.

En principio, se había prometido exhibir aquí los vestigios y restos hallados durante las labores del AIFA, pero al final la Sedena decidió montar un museo al interior de las instalaciones aeroportuarias y el de Tultepec quedó en el desamparo.

“¿En qué nos beneficia el museo de la pirotecnia? Pinta para elefante blanco. El terreno había sido donado por un ejidatario de nombre Federico Aguilar, e iba a ser destinado para un hospital especializado en atender quemaditos, por los constantes accidentes en la cohetería”, expresa Ricardo Zúñiga, líder comunero.

“El piso que teníamos era de 35 centímetros y el nuevo que pusieron ya se está tronando, cantidad de banquetas tronadas. Nos hemos organizado para protestar, pero el municipio le echa la bolita a la Federación, y viceversa. El alumbrado también se descompuso y no hay quien responda”.

En Tultepec también se destinaron recursos para modificar el centro histórico, aunque la nueva imagen: desangelada y sin chispa, ha derivado hasta en desencuentros partidistas. El propio edil de Morena: Sergio Luna, lo ha llamado “un desierto de concreto con cuatro palmeras”, y ha prometido a la gente reconstruirlo otra vez.

Según Sedena, con el paso del tiempo y el avance en las operaciones del AIFA, en los próximos 30 años se espera la generación de 80 mil empleos directos y 170 mil indirectos, para un total de 252 mil.

Esta proyección implica un crecimiento poblacional en la región, por influencia directa de la obra, de 600 mil personas, casi el número de pobres contabilizados en la actualidad: 642 mil…

Ninguna de las siete demarcaciones vecinas cuenta con Plan de Desarrollo Urbano vigente o actualizado.

Para enfrentar el esperado repunte poblacional, se requerirán, según el gobierno federal, más de 6 mil hectáreas urbanizadas para vivienda, industria, comercio, servicios y espacios recreativos.

Tan sólo en el rubro habitacional se estima la necesidad de construir por lo menos 245 mil viviendas.

Lejos de las cifras alegres, hoy los peregrinos desempleados encuentran en sus pueblos la parálisis y simulación de siempre…

Como en Tonanitla, donde el Hospital de la Mujer es un esqueleto inmóvil. Y donde la Unidad de Protección Civil y Bomberos ha sido usada por el saliente edil del PRI (Felipe Martínez) y el entrante del PAN (Mauro Martínez) con fines electorales.

“Ya ha sido inaugurado dos veces: por el que se fue y por el que entró. Tuvimos que ocupar el edificio en diciembre, porque ya no teníamos dónde ir, pero lo encontramos sin muebles ni equipo, con la misma ambulancia vieja de siempre”, cuenta el paramédico Agustín Arredondo.

O como en Tultitlán, donde los minoristas del mercado municipal, dejados a su suerte en la explanada del pueblo en tanto se construyen sus nuevos puestos, se encomiendan a San Antonio de Padua a la espera de un mejor futuro.

“Le pedimos al santito que ya nos entreguen nuestro mercado, que haya trabajo en Tultitlán, que el aeropuerto mueva la economía porque estamos igual de jodidos que siempre”, dice Jorge Antonio Beltrán, dueño de un puesto de comida.

“Lo que sí van a tener que cambiar es el techo, porque lo pusieron de policarbonato y ya se voló”.

En la obra, según el ingeniero residente Nesmel Márquez, se han invertido 51 millones de pesos, “pero hemos batallado con la falta de recursos, no hay fecha fija para inaugurar”.

Daniel Fajardo, Coordinador General de Desarrollo Metropolitano y Movilidad de Sedatu, prometió al iniciar el plan de reactivación: “La idea es que el AIFA sea el impulsor de la economía de la región, que los empleos funcionen para la gente que vive ahí”.

Como el techo del mercado municipal, a las palabras también se las ha llevado el viento…