
“¡Luces, cámara, acción!”, las palabras mágicas del cine. Son dichas principalmente por los responsables de hacer la película: los directores de cine. Estamos hablando de las mentes detrás de cada película, quienes se dan a la tarea de dar forma a una película a través de su creatividad, en muchos casos, para poner en encuadres fragmentos de la historia, emociones o situaciones increíbles en la pantalla grande. Esta noche se celebran los Premios Ariel, y antes de la celebración recordamos a los directores de cine que tuvieron el privilegio de ganar la estatuilla de Mejor Director.
Los años mozos comienzan la lista. La Época de Oro fue un tiempo en el que vivieron algunos de los cineastas más importantes del país. La primera entrega, celebrada en 1947, tuvo una competencia de gran derroche con Julio Bracho nominado por Crepúsculo (1945), Emilio El Indio Fernández por Las abandonadas (1945) y el vencedor Roberto Gavaldón por La barraca (1945).
Los tres primeros contendientes son algunos de los directores más importantes del periodo dorado. Sin embargo, Emilio Fernández fue el más laureado por los Ariel. En las siguientes tres ediciones no soltaría la cumbre con premios por Enamorada (1947), La perla (1948) yRío Escondido (1949), triunfando por encima de otras leyendas como sus primeros rivales, Gavaldón y Bracho, así como Ismael Rodríguez, Miguel Zacarías y Antonio Momplet. El cuarto premio consecutivo pudo haber llegado con Pueblerina, pero Alejandro Galindo se lo arrebató por Una familia de tantas (1950); tuvieron que pasar más de 20 años para que llegara en 1975 por La choca, convirtiéndose en el primer cineasta con cuatro premios a Mejor Director.
Regresando a la figura de Roberto Gavaldón, el cineasta es uno de los directores más laureados de la historia. En total alcanzó tres premios, después del ya mencionado triunfó por En la palma de tu mano, en 1952 y un año después por El niño y la niebla. Sin embargo hay que recordar que también tuvo cinco nominaciones más durante esa época por filmes como La otra (1947), La casa chica (1951), El rebozo de la soledad (1953), Sombra verde (1955) y La escondida (1957).
La Época de Oro también fue el tiempo en México de Luis Buñuel, y con cuatro filmes formó parte de la historia del Ariel. Ganó como Mejor Director por Los olvidados en 1951, y luego en 1956 por Robinson Cruosoe, en una competencia en la que fue su propio rival por Ensayo de un crimen. También fue nominado por Subida al cielo (1953), sin embargo, fue una edición en la que no hubo ganador. Los otros dos cineastas consagrados de esos tiempos son Alfonso Corona Blake, por El camino de la vida (1957), y Tito Davison por La dulce enemiga (1958).
Cuando la ceremonia de los Ariel volvió a realizarse, surgió una generación importante de realizadores mexicanos. En la ceremonia de 1972, Jorge Fons se llevó el premio por su trabajo en el filme Tú, yo y nosotros. Se trata de un realizador que tiene en su haber tres estatuillas como Mejor Director. Más de 20 años después de este primer galardón triunfó por Rojo amanecer (1991) y El callejón de los milagros (1995). En la nueva etapa de los premios también ganaron otros como Luis Alcoriza, por Mecánica nacional (1973), Gonzalo Martínez Ortega por El principio (1974) y el chileno Miguel Littin por Actas de Marusia (1976).
Los años 70 fue una década crucial para el cine nacional porque de esta década surgieron algunos de los cineastas de autor más importante del cine nacional, unos de ellos también reconocidos con el Ariel. Uno de los casos más importantes es el de Arturo Ripstein, quien ha conseguido el Ariel como Mejor Director en dos ocasiones de las tres a las que ha aspirado (y ha ganado cinco más como Mejor Película). La primera ocasión que ganó como director fue en 1979, por Cadena perpetua, casi una década después repetiría por El imperio de la fortuna (1987).
Otro de los cineastas destacados de esos tiempos es Jaime Humberto Hermosillo, quien a lo
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Visionarios:..
largo de su carrera ha tenido cinco nominaciones a Mejor Director, de las cuales ganó sus dos primeras por La pasión según Berenice (1977) y Naufragio (1978). Otros cineastas que figuraron en los 70, pero que no ganaron, fueron Alfonso Arau, Paul Leduc y Alberto Isaac.
Posteriormente llegó la década más complicada en cuestión de calidad. Pese a eso fue en la que se comenzó a reconocer otro de los cineastas más importantes del país. Felipe Cazals había sido nominado por Canoa en 1976, pero fue hasta 1980 que se llevó el primero de sus tres premios por El año de la peste. Esa misma década ganó por Bajo metralla (1984) y más de dos décadas después por Las vueltas del citrillo (2006). En total tiene siete nominaciones en esta categoría y es el único que ha sido nominado al menos una vez en cada década desde los años setenta.
