Escenario

Daniel Day-Lewis: El rey excéntrico de los Oscar

El único en la historia en tener tres estatuillas a Mejor Actor Protagónico, se despide de la actuación con su trabajo en El hilo invisible, de Paul Thomas Anderson, con la oportunidad de ampliar su récord

Daniel Day-Lewis: El rey excéntrico de los Oscar

Daniel Day-Lewis: El rey excéntrico de los Oscar

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Daniel Day-Lewis es un actor que se ha metido en la historia del cine como uno de los más grandes y el único que ha conseguido tres premios Oscar como actor protagónico, sin embargo su carrera está a punto de terminar tras anunciar que el filme El hilo invisible (2017), de Paul Thomas Anderson, será el último filme de su carrera. Esta es la segunda ocasión que anuncia su retiro, y con ella llega la oportunidad de ampliar su récord en el Oscar a Mejor Actor.

A lo largo de su carrera a Daniel Day-Lewis se le ha conocido como un actor de difícil carácter, por ser uno de los más discretos en torno a su vida privada y también por una particular seña: huir de las cosas. En una ocasión, a mitad de su representación de Hamlet en el National Theatre de Londres, abandonó el escenario; y en su vida personal, en 1994, rompió su relación con la actriz Isabelle Adjani, madre de su hijo Gabriel Kane, a través de un fax. Casi del mismo modo llega su nuevo retiro, sin dar mayor explicación.

En 1999 ya se había retirado del star system. Había dicho que dejaba la actuación para refugiarse en el taller de Stefano Bemer, maestro zapatero, para cumplir su sueño en la elaboración de calzado de calidad. Daniel siempre fue fanático de los zapatos John Lobb, y el diciembre anterior a ese año, mientras se le entregaba un encargo, conoció a Stefano y desde ahí surgió una profunda amistad, que terminó con la mudanza de Irlanda a Florencia, acompañado de la directora y actriz Rebecca Miller, hija del dramaturgo estadunidense Arthur Miller, para hacer una jornada de ocho horas al día, entre pieles y cuero.

Todo un personaje más allá de la pantalla, pues a lo largo de su carrera ha sido tan selectivo con sus proyectos, al grado que asegura que no le gusta saber sobre proyectos: “A veces no leo ningún guion”, ha explicado. “Por ejemplo, cuando termino de trabajar, me paso un buen tiempo sin leer guiones. Leo libros, que son más enriquecedores. Cuando leo guiones, lo hago muy selectivamente. Si leyera todo lo que me llega, me volvería loco. La calidad media es muy pobre”, ha declarado.

Comenzó su carrera cuando tenía 14 años con el filme Domingo, maldito domingo (1971), posteriormente se alejó de la gran pantalla para tomar algunos pequeños papeles en la televisión hasta que regresó con un pequeño papel en la súper producción de Gandhi (1982), de Richard Attenborough, que ganó ocho premios Oscar, incluido el de Mejor Película. Fue en esa década en la que consiguió prestigio.

En Inglaterra hizo fama a través del teatro, luego pasó al cine con una serie de películas que le dieron reconocimiento: Primero fue Motín a Bordo (1984) de Roger Donaldson, junto a actores como Mel Gibson, Anthony Hopkins y Laurence Olivier, con la que compitió por la Palma de Oro de Cannes; luego fue Mi hermosa lavandería (1985), de Stephen Frears, en la que interpretó a un punk homosexual, y que se convirtió en ícono del cine sobre la diversidad sexual; después llegó Un romance indiscreto (1985), dando vida a uno de los personajes de la novela homónima de E. M. Forster; estas dos últimas películas con nominaciones al Oscar. En esos años ochenta también formó parte de la Royal Shakespeare Company.

El actor tuvo un cierre de década impresionante. Protagonizó junto a Juliette Binoche la adaptación de la novela de Milan Kundera, La insoportable levedad del ser (1987), bajo la dirección de Philip Kaufman; también actuó en Un Señorito De Nueva York (1988), título de Pat O’Connor basado en una novela de William Boyd y en 1989 alcanzó la gloria de la actuación con Mi pie izquierdo, al obtener su primer Oscar de la mano del irlandés Jim Sheridan.

En ese mismo año de Mi pie izquierdo, comenzó una relación con la actriz francesa Isabelle Adjani. La unión sentimental finalizó en 1994 con Adjani embarazada. En abril de 1995 nació su hijo Gabriel-Kane. También se le relacionó a Daniel con la preparadora física Deya Pichardo. En 1996 se casó con la hija del dramaturgo Arthur Miller, Rebecca, con quien ha tenido dos hijos: Ronan (1998) y Cahsel (2002).

Daniel Day Lewis apareció en contadas ocasiones en la pantalla durante los años siguientes, volviendo a coincidir con Sheridan en títulos como En el nombre del padre (1993), film sobre Gerry Condon por la que volvió a ser nominado al Oscar, pero fue vencido por Tom Hanks (Philadelphia, de Jonathan Demme), o The Boxer; y trabajando para Michael Mann en El último de los mohicanos (1992), adaptación de la novela de Fenimore Cooper que coprotagonizó con Madeleine Stowe; o con Martin Scorsese en La edad de la inocencia (1993), en donde compartió cartel con Michelle Pfeiffer y Winona Ryder adaptando un libro de Edith Wharton. Con Winona volvió a coincidir en El Crisol (1996) de Nicholas Hytner, una película basada en una obra de su suegro Arthur Miller.

Después de su retiro en 1999, además del calzado, también se concentró en tener como pasatiempo la carpintería, de una forma tan obsesiva que sus hijos creían que era en realidad carpintero, y no actor. Incluso, llegó a diseñar y trabajar en los decorados de La vida privada de Pippa Lee, pe­lícula escrita y dirigida por su esposa en 2009.

Tuvo que ser el gran Martin Scorsese el que se encargó de su regreso a la actuación, como antagónico de Pandillas de Nueva York (2002), que le trajo una nueva nominación al Oscar, en la que fue vencido por Adrien Brody, por El pianista, de Roman Polanski, sin embargo el segundo Oscar llegó con Petróleo sangriento (2007), que además sumó el Globo de Oro.

En Nine (2009), musical dirigido por Rob Marshall, Lewis interpretó a Guido Contini, un director en crisis creativa y también fue el presidente Abraham Lincoln en Lincoln (2012), película dirigida por Steven Spielberg por la que ganó su tercer premio Oscar como mejor actor protagonista. Fue nombrado Caballero del Imperio Británico por la reina Isabel II en el año 2014.

“Si no me hubiese sido concedida esta vía de salida, no sé si hubiera encontrado otro sitio para mí en la sociedad”, ha dicho el actor respecto a su profesión. Ahora anuncia su retiro, aunque también puede ser un gesto de excentricidad en su carrera o campaña para el Oscar por su nuevo filme. Lo cierto es que su grandeza actoral es innegable, y, aunque aún no se ha ido, podría regresar hasta que encuentre un papel ideal.