Escenario

"Dune" de Denis Villeneuve, fascinante pero estéril

Corte y Queda. El filme, estrenado hace unas semanas en la Mostra de Venecia inauguró la edición 36 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara

"Dune" de Denis Villeneuve, fascinante pero estéril

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy
Publicada a mediados de los años sesenta, Dune, la novela del autor Frank Herbert se convertiría en todo un éxito, el cual sería explotado por una serie de libros que continuaron con esa historia, elaborados en principio por su creador, y posteriormente retomados por su hijo Brian Herbert, en colaboración con el escritor Kevin J. Anderson. Pero más allá de su éxito comercial, la obra se convirtió en un importante punto de referencia para los amantes de la ciencia ficción.Desde los años setenta hubo varios intentos de llevar esta obra a la pantalla grande. El más sonado fue el de Alejandro Jodorowsky, quien para el proyecto tenía la intención de apoyarse en un equipo de ensueño, entre los que se encontraban los ilustradores Jean Giraud (mejor conocido como Moebius) y H. R. Giger encargándose del diseño visual; Orson Welles y Salvador Dalí interpretando los papeles del barón Harkonnen y el emperador Shaddam IV respectivamente; y el grupo Pink Floyd musicalizando el filme. Sin embargo, por diversas razones (muchas de ellas explicadas en el documental Jodorowsky's Dune) dicho proyecto nunca cristalizó.Finalmente, en 1976 el productor Dino De Laurentiis logra hacerse de los derechos para la adaptación de la obra, e inicia una búsqueda del director adecuado para filmarla. Y la responsabilidad recae en el cineasta de culto David Lynch, quien en 1984 lanza su versión de la novela, la cual no es muy bien recibida ni por la crítica de esos años, ni por los fans de la obra, y muchos incluso la consideran uno de los filmes menores en la carrera de Lynch.

En el 2000, Hallmark Entertainment lanzaría una adaptación televisiva en formato de miniserie, que aunque tuvo buenos niveles de audiencia, obtuvo algunas críticas positivas y logró hacerse de varios reconocimientos, no consiguió mayor impacto.

En 2016, Legendary Entertainment se hace de los derechos de la obra para cine y televisión, y decide volver a intentar llevar la novela a la gran pantalla, llevando esta vez en el timón al cineasta candiense Denis Villeneuve. Esta nueva adaptación cinematográfica queda terminada y lista para su estreno en 2020, pero debido a la pandemia se demora su lanzamiento casi un año.Planeada para ser contada en dos entregas, Dune narra la lucha por el control de Arrakis, un planeta desértico el cual es la principal fuente de una sustancia conocida como la especia, una droga que alarga la vida humana, eleva la conciencia, y es herramienta primordial para los viajes y la exploración espacial, por lo que es muy cotizada.
Originalmente controlado y tiranizado por la Casa Harkonnen, comandada por el sanguinario y torvo barón Vladimir (Stellan Skarsgård); por edicto imperial Arrakis pasa a ser gobernado y administrado por la Casa Atreides, regida por el firme y justo Duque Leto (Oscar Isaac). Así que el duque debe de abandonar la sede de su reino (el fecundo planeta Caladan), para trasladarse allí junto con su concubina -e integrante de la poderosa hermandad conocida como Bene Gesserit- Lady Jessica (Rebecca Ferguson), y con su primogénito - y heredero al trono- Paul Atreides (Timothée Chalamet), quien ha heredado algunas de las habilidades esotéricas de su madre, y además posee un particular poder de clarividencia, que de inicio se manifiesta mayormente en sus sueños.

A pesar de ser meramente un vasto páramo, hostil para la vida y con amenazas constantes como inclementes tormentas de arena y la presencia de gigantescos y letales gusanos que lo devoran casi todo; en el lugar habitan los Fremen, una tribu poderosa que tras muchos años de vivir allí, han logrado adaptarse a las condiciones extremas del planeta. Ellos no ven con buenos ojos a aquellos que vienen a explotar la especia, y durante mucho tiempo sostuvieron una guerra abierta en contra de los despiadados Harkonnen. Cuando a Leto le es asignado el control del planeta, decide tratar de revertir esa situación, y negociar la paz y la coexistencia pacífica con los Fremen, a cambio de que le dejen seguir administrando la recolección y producción de la valiosa droga.

