Opinión

Cien segundos

Cien segundos son los que los miembros del Bulletin´s Science and Security Board han fijado nuevamente apenas hace unos días del recién iniciado año 2022, para la medianoche (apocalipsis) del célebre reloj del fin del mundo (Doomsday Clock). La decisión de la barra científica y de seguridad se ha basado en que el mundo no es más seguro ahora que en 2021. Han explicado que su decisión no debe interpretarse como si la seguridad internacional se hubiera estabilizado. Por el contrario, el reloj permanece tan cerca como no lo había estado antes, del fin de la civilización y del apocalipsis debido a que el mundo se mantiene atado a un momento extremadamente peligroso. (“At doom’s doorstep: It is 100 seconds to midnight”, Bulletin of the Atomic Scientists, info.thebulletin.com)

ctenvivo.com

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El Boletín de Científicos Atómicos, organización que creó el proyecto del reloj del fin del mundo, fue fundada en 1945 por Albert Einstein y los científicos de la Universidad de Chicago que participaron en el proyecto Manhattan, a partir de la idea imaginaria del apocalipsis (la medianoche) y el lenguaje de las explosiones nucleares (el conteo regresivo hacia el cero) para ilustrar las amenazas a la humanidad y el planeta. Cada año el reloj es ajustado por el Bulletin´s Science and Security Board, en consulta con especialistas de varios países, para subrayar la vulnerabilidad del mundo frente a una catástrofe derivada de las armas nucleares, el cambio climático y las tecnologías disruptivas.

En un amplio comunicado dirigido a los líderes y ciudadanos del mundo, los científicos señalan que si bien en 2021 hubo un cambio alentador en el liderazgo estadounidense, el cual anunció su acuerdo para la extensión de un nuevo tratado START para el control de armas e iniciar pláticas estratégicas para la estabilidad con Rusia, buscar su regreso al acuerdo nuclear con Irán, reincorporarse al Acuerdo de París sobre Cambio Climático e implementar una política de combate a la pandemia de COVID-19, este cambio de liderazgo por sí solo no fue suficiente para revertir las tendencias negativas respecto de la seguridad internacional que llevan mucho tiempo desarrollándose y continuaron permeando el horizonte de amenazas en 2021.

Señalan que las relaciones de Estados Unidos con Rusia y China se mantuvieron tensas, con los tres países comprometidos en la modernización y expansión de sus arsenales nucleares, el desarrollo de sofisticados programas de armamento como los misiles hipersónicos y los continuos ensayos de armas anti satélites por parte de varios países. También se observaron los esfuerzos norcoreanos por desarrollar misiles nucleares y los fallidos intentos por revivir el acuerdo nuclear entre Irán, Rusia, China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Alemania, lo cual ha contribuido a la multiplicación de los riesgos. Otro tema contencioso es el de Ucrania que se mantiene como potencial punto de conflicto, con el despliegue de tropas rusas hacia la frontera ucraniana escalando las tensiones regionales e internacionales progresivamente.

En materia de cambio climático, para numerosos países permanece una enorme laguna entre los llamamientos a la reducción de largo plazo de las emisiones de gas de invernadero y las acciones de corto y mediano plazos de reducción de las emisiones necesarias para alcanzar dichos objetivos.

Respecto de la pandemia de Covid19, los países desarrollados mejoraron sus respuestas frente a la misma durante 2021, pero la respuesta general, a nivel internacional, ha sido insuficiente. Los planes para una rápida distribución global de las vacunas esencialmente se colapsó, dejando a los países más pobres sin vacunación y permitiendo la aparición de nuevas variantes del virus SARS-CoV-2 con mayores efectos negativos en la salud pública de los países y las personas.

La desinformación o más bien dicho, la corrupción del ecosistema de la información, se incrementó en 2021; una variante particularmente preocupante infectó Estados Unidos con olas de mentiras difundidas en internet que persuadieron a una porción significativa del público estadounidense para creer que Joe Biden no ganó las elecciones presidenciales de 2020, y también para minar hacia futuro la narrativa de los procesos electorales en el país, con afectaciones a la democracia de ese país en general y por extensión, a su capacidad de liderar esfuerzos globales para administrar riesgos existenciales.

En conclusión, en la visión de los científicos atómicos, a pesar de esfuerzos importantes en varias materias en lo internacional, los líderes globales y el público no se están moviendo hacia ningún sitio común, con la velocidad y la unidad que se requieren, como para prevenir un desastre. Si algo puede decirse que ha caracterizado al año viejo es la falta de unidad y de propósito.