La educación necesaria en México es la que permita una crianza desde el Amor para prevención y generación de círculos familiares y amistades seguros, dijo David Lee Zamora, integrante de la Sociedad Americana de Seguridad Industrial (ASIS).

El reputado escritor experto en seguridad y autor del best seller “Manual de Seguridad de Bolsillo”, añadió que necesitamos educar basados en el amor que como personas debemos profesar, para cementar el futuro de personas de bien.

Señaló que “en materia de prevención, valdría la pena reflexionar respecto a la dualidad que debemos lograr: educar al mayor número de personas para evitar que se conviertan en víctimas; y sensibilizar al mayor número de individuos, especialmente los jóvenes, para evitar que se conviertan en delincuentes”.

Lee manifestó que ambas vertienes educativas son necesarias porque una permite disminuir los niveles de victimización, y la segunda disminuye la vulnerabilidad de las personas y, particularmente, la juventud.

“Si consideramos que los delincuentes no nacen, sino que se hacen, producto de un entorno adverso ya sea a nivel familiar, comunitario o social, el ingrediente que debemos incluir en los primeros años de crianza de las personas, es el amor”, dijo.

Señaló que el amor debe ser utilizado para desarrollar en una persona su cualidad humana como una virtud que le permita desarrollar, a la vez, sus capacidades, habilidades y destrezas, convirtiéndolo en individuo de bien, para una vida digna y ordenada.

David Lee se refirió a cinco tipos de Amor, el Propio, el amor a la Familia, al Prójimo, al Trabajo, y a la Patria.

Amor propio.

En la medida en la que un individuo tiene una alta autoestima, conforma una personalidad dispuesta a considerarse apta para los desafíos de la vida, con la suficiente confianza de aprender, tomar decisiones y hacer elecciones adecuadas. El amor a sí mismo es la base de toda moral.

Amor a la familia.

La familia es fundamental en el proceso de crecimiento personal, en ella se generan círculos virtuosos, y también viciosos; pese a toda circunstancia, se debe transmitir amor para lograr identidad y pertenencia a un subsistema familiar, que forme ciudadanos aptos para desempeñarse adecuadamente en el sistema social.

Amor al prójimo.

La simpatía, aprecio, respeto a la dignidad y la tolerancia a los demás, representan factores clave en la formación de personas solidarias y honestas, con buenos comportamientos que están por encima al temor a un castigo, como respuesta a sus principios y valores.

Amor al trabajo.

Desarrollar el hábito en las personas para rabajar, favorece su crecimiento y siembra en ellas el afán de poseer mayores conocimientos, estimulando su labor creativa, responsabilidad y compromiso, dándoles un sentido a sus vidas al obtener satisfacción y logros de forma honesta.

Amor a la patria.

Al desarrollarlo como un compromiso y un deber, se contribuye a la procuración del bienestar común, del cuidado de los recursos naturales y del entorno, así como el respeto a las instituciones, ofreciendo a las personas un genuino orgullo nacional que resalta en ellas lo mejor de sus raíces y cultura.

David Lee señaló que “si observamos a los delincuentes desde esta perspectiva, debemos reconocer que, en mucho, son el producto de la falta de amor que como familias, comunidades y sociedad, hemos gestado de una u otra manera”.

Añadió que para desarrollar individuos de bien, “se considera al ingrediente del amor para darlo, no en una cajita de regalo, ni con un corazón pintado, sino con el verdadero amor que debemos profesar como seres humanos a las personas con las que vivimos y convivimos a diario”.

Finalmente, el escritor y experto en seguridad preguntó que “si no te es difícil dar amor, ¿qué esperas para iniciar la cadena entre tu círculo familiar y de amistades para generar un mejor futuro?”