En los 80 también hubo ganadores como Servando González por Las grandes aguas (1981); Raúl Kamffer por ¡Ora sí tenemos que ganar! (1982) y José Estrada por La pachanga (1983), antes de que se renovaran los estándares con algunos filmes más serios como Frida (1985), que le dieron premio a Paul Leduc; Carlos Enrique Taboada ganó por la cinta de terror Veneno para las hadas (1986); Alberto Isaac por Mariana, Mariana (1988); Sergio Olhovich por Esperanza (1989) y Diego López Rivera por Goitia, un dios para sí mismo (1990).
Ya en la década de los 90 se dio un fenómeno de renovación que sentaría las bases del cine diverso que vivimos en la actualidad, al fusionar a las distintas generaciones de directores provenientes de los años 70 como los ya mencionados ganadores Ripstein, Fons y Alfonso Arau que se les unió al ganar el premio por Como agua para chocolate (1992); junto a la de cineastas propositivos de los 80 como José Luis García Agraz, que ganó por Desiertos mares en 1994 (luego ganaría otro premio en el 2004 por El misterio del Trinidad), pero sobre todo por la nueva generación de cineastas.
De los “Tres Amigos” que ahora son conocidos a nivel mundial por conquistar Hollywood, sólo Alfonso Cuarón no ha ganado Ariel por dirección. Guillermo del Toro tiene un par y González Iñárritu uno. El primero ganó por Cronos (1993) y posteriormente por El laberinto del fauno (2007), mientras que el segundo no sólo brilló en Cannes y fue nominado al Oscar, sino que Amores perros le dio a Iñárritu le dio el premio como Mejor Director.
Además de ellos llegó Carlos Carrera, el cineasta que llegó a igualar la hazaña de Emilio El Indio Fernández con más Premios Ariel como Mejor Director con cuatro galardones, de seis a los que ha aspirado. Primero ganó por Sin remitente, en 1996, luego por Un embrujo (1999), El crimen del padre Amaro (2003) y finalmente por El traspatio (2010). Los otros ganadores de los años 90 fueron Rafael Montero por Cilantro y perejil (1997) y Juan Pablo Villaseñor por Si no te vuelvo a ver (1998).
En el nuevo milenio algunos de los cineastas mencionados repitieron, pero también otros llegaron a consolidar el éxito que comenzaron en la década pasada. El caso más destacado es el de Luis Estrada, quien consiguió dos premios como Mejor Director, primero por La ley de Herodes (2000) y luego por El infierno (2011). El mismo número de premios que lleva en esta categoría Fernando Eimbcke: Temporada de patos (2005) y Lake Tahoe (2009).
En estos tiempos las películas mexicanas tienen éxito en algunos de los principales festivales del mundo y hay una importante oferta de propuestas que no se había tenido en mucho tiempo luego de las crisis de calidad y económica de los 80 y 90. Algunos cineastas que ganaron el premio, con proyección internacional son: Ignacio Ortiz por Cuento de hadas para dormir cocodrilos (2002) y Carlos Reygadas por Luz silenciosa (2008), así como en las más recientes ediciones con ganadores como Rodrigo Plá por La demora (2013); Amat Escalante por Heli(2014); Alonso Ruizpalacios por Güeros (2015) y el año pasado David Pablos por Las elegidas.
La cineasta Tatiana Huezo está nominada por Tempestad, catalogado como uno de los documentales más importantes de la historia de nuestro país sobre los testimonios de dos mujeres que son víctimas del crimen organizado; Federico Cecchetti por su cinta El sueño del Mara’akame, una interesante película sobre un niño huichol que espera cumplir con su pasión de dar un concierto con su banda de rock en la Ciudad de México, sacrificando las tradiciones de su comunidad y finalmente Jonás Cuarón por el thriller migratorio de Desierto.
Como dato extra, nunca una mujer ha ganado el premio de Mejor Dirección. De hecho, solo han existido diez directoras nominadas: Marcela Fernández Violante por Misterio (1981) y De todos modos Juan te llamas (1976); Dana Rotberg por Ángel de fuego (1993); Guita Schyfter por Novia que te vea (1994); María Novaro por El jardín del edén (1995) y Danzón (1992); Maryse Sistach por Perfume de violetas (Nadie te oye) (2001); Lydia Zimmerman por Aro Tolbukhin (En la mente del asesino) (2003); Mariana Chenillo por Cinco días sin Nora (2010); Paula Markovitch por El premio (2013); Claudia Sainte-Luce por Los insólitos peces gato (2014) y en esta edición Mitzi Vanessa Arreola porLa 4ª compañía. De ellas los filmes de Markovitch y Chenillo son los únicos filmes hechos por mujeres que han ganado como Mejor Película.
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