Pero el nombramiento de Leto resulta ser en realidad un regalo envenenado del emperador, quien lo que verdaderamente pretende es quitarlo de enmedio y eliminar la creciente influencia que el duque ostenta. Para llevar a cabo sus propósitos, emplea a sus tropas élite conocidas como Sardaukar, las cuales son puestas a las órdenes del barón Harkonnen, quien apoyado por un infiltrado, logra vulnerar las defensas de la Casa Atreides, y provocar su caída. En el proceso, Lady Jessica y Paul terminan exiliados en el desierto, y se ven obligados a ubicar a los elusivos Fremen para sobrevivir. Esta decisión marcará la vida y el destino de Paul para siempre.

Con habilidad probada para crear escenarios e imágenes fantásticas y evocadoras manifiesta en filmes como La llegada (2016) y Blade Runner 2049 (2017), Villeneuve apoyándose en el trabajo del cinefotógrafo Greig Fraser y en una serie de eficaces efectos visuales, digitales y sonoros, concibe para Dune una imaginería audiovisual fascinante, evocadora y que corta el aliento. Desde las luminosas, calurosas e inhóspitas dunas de Arrakis, hasta el oscuro, siniestro y opresivo Geidi Prime, desde los uniformes de supervivencia hasta diversos vehículos y naves espaciales. Todo estos aspectos se encuentran perfectamente concebidos y diseñados, y seguramente le granjearán a esta producción varias nominaciones en estos rubros en las próximas entregas de los premios Oscar y similares.

En contraste, el argumento resulta un tanto plano y poco sustancioso. Más que ocuparse por rescatar y adaptar la esencia, connotaciones y elementos vitales del texto original, la cinta pareciese estar más preocupada en solo recrear ciertos eventos y lugares relevantes del mismo, como si hubiesen hecho una lista de escenas de la novela que el filme debía reproducir, y se concentran demasiado a ello. Eso hace que en conjunto, la historia se sienta un tanto acartonada y carente de emoción.

Otro punto que afecta seriamente a Dune son la desigualdad de interpretaciones de su elenco. Chalamet resulta ser un Paul Atreides muy poco convincente. Y los conflictos internos en los que su personaje central supuestamente se debate, aquí quedan reducidos a meros exabruptos o arranques temperamentales, para luego resolverlos mágicamente, sin que en apariencia medie alguna reflexión interna o algo parecido a una epifanía o revelación. Para empeorar las cosas, varias de sus escenas le son robadas por sus compañeros de reparto, como los ya mencionados Isaac y Ferguson, Josh Brolin o Jason Momoa.Mención aparte merece las incontables veces que la actriz Zendaya (en su papel de Chani) aparece en pantalla, como parte de los sueños y premoniciones de Paul. Se entiende que es parte de la estrategia para introducir a su personaje que, como ya se rumora; tendrá mayor peso en los acontecimientos de la secuela. Pero su imagen en la película se repite ad nauseam, terminando por hartar, y cuando dicho personaje entra en escena, decepciona bastante.Y finalmente, el ritmo de la película está totalmente desbalanceado. Como le pasó a Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma y Star Wars: Episodio II - El ataque de los clones (Lucas, 1999 y 2002 respectivamente), gran parte del relato se pierde desarrollando intrigas y argucias políticas, o bien estructurando una subtrama de romance edulcorado y empalagoso. Y sus escenas de acción, aunque deslumbrantes, no consiguen elevarse a los niveles épicos que el relato exige. Y cuando por fin la trama consigue despegar y enganchar al espectador, se llega a un final abrupto, pensado para dar paso a su continuación.Así, esta primera entrega de Dune no aporta (salvo en lo visual) nada nuevo, resulta estéril y deja mucho que desear. Es claro que hay que trabajar en muchas cosas para que su segundo acto no termine por naufragar y pase a sumarse a los intentos anteriores de adaptación, fallidos de una forma u otra. Ojalá y se pueda recomponer el camino andado.