
La historia del Ex Lago de Texcoco se remonta a hace 2.59 millones de años, cuando la Tierra vivía el periodo Cuaternario de la era Cenozoica, por lo tanto existe un amplio registro físico y documental de fauna prehistórica y prehispánica que hubo en el sitio, el cual comprendió desde microorganismos generadores de vida hasta mamuts, ajolotes, reptiles endémicos y aves migratorias.
Así lo señalan arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y expertos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en los documentos: Proyecto Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México e Informe de Prospección Arqueológica para la Infraestructura Aeroportuaria.
En ambos archivos se señala que la construcción del Nuevo Aeropuerto de México (NAIM) tendrá un impacto negativo para la fauna del sitio y que la solución para preservar algunas especies que aún viven en el Ex Lago es la reubicación de éstas en ecosistemas cercanos.
“La perturbación a especies particulares de fauna es un impacto negativo, que presenta en toda la zona; el impacto es mitigable, pues las especies de fauna pueden ser ahuyentadas o trasladadas a sitios similares cercanos al sitio del proyecto”, se lee en el Proyecto del NAIM.
Hasta el momento el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) ha realizado tres contratos para la reubicación de la fauna.
El primero se hizo con el Instituto de Investigación y Capacitación para las Ciencias Biológicas, A.C por 434 mil 998 pesos con IVA incluido; el segundo con Ragamex constructores, S.A. de C.V por 13 millones 832 mil 891 pesos con IVA y un tercero con Control y supervisión de fauna S.A. de C.V. por 16 millones 684 mil 244 pesos con IVA incluido. Sin embargo, los resultados han sido clasificados como información confidencial.
“Los estromatolitos como formas primitivas de vida no son abundantes en el planeta, y es de gran relevancia tener estas formaciones en el lago. Lamentablemente no podemos asegurar su antigüedad y tampoco podemos asegurar que los antiguos habitantes del lago hayan tenido conocimiento de su existencia”, señala la arqueóloga Joselyn Terrones.
Los expertos del INAH también plantean que hace millones de años, en la zona habitaron animales como mamuts, bisontes y camellos, ya que durante los recorridos hechos antes de que se iniciaran los trabajos de cimentación del Nuevo Aeropuerto de México (NAICM), se registraron evidencias óseas de dichas especies en canales cercanos.
“En relación a la posibilidad de registrar restos de fauna pleistocénica para esta primera etapa, las probabilidades fueron remotas en superficie; sin embargo, ésta será viable en la segunda etapa de excavación, siendo factible el ubicar fragmentos óseos de diversos animales que hubieran sido arrastrados hacia el interior del lago”, se puede leer en el informe.
Uno de los registros paleontológicos más interesantes en la zona, agrega el documento, estuvo en la localidad San Miguel Tocuila, municipio de Texcoco, ya que los investigadores hallaron en un canal con sedimentos aluviales, huesos de mamut, bisonte, caballo y camello.
Otros registros significativos en el área, añade, son los hallazgos de huesos de mamut en Santa Isabel Iztapan, Los Reyes Acozac y Los Reyes la Paz, Estado de México.
En ese mismo documento los expertos del INAH detallan que la presencia de esas evidencias tan antiguas responden a que el Vaso de Texcoco fue un inmenso lago que “se formó en el periodo Cuaternario de la era Cenozoica, cuyo suelo es altamente salino”.
“El grupo más abundante era Aterínidos o peces blancos, llamados iztacmichin en náhuatl. Este grupo presentaba tres especies, todas pertenecientes al género Chirostoma pero claramente identificables según su tamaño. La especie de mayor tamaño, Chirostoma humboldtianum, llamada amilotl por los mexicas, medía de 25 a 30 centímetros de largo y era codiciada como alimento fresco”, se lee en el documento con vigencia de 100 años.
La segunda especie, de unos 15 a 20 centímetros de largo, era xalmichin y hoy se conoce científicamente como Chirostoma regani. La especie más pequeña era Chirostoma jordani, tenía de 5 a 15 centímetros de largo y era consumida como alimento deshidratado. “Su nombre en náhuatl era xacapitzahuac, hoy mejor conocidos como charales”.
Los otros grupos de peces que usaron los mexicas, indica el Proyecto del NAIM, pertenecieron a las órdenes de los Ciprínidos y Goodeídos. Los primeros conocidos como juiles (xuilin, en náhuatl) eran peces que vivían en fondos barrosos y de los Goodeídos, los mexicas usaron la especie Girardinichtys viviparus conocida como cuitlapétotl o pescado de vientre grande.
No obstante las descargas residuales de los asentamientos humanos por donde pasaban los ríos y arroyos crearon condiciones de insalubridad y eliminaron la existencia de estos peces, indica el documento.
Esa misma suerte tuvieron los ajolotes, ya que desde la época prehispánica hasta 1987 tenían presencia en el Ex Lago de Texcoco.
“Dentro de los anfibios del lago de México, Niedenberger (1987) cita cinco especies de ranas y sapos y cuatro de axolotes. Los axolotes, correspondientes a las especies Ambystoma lacustris, A. carolinae, A. tigrinum y Siredon edule, eran especialmente gustados por los aztecas para su consumo”, detalla el Proyecto.
Hasta 2013, destaca el informe, los animales más importantes en la zona eran las aves y tres reptiles en peligro de extinción con protección especial de Semarnat: lagartija del mezquite (Sceloporus grammicus), culebra sorda de México (Pituophis deppei) y culebra nómada mexicana (Thamnophis eques).
“El lugar con mayor abundancia de aves en el Ex Lago de Texcoco fue el Lago Nabor Carrillo que albergó un máximo de 26 mil 420 aves totales, lo que representó el 39% del total de los individuos contabilizados (65 mil 594 individuos totales) a finales de noviembre de 2013. Del número máximo de individuos, el 97% fue de patos y de ese porcentaje, el 84% corresponde a Anas clypeata (pato cucharón)”, se detalla.
Sobre cuál es el plan de conservación de estas especies, el Proyecto del NAIM señala la “reubicación de flora y fauna para la protección y conservación de las especies presentes en el sitio”.
Tiene una extensión de 47,915,035.42 metros cuadrados, Colinda al norte y oeste con el municipio de Ecatepec de Morelos y al este y sur con los municipios de San Salvador Atenco y Texcoco de Mora, Estado de México.
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