
Adriana tenía 18 años cuando Pedro Salmerón comenzó a acosarla y hostigarla vía redes sociales, primero en Twitter y luego, a pesar de que en la primera vía no usaba su nombre real, la buscó y encontró su perfil personal en Facebook.
"Las vacas gordas pueden destruir tus vidas y me callé, el era un catedrático, yo lo leía y de pronto todo cambió la admiración pasó al miedo, al asco", contó la joven a esta casa editorial.
De aquello han pasado cerca de 7 años, Adriana lo recuerda y se estremece, dice.
Recuerda que hace un tiempo se lo encontró en la Feria Internacional del Libro, temió, el la conocía y ella sintió, de nueva cuenta, ese miedo como cuando tenía 18 años y era una joven universitaria.
Adriana estudiaba, en un inicio, en el Centro de Investigación y Docencia Económicas y leía a Salmerón como parte de su aprendizaje así que cuando el catedrático comenzó a seguirla en Twitter ella sintió dicha, no sabía que la admiración terminaría en decepción.
Al inicio el hombre compartía con ella textos de sus libros o que el
escribía, ella sentía que él le enseñaba mientras él se ganaba su confianza; posteriormente comenzaron los halagos y las frases que hicieron que la joven universitaria se sintiera incómoda.
La mayoría de las amigas de Adriana estudiaban en el ITAM, a pesar de que ella acudía al sitio, jamás se encontró a Salmerón.
“Se van a preguntar porque le contestaba, tenía miedo, sabemos que personas como él pueden arruinar no sólo tu carrera sino también tu futuro, era cortante pero mantenía contacto con el, no quería que se enojara”, cuenta a Crónica la mujer.
Las contestaciones, señala, eran monosilábicas y cuando el académico se dio cuenta que ya no había mucha comunicación la busco por Facebook; el hombre hizo un proceso de investigación para saber cómo se llamaba su presa.
Los mensajes de acoso y hostigamiento llegaron a tal grado que la joven de 18 años, en ese entonces, optó por cerrar su cuenta personal.
En esa misma época, cuando Adriana decidió abandonar el CIDE para ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México comenzó otra historia de acoso.
Su exprofesor, Alejandro Villagómez, comenzó a escribirle por Facebook ofreciéndole su apoyo y asesoría “ahora que te cambiaste de escuela”.
A diferencia de Salmerón, Villagómez mostró lo que quería de manera rápida y concisa, al poco tiempo de escribirse con Adriana le mando fotos de su miembro sexual y en ropa íntima.
Al no recibir respuesta manifestó su enojo y le advirtió a la joven que se arrepentiría de haberlo rechazó.
“Te vas arrepentir pendeja”, “Me la vas a pagar”, “Voy acabar con tu carrera”; son algunas de las amenazas que recibió la joven.
Villagómez abandonó el CIDE en 2017 tras las múltiples denuncias por parte de alumnas por acoso sexual, ese mismo año se incorporó a las filas del Infonavit sin haber sido castigado por lo que le hizo a parte del alumnado.
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