Opinión

¿Por qué es importante el Oroxxo?

Eduardo Egea, el hacker que se convirtió en un referente de la ciberseguridad en España
Eduardo Egea, el hacker que se convirtió en un referente de la ciberseguridad en España Eduardo Egea, el hacker que se convirtió en un referente de la ciberseguridad en España (La Crónica de Hoy)

Gabriel Orozco abrió un peculiar simulacro de Oxxo dentro de Kurimanzutto para vender abarrotes intervenidos, acción que convirtió al propio Orozco y esta exposición en uno de los tópicos artísticos más comentados y polarizados de los últimos años en México.

Mucho se ha discutido sobre el Oroxxo y su postura ante el capitalismo, su ironía y aspectos lúdicos, la autoparodia de Orozco, su “decadencia” o como Branding, lo restringido del acceso a las piezas más baratas, etc. Incluso, la intervención gráfica de Orozco donde “la imagen del producto se revela y se cancela al mismo tiempo” se torna también irrelevante ante lo más evidente y logrado del Oroxxo: Confrontar nuestras preconcepciones sobre el comercio a partir de mezclar dos opuestos, Mercado del arte y Mercado de abarrotes. Si La DS, 1993, ya había apelado al inconsciente colectivo en Francia, el choque de mercados del Oroxxo puso el dedo en la llaga del inconsciente mexicano causando dentro y fuera del arte una gran ola de repudio, burla e indignación.

Formal y conceptualmente, El Oroxxo se conecta con Estacionamiento, 1995, Horses Running Endlessly, 1995, Los Atomistas, 1996, Mural Sol, 2000 o la serie Samurai Tree, 2004, lo cual revela al Oroxxo sólo como una obra más en el dilatado discurso de Orozco sobre lo cotidiano y derrumba el reclamo de artistas jóvenes sobre haber tratado antes el tema del Oxxo.

Desde el post-muralismo, la gran unidad del arte mexicano ha implicado el cómo nos enfrentamos al arte extranjero al establecer diálogos interculturales, contener la maquinaria económico-artística del primer mundo y penetrar su mercado y museos, impulsar la influencia y credibilidad global de las culturas mexicanas o romper el tabú y subordinación donde las innovaciones estéticas sólo vienen del primer mundo. Ejemplo de ello han sido Ulises Carrión, Rubén Ortiz Torres, Gabriel Orozco, Teresa Margolles, Rafael Lozano-Hemmer, Mario García Torres, etc., creadores ante los cuales no hay artistas jóvenes mexicanos con el nivel para continuar, oponerse o transformar este proceso.

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