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‘Beekeeper: Sentencia de muerte’: Una película de acción poco memorable de Jason Statham

CORTE Y QUEDA. Este fin de semana llegó este filme dirigido por David Ayer, quien renuncia a explorar nuevos enfoques narrativos y se conforma con repetir la clásica fórmula

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Fotograma del filme.

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Especial

Las colmenas y las abejas a menudo se utilizan como metáforas de la sociedad humana. Las películas pueden retratar a las abejas trabajadoras como un reflejo de la colaboración y el trabajo en equipo en la sociedad. Por otro lado, las colmenas pueden simbolizar la estructura social, la organización y la interdependencia.

Beekeeper: sentencia de muerte se aventura en el género de acción con el motivo de la venganza, protagonizada por Jason Statham en un papel que parece ser una extensión de sus características interpretativas previas. Dirigida por David Ayer, conocido por sus trabajos como Escuadrón suicida (2016), la trama se sumerge en la intriga alrededor de Adam Clay, un personaje interpretado por Statham, quien revela su pasado como antiguo agente de una misteriosa organización clandestina.

El filme se inicia con la campaña de venganza de Adam Clay, y rápidamente se desarrolla al revelar su conexión con los 'Beekeeper', llevando la trama a dimensiones nacionales. El filme juega con la metáfora de las abejas, utilizando la figura como una entidad secreta que opera de manera organizada y coordinada, similar a la estructura de una colmena. Este elemento simbólico se convierte en un hilo conductor a lo largo de la película, añadiendo capas de significado a la narrativa de acción.

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Fotograma del filme.

Jason Statham, fiel a su estilo, se representa a sí mismo y no abandona su característica faceta de héroe vengativo en búsqueda de justicia. Su interpretación se mantiene dentro de los límites de su conocido repertorio, ofreciendo una actuación que se destaca por su energía, ingenio y, sobre todo, por la violencia extrema que caracteriza sus escenas de golpes y explosiones. Sin embargo, el filme parece desperdiciar la oportunidad de explorar nuevos matices en el personaje, limitándose a presentarlo como el arquetipo de hombre duro que busca redención a través de la violencia.

Josh Hutcherson, conocido por roles más ligeros, da un giro sorprendente en su interpretación al alejarse de su imagen de “niño bueno”. Después del éxito en Five Nights at Freddy's, Hutcherson asume el papel de un joven multimillonario cuya empresa engaña a jubilados para despojarlos de sus ahorros. Este cambio de registro agrega diversidad al elenco y muestra su versatilidad como actor.

Jeremy Irons, un actor con una vasta trayectoria y habilidades probadas, desempeña el papel de un experto en seguridad. Sin embargo, su personaje se limita a ofrecer fragmentos de exposición, desaprovechando el potencial de un actor de su calibre, todo en sí la hace parecer desequilibrada en cuanto a la distribución de roles y el desarrollo de personajes, concentrándose en exceso en la figura de Adam Clay en detrimento de otros talentos presentes en el reparto.

El director David Ayer, quien ya tiene experiencia en este género, opta por una trama sencilla y directa, centrada en la venganza de Clay. Sin embargo, se ve lastrada por la falta de profundidad en la historia, ya que se inclina más hacia escenas de acción sin una explicación coherente o una trama que justifique la violencia desplegada en pantalla. La oportunidad de explorar una trama más rica y diferenciada se pierde en favor de un enfoque genérico que no destaca entre las películas que abordan también esta temática.

Beekeeper: sentencia de muerte, podría haber sido algo diferente al ofrecer un personaje principal con una marca sólida y una satisfacción laboral impresionante además de explotar más la referencia a las abejas o las colmenas. Podría haberse convertido en un ícono dentro del género de acción, pero lamentablemente opta por seguir una fórmula predecible y genérica. Incluso la inclusión de elementos cómicos, un terreno poco explorado la filmografía de Statham, se pasa por alto, lo que deja una sensación de subutilización de los talentos del elenco.

Ofrece una experiencia cinematográfica llena de acción, sin embargo, la falta de profundidad en la trama, la distribución desigual de los personajes y la renuncia a explorar nuevos enfoques narrativos queda como una adición genérica a un género ya saturado. La metáfora de las abejas, aunque presente, no logra elevar significativamente la película más allá de las convenciones de golpes y frases poco memorables mientras derrota a sus enemigos.