Cultura

El Museo Leopold descubre la faceta de fotógrafo del filósofo Wittgenstein

Presenta imágenes tomadas por el filósofo o encargadas por su familia a otros fotógrafos

exposición

Una de las salas de la muestra.

Una de las salas de la muestra.

A Ludwig Wittgenstein (1889-1951) se le conoce por sus trabajos de filosofía, matemáticas y lenguaje. Pero más allá de esas facetas, el pensador austríaco fue un gran aficionado a la fotografía, como descubre una exposición inaugurada hoy en el Museo Leopold de Viena.

"Ludwig Wittgenstein: La fotografía como práctica analítica", es el nombre de la muestra que, hasta el próximo 6 de marzo, presenta no solo las imágenes y reflexiones tomadas por el propio filósofo o encargadas por su familia a otros fotógrafos, sino que las confronta con artistas de la segunda mitad del siglo XX, como Andy Warhol.

"En lugar de centrarnos en la obra filosófica del pensador, la exposición analiza la fotografía a través de los ojos de Wittgenstein", detalló el director del Museo Leopold, Hans-Peter Wipplinger, en la presentación hoy de la exposición.

NUEVA NARRATIVA

"Él no se concebía a sí mismo como un artista, tampoco como fotógrafo, pero creó una nueva narrativa que, junto al arte contemporáneo, nos permite hablar de similitudes y otros tópicos abordados en su pensamiento", explica a Efe Verena Gamper, una de las comisarias de la muestra.

A través de más de 200 objetos, entre fotos, postales y escritos, el Museo Leopold muestra a Wittgenstein como autor y coleccionista, al tiempo que usa las fotografías para destacar aspectos de su vida y conectarlas con su obra como filósofo.

Entre las piezas que se exhiben está una colección, presentada en formato digital, de 102 paisajes, retratos y fotos familiares de la familia Wittgenstein, en las que destaca la ausencia de imágenes de su padre.

FOTOS FAMILIARES

El pensador guardó estas imágenes sin un orden cronológico o explicación que permitiera conocer su contexto, lo que invita a concebir su fotografía como un ejercicio de contemplación y de libertad interpretativa, una idea compartida por los autores contemporáneos que acompañan la muestra.

"Resulta interesante ver las tomas de Wittgenstein, que hacía una fotografía de la persona y después del lugar en el que se encontraba, para ver cómo condensaba la realidad. No se limita al momento de la fotografía, sino que dinamiza y vitaliza las imágenes", subraya la comisaria.

Esta idea acompañó a Wittgenstein hasta sus últimos días, cuando tras conocer que padecía un cáncer de próstata incurable, decidió acudir a los autorretratos para dejar constancia de su situación.

"Es como si Wittgenstein quisiera conscientemente establecer por última vez su lugar en la genealogía familiar en términos de distinción", explica el también comisario Gregor Schmoll.

Esta distinción es especialmente notoria en relación a su padre, el magnate austríaco Karl Wittgenstein, quien financió el movimiento artístico de la Secesión de Viena y contribuyó al desarrollo del Modernismo en la ciudad.

Los retratos de Ludwig Wittgenstein buscaban contraponerse a los grandes retratos de su padre, fotografiado en una pose orgullosa e imperial, y escapar de la presión familiar.

"Sin embargo, no hay escapatoria de la carga de la herencia familiar de la que había tratado de alejarse toda su vida", sostiene Schmoll.

CÁNCER Y AUTORRETRATOS

Más allá de la presión familiar, la exposición también refleja momentos cotidianos del filósofo junto a sus hermanos y, en concreto, con Margarethe Wittgenstein, a quien la muestra recuerda con una instantánea de un retrato suyo pintado por Gustav Klimt en 1905.

Tras un recorrido por la vida familiar de Ludwig Wittgenstein, el Museo Leopold cierra la exposición con una fotografía del propio pensador en su lecho de muerte, una imagen que se compara con otras instantáneas famosas de moribundos, como Figura Paterna realizada por Margherita Spiluttini, y Sydney Faulkner II Hospital, tomada por Peter Hujar en 1981.