Los vecinos de un pequeño pueblo rural descubren que un demonio está a punto de nacer entre ellos, por lo que intentarán detener la maliciosa infección y escapar de ello. Sin embargo, la maldad no es fácil de eludir. Esa es la premisa de Cuando acecha la maldad, el regreso de Demián Rugna después del éxito de Aterrados (2017) y en Crónica Escenario charlamos con él acerca de la que para muchos es la mejor cinta de terror del 2023.
“Venía del proceso de hacer mi anterior filme, tanto la película original como el desarrollo del remake. Fueron varios años de mi vida con el mismo proyecto donde todo sucede en ambientes encerrados, en un par de casas, en un lugar conurbano. Ahora quería contar algo al aire libre, con luz de día y muchas locaciones. Entonces tenía esta especie de road movie donde ellos atraviesan el campo, alejándome de la ciudad”, explicó Rugna acerca del origen de esta historia.
Esa decisión tuvo sus consecuencias en la hora del rodaje del filme “No fue fácil tampoco irnos al campo a filmar pues cuando haces un proyecto con niños acá en la Argentina es muy complicado porque no te dejan que te los lleven más de 50 kilómetros o más de una hora de viaje. Hay muchas regulaciones y eso hacía que fuera más complicado filmar lejos de la ciudad. Finalmente le encontramos la vuelta y terminamos haciendo esta película”, añadió el argentino.
La sinopsis del filme dice lo siguiente: En un pueblo remoto, dos hermanos descubren a un hombre infectado por fuerzas malignas que está a punto de dar a luz a un demonio. Desesperados por evitar la entrada del Mal a su pacífico mundo, los hermanos descubrirán la terrible verdad: es demasiado tarde.
Para Rugan, siempre es importante buscar contar una historia fresca acerca de un tema ya conocido o completamente nuevo: “Siempre intento crear un universo propio, pero sin irme al diablo, pensando siempre en el espectador. Soy un director que quiere que la audiencia vea las películas. Pero también las películas comerciales me molestan mucho. Lo que primero me propuse con esta idea de poseídos fue romper varias convenciones de las cintas de exorcismos. Y la primera que me planteé es ¿por qué transcurren en casas antiguas, de dos pisos? Pues porque generalmente son películas norteamericanas”, declaró.
“Entonces los edificios, las casas, el edilicio allá son grandes, lindas, y por lo general son familias de clase media alta en las que llega el cura y los exorciza. Acá el demonio tiene que poseer a una persona muy pobre, que vive en el medio de la nada, y que a nadie le importa. Y ahí es donde dije: ‘el embichado este tiene que ser un tipo que no tiene recursos, a quien el Estado lo tiene olvidado”, complementó Demián acerca del enfoque por el que se inclina el filme.
Aunque estamos acostumbrados al factor religioso en toda cinta de posesiones, el nacido en Haedo, Argentina, decidió dejar de lado esa convención en una decisión arriesgada pero exitosa. “Quería contar esta aventura sin la presencia de la religión católica. Así que, lo primero que hice fue anular las religiones, no tienen fuerza ni forma de lograr sus objetivos en esta película. Ahí inventé esta especie de monjes que, de cierta forma, con la ciencia son los que intentan lograr el exorcismo y romper con lo establecido”, afirmó.
El trabajo actoral es muy importante para transmitir el horror del relato. Para Rugna, se hizo sencillo por el gran histrionismo de Ezequiel Rodríguez, que da vida a Pedro en el filme. “Es un gran actor y comprendió rápidamente lo que yo estaba buscando. Incluso aportó lo suyo y juntos creamos este gran personaje. Me parece que es un poco eso, el tener un protagonista con el que podamos sentirnos identificados, que nos metamos en sus zapatos y que él sea el que nos lleva a nosotros a este viaje oscuro y perturbador sin que te des cuenta siquiera que está actuando. Le sale tan natural lo que le sucede y cómo reacciona, que a veces sentís que no es una película”, reflexionó el realizador.
“La idea era mostrar a todos los protagonistas más humanos como personajes, escapando de las convenciones típicas del género donde se necesita un héroe. Acá es alguien de carne y hueso que comete errores y que nos interpela a nosotros como seres humanos porque nos podemos identificar con él, con las situaciones que vive y con la histeria que él intenta manejar con su familia”, agregó el también guionista del filme.
