Opinión

¿Es la Santa Cachucha Santa?

Me pregunto si el presidente también cree que la Santa Cachucha de verdad está santificada. Yo sé que muy pocos la tienen en la memoria hoy, pero en una época fue muy evocada:la cachucha santa. En realidad, el proceso de las santificaciones a mi no me interesa mucho. No soy creyente de ninguna religión y el único camino que me parece provechoso y que no exige tributo es el budismo. Pero esto ahora cae en los enseres de otro costal. Lo cierto estriba en que en casi todas las corrientes del cristianismo nadie le adjudica virtudes a la Santa Muerte para nombrarla así: Santa. Además, solamente los arcángeles y los seres humanos católicos y excepcionales, amen milagrosos, pueden ser santos.

Genaro Villamil, director de la SPR, o sea, del Sistema de Radiodifusión del Estado Mexicano hace un par de días apareció en un vídeo subido a Twitter (hoy X), mostrando una camiseta negra con una calavera y una leyenda que dice “un verdadero hombre no habla mal de López Obrador”. La calavera corresponde a la imagen de la Santa Muerte y Villamil la muestra muy ufano.

Playera de la Santa Muerte

Playera de la Santa Muerte

Dice Wikipedia que la santa muerte es un objeto de culto en México, en el resto de América Latina y en el Mundo. ¡Santa Cachucha, yo pense que sólo era mexicana, si acaso colombiana y procurada únicamente por los narcotraficantes ! Según se dice, la Santa Muerte significa la imagen mortífera de quien da la vida o cuida de ésta. Sus fieles la consideran tan relevante como la imagen de Cristo, quien fue vencido por la Muerte clavado en la cruz. Ignoro cómo interviene aquí, o sólo se escamotea, el supuesto milagro de la resurrección.

El caso es que los que acuden a la protección de la Santa Muerte son gente que vive al filo de la navaja: narcos, asesinos, secuestradores, ladrones y demás personajes de esa calaña. No es nada más una moda “darky”, Villamil, la calavera esa, que tiene una lengua de serpiente, debe llamar a fuerzas muy oscuras, si es que existen, y no resulta una moda más que de ciertos grupos de jóvenes mexicanos.

Entiendo que el vídeo o tik tok de Villlamil donde luce la playera es de noviembre del año pasado. De todas formas hizo muy poca gracia en las redes sociales y aún más si el presidente en una mañanera reciente mencionó el carácter santificado, que no lo está, de la figura de calavera.

Me entero que militares, policías, tanto como personajs del hampa llevan un dije o algo parecido a un escapulario con la imagen de la Santa Muerte.

Muchas acepciones posee el ícono, que es por demás horrible. Por un lado es la lucha entre el bien y el mal, pero el problema es que el bien no siempre se impone. El carácter voluble e inesperado del mal conlleva una mayor proyección y por eso se cultiva y alaba la imagen de la Santa Muerte. La adoración a la calaca deviene en futurista.

Desde luego, la devoción a esta no santificada Muerte entre los malditos copia muchos aspectos del catolicismo si bien se nutre de manera sincrética de las deidades precolombinas: del dios maya Ah Puch, rey de Xilbalbá, el inframundo, y también de Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl, dios y diosa de la muerte entre los aztecas, de la oscuridad, del reino de los muertos.

La Santa Muerte no es una figura de adoración reciente. Por lo menos se gestó durante la época prehispánica, atravesó la época virreinal y llega a la mitad del siglo XX, donde queda delineada como se la concibe hoy, no sin pasar, quizá, por San Pascual o San Pascualito Rey, santo católico llamado en realidad San Pascual Baylón, originado como imagen religiosa en Guatemala y en el estado de Chiapas, y al que se representa como un esqueleto coronado. La Inquisición prohibió su culto y aún hoy la Iglesia católica no lo acepta. La gente que cree en Pascualito le piden acciones favorables para unos y adversas para otros.

Si se es devoto la Santa Muerte es vizualizada como una representación femenina. Muchos, dicen, la nombran “virgencita”.

Yo veo a la imagen de la Santa Muerte muy parecida a la de la muerte en el Tarot, del Tarot Rider-Waite, que es el más conocido, porque hay muchos tarots. Como sea, todos coinciden en la manera de interpretar las cartas: unas muestran escenas de la vida común. Hay barajas importantes como las de Arcanos Menores y Arcanos Mayores, luego grupos de cartas de bastos, copas, espadas, pentáculos.

Paso ahora a otro tema. Hoy, organizó el senador de morena por el estado de Oaxaca, Adolfo Gómez Hernández, como un regalo a Tlaloc, dios de la lluvia, el sacrificio de una gallina viva en honor a la deidad prehispánica y a la tierra. Entre sahumerios se degolló al animalito. La presidencia del senado se deslindó del acto. Estos hechos, dijeron, fueron llevados a cabo bajo la estricta responsabilidad individual del senador oaxaqueño que justificó el hecho como “usos y costumbres de una comunidad indígena a la que él pertenece.

No cabe duda que el sincretismo y las viejas creencias anidan en nuestro país, pero me parece trop de manière exagérée (así en francés) que el presidente de la república defienda la camiseta o playera de Jenaro Villamil con su imagen de la Santa Muerte, porque es Santa (sic de una atea), mientras que el Senado de la República se lleve a cabo el sacrificio de un animal para, supongo yo, llamar a la lluvia y a la abundancia. En ese aspecto sé que muchos (si existen esos mucho lectores) me dirán que los animales que se comen también se sacrifican. Primero que nada ¿Por qué el sacrificio de una gallina en el senado? Y segundo, yo soy vegana y nada de eso me pone contenta, aunque a nadie le importe.

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