Opinión

A Ucrania con amor

Desde hace algunos años tuve la fortuna de ser invitado por la Academia Ucraniana de Ciencias a visitar algunos centros en este país, y simultáneamente a ofrecer algunas charlas tanto a académicos como a estudiantes de postgrado y de licenciatura.

Posteriormente, se fueron desarrollando relaciones educativas, y reflexiones sobre la innovación, ciencia y tecnología en diversos campos del conocimiento. Dentro de estas interacciones, y en las fechas diversas que ocurrieron los eventos, me tocó fungir como Vice-Presidente y Presidente de la Academia Mexicana de Ciencias. Y posteriormente como miembro de la H. Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México. Tiempo después se tuvo la oportunidad de que mi propuesta para crear un centro de la UNAM en Francia fuera aprobada; las relaciones personales con diversos organismos académicos y científicos franceses facilitaron los eventos y en ello la Academia de Ciencias de Francia y la Universidad La Sorbona jugaron un papel fundamental; así, creamos el Centro de Estudios Mexicanos de la UNAM en París en una zona privilegiada de la llamada ciudad luz, dentro de la Universidad citada. En forma de paréntesis es pertinente señalar que este Centro sirvió de base para que la UNAM creara otros grupos equivalentes en forma posterior en Inglaterra, Alemania, España y en Arizona, EUA. Al ocupar la posición de Director de este Centro en París, la cercanía geográfica y los eventos previos permitieron una mayor interacción con personal educativo, académico y funcionarios de Ucrania.

Es igualmente pertinente señalar que en ningún caso se actuó como representante oficial de los organismos señalados, excepto en unas dos ocasiones; sin embargo, el interés científico y los esfuerzos personales adicionales permitieron una estrecha colaboración con diversas entidades ucranianas. Adicionalmente, a las estancias y visitas a la capital Kiev, se tuvo y se ha tenido la oportunidad de viajar a otras ciudades y poblaciones de ese país como Odessa, Kharkiv, y Poltava, entre otros.

Actualmente, me he convertido en profesor visitante de la National University of Food Technologies que está en una agradable zona de Kiev. Con dos distinguidos investigadores de esta Universidad y el Rector de la misma, en estrecha colaboración con el suscrito, estamos editando un libro científico en el que participa solamente personal ucraniano de universidades, centros de investigación y de empresas en el campo de la biotecnología alimentaria. En aproximadamente tres meses esta publicación saldrá al mercado por la casa editorial CRC Press de los EUA en idioma inglés; y en forma prácticamente simultánea se pretende publicarla igualmente en ucraniano por la universidad citada; entidad a quien le estoy cediendo gustosamente los derechos para el efecto. Por cierto, el idioma ucraniano tiene una enorme similitud con el ruso; quizá mucho más que el portugués de Brasil la tiene con el español de América Latina.

De la misma manera, con otros colegas de la National University of Food Technologies tenemos en desarrollo otro libro científico sobre biotecnología microbiológica que será publicado también por CRC Press en los EUA en el primer semestre del año próximo.

En ambos casos contamos con la participación de académicos ucranianos, como se señaló antes, y en el segundo caso, además con ruso-ucranianos originarios de Lugansk y Donetsk de la región de Donbass; provincias que ahora se les denomina separatistas y están en el debate actual sobre su anexión a Rusia. Por cierto, todas las acciones de estas zonas ocurren en el idioma de Pushkin. Sin ánimos de entrar en los conflictos políticos de los últimos tiempos, la ciencia me ha conducido a conocer parcialmente y admirar a plenitud a ambos pueblos de Ucrania y de Rusia; a conocer algunas de sus características de vida con fuertes aspectos comunes; un folclor admirable en ambos casos; y una enorme cantidad de componentes igualmente admirables de su historia y de su cultura; y el enorme deseo personal que sus diferencias actuales se arreglen con concesiones mutuas para lograr la hermandad que había privado desde siempre entre sus pueblos. También esta es una buena oportunidad para insistir que no siempre todas las acciones del norte del Río Bravo son aceptables y mucho menos ejemplares; la pérdida de nuestros territorios se expresa por sí misma.

Octavio Paredes López, Premio de la Academia de Ciencias del Mundo en Desarrollo (TWAS), Italia. Premio Nacional de Ciencias. Investigador Emérito del Cinvestav-IPN y del SNI-Conacyt. Marzo 2022, octavio.paredes@cinvestav.mx

A Ucrania con amor

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Andrea Murcia