Existe otra característica fundamental de Cuando acecha la maldad y eso es la búsqueda de la verosimilitud en las situaciones y en los diálogos de los personajes: “En todo momento intento no ser muy expositivo con lo que enfrentan y lo que pasó en su pasado, así como en explicar qué está pasando con esta mitología que está sucediendo. Es importante para mí hacerlo de forma natural y en los diálogos dar información pero no ponértela en primer plano todo el tiempo porque ahí es cuando el espectador se despega. No hay que subestimar jamás al espectador pues también es parte de esta película”, aseveró.
“Hay que entender que es una película que tiene momentos muy perturbadores choqueantes y brutales pero que siempre va a prevalecer, al menos en mis relatos y sobre todo en éste, una buena historia en donde el hecho de que vos no sepas qué es lo que va a pasar dentro de cinco minutos hace que todas esas circunstancias te sorprendan porque no las prevés, no sabes qué van a pasar”, siguió.
“Creo que lo primordial para mí es entender que es una película bestial a nivel imágenes pero que vos no puedas anticipar qué es lo que está por pasar y cómo pues eso significa que el guión funciona. En definitiva el terror se trata de sorprenderte y si yo no te sorprendo, no va a funcionar por más sangre o monstruos que te muestren”, expresó tajante Rugna.
No cabe duda de que el cine de género es algo de lo más visto y solicitado por el público, pero el artista argentino cree que hay un factor diferenciador entre los productos más comerciales y el cine casi de guerrilla que se hace en Latinoamérica. “Uno puede observar muchas cosas de género, por un lado las películas comerciales que reciclan todo el tiempo los mismos personajes, las mismas características y que están apuntadas para la audiencia que no vio eso antes. Hay muchísimas generaciones que no han visto una película de Freddy, Viernes 13 o de vampiros. Estas películas, que son como mucho más sencillas, medio tontas y muy parecidas”, mencionó.
“Están otras como la de Caye Casas, las de Issa López o las mía, que asumen que son de terror, lo agarran y quieren mostrar algo diferente. Creo que es lo que termina en definitiva gustando porque vos fíjate que no son películas comerciales pero aún así muchas de ellas, como la mía, han tenido un éxito en todo el mundo más allá de que no cumple con ningún canon comercial y eso porque hay mucha audiencia que busca algo diferente, que no les dan otro tipo de películas. Por suerte, en Latinoamérica seguimos haciendo y conquistando nuestro propio público, que es lo más difícil para nosotros los directores que hacemos cine fantástico conquistar nuestro público”, apuntó.
“Es una rareza que una película hablada en español con estas características llegue a las salas comerciales pero ya está demostrado, al menos con este proyecto, que podemos estar compitiendo de igual a igual con una película de Hollywood porque Cuando acecha la maldad ganó el premio de Sitges a la Mejor Película de cine fantástico. Ya hay pruebas cabales de que puede pasar y hay que continuar conquistando a la gente para que vea nuestro propio cine de terror y poder hacer más y mejor contenido de este tipo”, acotó el argentino.
Finalmente, Demíán se sinceró acerca de la larga batalla que ha tenido el cine de terror en mercados latinos y que poco a poco está rompiendo esas barreras. “A muchos realizadores de mi generación nos ha costado conquistar algunas pequeñas batallas. Cuando arranqué yo, en el principio del año 2000, hacía más de dos décadas que no estrenaban una película de terror en salas nacionales comerciales. No existía público que viera mis películas, solo existía internet y cuando uno tenía que compartir una película tenía que mandar un DVD grabado a otra parte del mundo para que tal vez apareciera en un fanzine”, recordó.
“Hemos avanzado no solamente con los medios de comunicación y la tecnología. Afortunadamente, hoy podemos lograr distribución pero son muchas décadas de esfuerzo, de películas y cineastas que han quedado en el camino por este intento de hacerlo y que no se han quedado. Realmente no fue para nada fácil pero ahora, enhorabuena, pues estamos empezando a encontrar una luz en nuestras producciones locales”, concluyó.
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