Nicole Chaput (CDMX 1995) presenta 7 piezas del 2020-21 que actualizan óleos sobre papel de polipropileno y sus notables Pinturas Blandas, Hinchadas o Corporizadas, obras sin bastidor y con una tela por detrás cosida con hilo metálico, algodón, etc., y la cual se rellena con espuma de poliéster, dotando así de tridimensionalidad y vida a sus torturadas mujeres.

Roselin Rodríguez vincula a Chaput con las Venus Impúdicas paleolíticas y las Venus Anatómicas del siglo XVIII, además de películas de Cronenberg, The Brood, 1979, o Daisies, 1966, de Věra Chytilová y las colecciones Jack the Ripper, 1992, y Voss, 2001, de Alexander McQueen (1969-2010). En una entrevista con Octavio Avendaño (El Heraldo 9Nov2021), Chaput alude al filme Barbarella, 1968, y respecto a su pintura, Venus Atómica, 2021, refiere al óleo Mi Nacimiento, 1932 de Frida Kahlo (1907-1954) y a El Nacimiento de Venus, 1482-85 de Boticelli. A mí me recuerda a Ivan Albright (1897-1983), Frances Turner (1965-2003) la Coyolxauhqui Mexica y a Lady Gaga y su Manifesto of Mother Monster de Born This Way, 2011.

Estos guiños a múltiples épocas y culturas desmantelan en Chaput la representación masculina de lo femenino en dos procesos: Uno evocador de Orlando, 1928, novela de Virginia Woolf (1882-1941) donde la protagonista viaja a través de 5 siglos para reflexionar sobre creatividad, sexualidad e individualidad femenina. El otro recuerda al Turbocubismo de cuerpos deformados como cinta de Moebius de Jorge Castellanos (1982-2016) y a Frankenstein, 1818, de Mary Shelley (1797-1851), ya que las mujeres con partes corporales cosidas a mano por Nicole mezclan sufrimiento y ternura con humor autoparódico.

Nicole Chaput es una de las artistas relevantes recientemente surgidas en México, ya que la crisis del COVID-19 está marcando el regreso de la franqueza y riesgo al arte mexicano, aburrido ecosistema dominado por la corrección política y una estética conservadora, decorativa y ramplona.

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