Opinión

La combinación de vacunas anti-COVID

Una de las dudas que ha surgido en relación con la vacunación y el COVID tiene que ver con el hecho de que existan vacunas diferentes. Que bueno que existen varias vacunas y que demostración más clara de la eficiencia del método científico. Diversos laboratorios y empresas se abocaron a estudiar la posibilidad de hacer una vacuna anti-COVID, con diferentes estrategias, pero todas con base en el método científico y hoy, tenemos al menos ocho diferentes posibilidades: Moderna, Pfizer/BioNTech, Janssen, Cansino, Sputnik, AstraZeneca, Sinovac y Novavax. Lo malo es que sigue existiendo un sector considerable de la población cuyo acercamiento a la ciencia lo hace como si fuera religión, cree o no cree, cuando la ciencia no se trata de creer, sino de analizar las evidencias. Esta semana supe del desafortunado fallecimiento de un conocido mío en Boston, por COVID, que nunca quiso vacunarse, ni utilizar cubreboca, porque decía no creer en eso.

Como ha venido sucediendo con el COVID, tenemos que esperar a que vayan saliendo datos basados en estudios científicos. Al respecto de combinar vacunas han salido pocos, pero estos apuntan a que la combinación de vacunas resulta en el mismo efecto benéfico o inclusive, hasta puede ser mejor. Con toda proporción guardada, pero es probable que el asunto sea similar a lo que sucede con diversas enfermedades para las que hay diversos tratamientos. Por ejemplo, los anti-hipertensivos. Por diversos mecanismos, pero todos hacen lo mismo, reducir la presión arterial y combinarlos puede resultar en sinergias.

En el caso de las vacunas, las diferencias estriban en el vector que se utiliza para introducir el antígeno y permitir que el sistema inmune reaccione al mismo, generando inmunidad. En unas el vector es RNA (Moderna o Pfizer), en otras es DNA (Sputnik o AstraZeneca) y en otras es el virus atenuado (Sinovac). Varían poco en el antígeno utilizado, porque en todas se incluye a la proteína SPIKE, que es la que necesita el virus para ingresar a las células y, por lo tanto, si los anticuerpos van dirigidos en contra de esta, serán útiles para neutralizarlo.

Dicho lo anterior un estudio publicado en la revista The Lancet en junio, realizado por un grupo en España, mostró que la administración de la segunda dosis de vacuna con Pfizer, 8 a 12 semanas después de haber recibido la primera dosis con AstraZeneca, resultó en una respuesta igual o mejor desde el punto de vista de generación de anticuerpos. La semana pasada un pre-print publicado en el sitio medRxiv (doi.org/10.1101/2021.10.10.21264827) muestra un estudio colaborativo realizado en varios hospitales de los Estados Unidos en el que sujetos que recibieron la primera dosis de una de las tres vacunas que se utilizan allá (Pfizer, Moderna, Janssen), fueron divididos en grupos similares para recibir la segunda dosis de la misma vacuna o las otras vacunas. Por ejemplo, 150 individuos recibieron una dosis de Pfizer y luego, se dividieron en 3 grupos de 50, para recibir la segunda dosis de Pfizer, de Moderna o de Janssen. Lo mismo con 150 sujetos que iniciaron con Moderna o con Janssen. Los resultados muestran que la respuesta inmunológica fue similar en todas las combinaciones y no hubo diferencias en las reacciones o síntomas inducidos por la vacunación.

Los estudios anteriores sugieren que la combinación de vacunas es al menos igual que no combinarlas o podría ser mejor. Sin embargo, hay que tomarlos todavía con cierta reserva porque habrá que esperar a que se publique el resultado de la eficacia que tengan las combinaciones para prevenir el COVID y los casos graves de COVID. 

En el caso de las vacunas, las diferencias estriban en el vector que se utiliza para introducir el antígeno

En el caso de las vacunas, las diferencias estriban en el vector que se utiliza para introducir el antígeno