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Berrinches de ambición en la NFL

Y los berrinches continúan, y lo peor de todo es que se desatan en plena antesala de la temporada regular, a menos de un mes de arrancar y las esperadas soluciones no se ven ni cerca. Y si, nos referimos esta vez a la telenovela que han convertido en un drama los receptores abiertos en la NFL.

Es cierto que cada posición tiene su momento de protagonismo, y sin duda la más conflictiva, la de quarterback, ha llegado a su fin con la loca ola de firmas estratosféricas que ya comentamos en la columna la semana anterior.

No obstante, había otra que se veía venir desde que arrancó la temporada baja y como dijimos líneas arriba fue entre los receptores abiertos. Algunos lograron acordar jugosos contratos como Justin Jefferson de Minnesota, por 35 mdd anuales, un acuerdo que en gran medida se pudo materializar dado que los Vikingos ya no tuvieron que pagar el contrato de Kirk Cousins una vez que el mariscal de campo decidió salir de la organización. Eso, sin duda, abrió la puerta y la posibilidad para que la directiva púrpura abriera la cartera para satisfacer a Jefferson, ciertamente uno los mejores en la posición.

¿QUIÉN PUSO EL DESORDEN?

Sin embargo, el problema no empezó por ahí, quizá el detonante fue la cantidad que Detroit decidió darle a Amon-Ra St. Brown, su mejor receptor, que, aunque es muy espectacular, quizá no está por encima de otros. Aun así, como ha sucedido en la carrera de egos a la hora de firmar mariscales de campo, el contrato de St. Brown ha establecido un parámetro para los nuevos acuerdos y fue justamente lo que en estos momentos tiene en jaque a dos equipos: San Francisco y Dallas, con dos de sus mejores receptores.

Al momento, ha iniciado la tercera semana de campamentos de entrenamiento y ni Brandon Aiyuk ni Cee Dee Lamb se han presentado con sus respectivos equipos.

Aiyuk tal vez es quien ha hecho más grande el show al pasar de una disputa contractual que no logra ver acuerdos, a una guerra de declaraciones en donde incluso ya ha solicitado su cambio, y en el peor de los casos, ha comentado en días recientes que ahora ya prefiere que lo traspasen a otro equipo antes que seguir con los 49ers.

Es verdad que Aiyuk tiene razón en exigir una extensión de contrato más acorde con su desempeño, no en vano fue el receptor más productivo del equipo en 2023, no obstante, hasta donde se sabe, su equipo de representantes no ha aceptado las ofertas que se le han hecho, que no ha de ser poca cosa; sin embargo, la realidad es que Ayuk seguramente quiere algo parecido a lo que gana St. Brown de los Leones, y es ahí en donde inicia y acaba el problema. Sencillamente es algo que no pasará.

Y no sucederá porque su compañero de posición en los 49ers, Deebo Samuel, tiene un sueldo de 23.9 mdd, una cantidad que esta muy debajo de los 30 mdd que gana el receptor de Detroit y que se volvió el nuevo parámetro para todos aquellos que ahora buscan un nuevo acuerdo en la posición.

La directiva de San Francisco jamás le pagará a Aiyuk mucho más que a Samuel, porque ambos podría decirse que están al mismo nivel, y si nos ponemos finos, quizá Samuel es una pieza más clave en el sistema de ofensivo de Kyle Shanahan, que el mismo Aiyuk.

Las conversaciones se han estirado a tal punto porque los 49ers no piensan ceder más, y sólo esperan que Aiyuk y su equipo terminen por convencerse de que el receptor está actualmente en el lugar más indicado para ganar un campeonato.

Aiyuk ha dicho abiertamente que le gustaría marcharse a Washington, donde ahora juega su viejo amigo y compañero, el quarterback Jayden Daniels, no obstante, aunque lograra conseguir su anhelado mega contrato, sabe que no esta ni cerca de la calidad de plantel con el que ahora se cuenta en San Francisco.

PIERDE MÁS EL JUGADOR QUE EL EQUIPO

La realidad es que la situación no parece alarmar a los 49ers como se cree, no por nada se protegieron y planearon a futuro ante lo que ya vislumbraban al llevarse como primera selección colegial a Ricky Pearsall, el dinámico y veloz receptor de Florida, que ha encajado notablemente en el sistema de Kyle Shanahan.

Es verdad que Pearsall no será tan productivo como Aiyuk en su primer año, pero podría ser incluso mejor en su segunda temporada dadas sus cualidades atléticas y el dominio que tiene para correr casi cualquier ruta que se le pida.

A todas luces es Aiyuk quien sale perdiendo en esta disputa, y no sabemos si en algún momento alguien se lo hará saber o seguirá empecinado en su berrinche. Lo cierto es que ha perdido tres semanas valiosas de prácticas, y eso, en una Liga donde el nivel raya en lo perfecto, puede ser demasiado.

LA NOVELA TAMBIÉN ESTA EN DALLAS

En cuanto a Cee Dee Lamb con los Vaqueros, su historia es prácticamente la misma de Aiyuk: más dinero sin importar que él puede ser una pieza fundamental para las aspiraciones de su equipo.

Al igual que su homólogo en San Francisco, también se ha ausentado las tres semanas que lleva el campamento de entrenamiento y tampoco se vislumbra una solución en breve. No obstante, no podemos para por alto que esta clase de desplante de los jugadores que buscan presionar al límite ausentándose de los entrenamientos en vísperas de la temporada, comenzó con jugadores como LeVeon Bell, aquel gran corredor de Pittsburgh, que de nada le sirvió. Los Acereros lo dejaron colgado en su berrinche, Bell consiguió lo que quería con los Jets, pero nunca fue el mismo. Esa inactividad lo fulminó, algo que le sucede a todo aquel que cree que es la mejor manera de alcanzar su acuerdo.

En su momento también lo hizo Ezequiel Elliott, el corredor de los Vaqueros. Después de mucho estira y afloja, el dueño Jerry Jones terminó por darle lo que pedía, pero Elliott jamás recuperó su nivel.

El año anterior lo atestiguamos nuevamente con Nick Bossa, el ala defensivo estrella de San Francisco y nombrado Jugador Defensivo del Año. Buscaba un contrato que lo convirtiera en el defensivo mejor pagado de la historia. Lo consiguió después de ausentarse y presionar toda la temporada baja. Apareció hasta el arranque de la temporada, pero siendo sinceros no alcanzó el nivel de un año atrás. Esas ausencias no sólo perjudican al jugador sino al equipo mismo.

Por esa razón, me quedo con la reflexión de Pat Mahomes, el quarterback de Kansas City, cuando le preguntaron si se consideraba subvaluado por no ser el mejor pagado en su posición. Mahomes sólo respondió que “no, pues me interesa más ganar títulos, Super Bowls y tener un equipo completo que sea contendiente en vez de ganar más dinero”.