Aitor Arregi y Jon Garaño muestran la increíble historia del falso prisionero nazi
COBERTURA. Los españoles presentaron el filme Marco, en torno a Enric Marco, el hombre que se hizo pasar durante 27 años por exprisionero de los nazis
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Engañó a todos, incluido al Gobierno de la época de José Luis Rodríguez Zapatero. La historia de Enric Marco, el hombre que se hizo pasar durante 27 años por exprisionero de los nazis, ha embaucado al público del Festival de Venecia de la mano de Aitor Arregi y Jon Garaño.
Protagonizada por Eduard Fernández, Marco compite en la sección Horizontes, la segunda más importante de la Mostra veneciana. Su estreno en España tendrá lugar durante el Festival de San Sebastián y llegará a los cines el 8 de noviembre.
Los creadores de Handía, La trinchera infinita o la más reciente serie sobre el modisto español Balenciaga llevaban 18 años detrás de esta historia, inicialmente con la idea de rodar un documental, pero Marco, tan carismático como mentiroso, también fue escurridizo para ellos.
Aunque se reunieron varias veces con él, al regresar de un viaje a Alemania les confesó que ya había rodado con otro grupo de cineastas y que había firmado un contrato con ellos, lo que dejó su proyecto en el olvido, hasta que en el año 2010 se cruzaron con él en el Festival de San Sebastián.
“Estaba con una butifarra en la mano esperándonos a la salida del teatro, para nosotros fue un shock muy grande porque obviamente no nos lo esperábamos”, dijo a EFE Garaño. Grabaron con él una entrevista de 15 horas, pero tampoco en esa ocasión prosperó, fue por entonces cuando Javier Cercas publicó la novela El impostor.
Cuando ya casi se habían olvidado del tema se les ocurrió la idea de la ficción. “Marco es un personaje de ficción en sí, si Enric Marco se creó otro Marco y su propia historia, ¿por qué no íbamos a hacer nosotros lo mismo?”.
La película cuenta cómo logró llegar a la presidencia de la Asociación Española de Víctimas del Holocausto engañando a su mujer (Nathalie Poza) y su hija, a la opinión pública y hasta al presidente del Gobierno, a quien logró convencer para asistir a un acto conmemorativo en Mauthausen en mayo de 2005, por mediación de su secretario de Estado Bernardino León.
Unos meses antes, el 27 de enero, había subido a la tribuna del Congreso de los Diputados para hablar en nombre de los 10 mil republicanos españoles deportados por el Tercer Reich haciéndose pasar por el preso número 6 mil 448 del campo de Flossenbürg.
Su huida hacia adelante terminó ese mismo año, cuando fue descubierto por el historiador Benito Bermejo.
Como fabuladores profesionales, Arregi y Garaño no ocultan que les sedujo la capacidad de Marco para inventar y convencer. “Para nosotros esto va de cómo puedes falsear tu propia historia, que es algo muy habitual, no a ese nivel pero sí un poquito (...), cuando cuentas una anécdota por ejemplo, a veces exageras para hacerlo más atractivo”.
Condenan que se apoderara de la historia de otra persona, un deportado real y que mintiera sobre una de las grandes tragedias de la humanidad pero también reconocen el papel que tuvo Marco a la hora de dar a conocer la realidad de los deportados españoles, una realidad diferente a la de otros países de Europa a los que los afectados pudieron regresar, mientras que en España “Franco no los quiso”.
Eduard Fernández acomete uno de los papeles más complejos de su carrera, junto con el del espía Paesa que interpretó en El hombre de las mil caras de Alberto Rodríguez, con el que guarda algunos paralelismos.
“Para nosotros es uno de los mejores, uno de los grandes”, dice Arregi. “Él es muy intuitivo, muy inteligente, controla todo lo que es un rodaje y sabe ver lo que necesitamos aquí y allá, pero a la vez en la composición del personaje estuvo muy pendiente de que no lo lleváramos a la caricatura”.