Escenario

‘Buscando a alguien muy especial’: Conmovedor retrato de la relación padre-hijo

CORTE Y QUEDA. Resulta ser un filme sencillo en su argumento, estructura y desarrollo; intenso y tierno en sus interpretaciones; el cual irradia una bella melancolía

cine

Fotograma de ‘Buscando a alguien muy especial’.

Fotograma de ‘Buscando a alguien muy especial’.

ESPECIAL

John (James Norton) vive en Irlanda del Norte, tiene 35 años, y se gana la vida como limpiaventanas. Es padre de Michael (Daniel Lamont), un pequeño de cuatro años, del cual se encarga él solo, ya que su pareja lo dejó tiempo atrás.

Ello está por cambiar, ya que John se encuentra muy enfermo de cáncer, y no le queda mucho tiempo de vida. Con esto en mente, se acerca a los servicios sociales para que le ayuden a encontrar un hogar donde puedan acoger a su hijo. Pero insiste en entrevistar a los posibles candidatos primero, y poder elegir de entre ellos al más adecuado. Y así comienza una nada fácil búsqueda de un lugar y nuevos padres adoptivos idóneos para su vástago.

De este proceso es de lo que da cuenta Buscando a alguien muy especial (Nowhere special), tercer largometraje del productor, guionista y cineasta italiano Uberto Pasolini quien, inspirándose en hechos reales, elabora esta narración para intentar responder a preguntas difíciles: si supiéramos con certeza que tenemos poco tiempo de vida ¿Qué hacer con aquellos seres quienes dependen de nosotros? ¿Cómo podemos elegir correctamente a alguien para hacerse cargo de lo que más queremos o lo que más importa en nuestra vida?

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Con estas y otras interrogantes similares deberá lidiar el protagonista quien, mientras su enfermedad avanza y el tiempo para encontrarle un nuevo hogar a su pequeño se desliza entre sus dedos como la arena; se ve también obligado a lidiar con varias cosas a la vez: con la idea de morir en sí misma y el miedo e incertidumbre derivados de tal situación; con la forma en cómo debe explicarle al niño que él muy pronto no estará más a su lado; y especialmente, debe decidir cómo quiere que el menor le recuerde, e incluso si quiere que le recuerde o no de alguna forma, y lo que desea que sepa de él cuando crezca.

Para colmo, al desempeñar (cada vez con mayor dificultad) su trabajo, ocasionalmente contempla, a través de las ventanas que limpia, la vida de las demás personas, y en ocasiones le entristece, no solo porque dichas personas permanecen ajenas al dolor (físico y emocional) que le atormenta, sino porque al atisbar en sus existencias cotidianas, atestigua momentos los cuales o bien pronto no podrá volver a gozar con su retoño, u otros que jamás tendrá oportunidad de experimentarlos a su lado.

Aunque los temas que toca son difíciles e incluso dramáticos, Pasolini trata de evitar caer en la lágrima fácil o en regodearse en las precariedades de su protagonista y así chantajear al espectador. En lugar de ello, de algún modo convierte a este último en silencioso acompañante de John, al tiempo que el hombre intenta resolver las cosas y así procurar el mejor futuro posible a su hijo. 

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Y al poner especial énfasis en la relación íntima entre sus dos personajes, también lo hace experimentar la gama de sensaciones y sentimientos ante cada paso y retroceso en dicho proceso. Mientras es evidente que la relación entre ambos personajes se vuelve aún más estrecha, deparándole al atribulado limpiaventanas una o dos conmovedoras sorpresas, que le hacen maravillarse y querer aún más a su vástago, llenando así de luz y esperanza sus momentos más aciagos. Mención aparte merece la ecuanimidad y fortaleza del estelar (estupendamente encarnado por Norton) para sobreponerse a sus propio dolor y miedos, y planear meticulosamente su despedida. Todo por el amor que le profesa a Michael.

Así, Buscando a alguien muy especial resulta ser un filme sencillo en su argumento, estructura y desarrollo; intenso y tierno en sus interpretaciones; el cual irradia una bella melancolía en su descripción de una relación padre-hijo enfrentada a su inminente ocaso, y esgrime además algunos temas que pueden continuar comentándose por días después de haber visto la película.

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